Aprovecho y copio mi mensaje del hilo principal: salgo de la cueva para pasaros una transcripción libre que he hecho de algunos trozos de un capítulo del libro Deadliest Enemy, Our War Against Killer Germs (2017) de Michael Osterholm.
Capítulo 13. SARS y MERS: presagios de lo que está por venir
“Y el amanecer surge como un trueno desde China, cruzando la bahía”
- Rudyard Kipling, “Mandalay”
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Para el verano de 2003, SARS fue extinguido mundialmente.
Pero el Dr Peter Daszak (presidente de EcoHealth Alliance), subrayó rencientemente (principios de 2017): “el SARS está vivo y coleando en China, esperando para el próximo brote”.
Dos estudios recientes confirman la anterior frase. Se ha encontrado un coronavirus prácticamente idéntico al SARS en murciélagos estudiados en China y Taiwan. En cualquier momento este virus podría ser transmitido a otra especie animal que tuviese un contacto humano sustancial. Lo que pasó en la provincia de Guangdong en 2002 y 2003 podría pasar otra vez si uno de estos bat-virus infecta a humanos, muy probablemente a través de otro animal infectado.
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Quizás el mayor misterio médico del brote de SARS fue cómo ciertas personas (como el Dr Liu y Mr Chen) contagiaron la enfermedad a tantísima gente con la que interactuaron, incluso casualmente, mientras otros que se infectaron, enfermaron pero fueron muy poco infecciosos para otras personas. Por razones que no conocemos completamente, ciertos individuos con coronavirus se convierten en “super-contagiadores”.
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Los super-contagiadores rompen las reglas del ratio de reproducción del virus (r0). Ellos contagian a muchos más contactos que otras personas con la misma enfermedad. Lo que sí sabemos es que los super-contagiadores pueden convertir las infecciones por coronavirus en algo realmente alarmante. Estos super-contagiadores no son obvios; no tienen por qué estar muy enfermos, ser inmunodeprimidos, mayores o embarazadas (todas las condiciones que asociamos con personas más infecciosas para otras enfermedades).
[… saltando al MERS, un coronavirus transmitido de murciélagos a camellos en Oriente Medio…]
En una conferencia sobre la amenaza de enfermedades emergentes en the Institute of Medicine in Washington, DC, en Marzo de 2015, predije lo siguiente: MERS aparecerá fuera de oriente medio, tan pronto como un super-contagiador se meta en un avión y viaje a una gran ciudad. No tenía ni idea de dónde ni cuándo, pero sí que era inevitable.
Menos de dos meses después de la conferencia, un hombre de 68 años volvió a Corea del Sur después de visitar cuatro países de Oriente Medio. Durante los nueve días antes de que el MERS le fuese finalmente diagnosticado, había acudido a cuatro servicios sanitarios diferentes.
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Hay una gran razón por la que el virus brotó tan rápidamente en Korea: no había medidas adecuadas de control de infecciones, particularmente para un super-contagiador. Desgraciadamente, esta misma situación es demasiado común en cualquier centro sanitario moderno alrededor del mundo.
Los efectos económicos, sociales y políticos fueron dramáticos. El centro médico de Samsung cerró para nuevos pacientes durante cinco semanas. Casi 3000 escuelas cerraron. Eventos deportivos y conciertos fueron postpuestos, las tiendas sufrieron pérdidas. Más de 100,000 viajes a Corea fueron cancelados. El Banco de Corea bajó el tipo de interés al máximo histórico reconociendo públicamente que la economía podría entrar en barrena.
Las autoridades sanitarias enviaron todos los casos sospechosos a zonas de aislamiento hospitalario o de cuarentena en casa. Los controles de infección se revisaron y reforzaron. Las estanterías de los supermercados se vaciaron de desinfectantes y las estaciones de tren y metro fueron continuamente esterilizadas. Se recomendó llevar mascarillas. En total, más de 16,000 personas fueron puestas en cuarentena, incluyendo un pueblo entero. Cada caso tuvo un seguimiento oficial.
La cantidad de muertos ascendió a 36 de un total de 186 casos confirmados.
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A día de hoy no estamos mejor preparados que Corea en aquel entonces para un desastre como este. Si tuviéramos un super-contagiador de MERS en un hospital americano, es muy posible que obtuviésemos los mismos resultados (y aquí como forero me permito puntualizar) o peores. Y creo que los mensajes desde las autoridades sanitarias han sido tan confusos y erróneos como cuando tuvimos el brote de Ébola en 2014.
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En 2014, un estudio de la CDC determinó que más de 125,000 personas viajan directamente a los Estados Unidos desde Arabia Saudí y viceversa en un periodo de unos dos meses. Cualquiera de esos viajeros podría ser como el señor de 68 años que volvió a Corea procedente de Oriente Medio.
En el verano de 2016, el equipo responsable de investigar y controlar el brote de MERS en el centro médico de Samsung, publicó un diario detallado de todos los esfuerzos y lecciones que aprendieron. El último párrafo del artículo concluye con este mensaje que las autoridades sanitarias globales deberían tomar seriamente:
“De continuar la transmisión de MERS-CoV en Oriente Medio, basta con que un solo viajero viaje de vuelta a cualquier parte del mundo para que se desencadene un brote similar. La preparación de emergencia y la vigilancia son críticas para prevenir mayores brotes en el futuro. Nuestro informe tiene como objetivo dar la voz de alarma a nivel internacional para que hospitales, laboratorios, y agencias gubernamentales estén preparados no solo para infecciones de MERS-CoV, sino para cualquier otra enfermedad contagiosa emergente”
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La investigación y desarrollo para la vacuna de MERS es una prioridad para la Foundation for Vaccine Research, el instituto nacional de salud pública de Noruega, y el CEPI. ¿La vacuna se hará realidad? No lo sé, ya que no hay una perspectiva de ganancia económica al final de la investigación y desarrollo de la vacuna. Me temo que los planes al respecto de la OMS acumularán polvo en una estantería. Ya he pasado por una experiencia similar. En CIDRAP, creamos un detallado informe sobre la necesidad de una supervacuna para la gripe; informe que ha sido ignorado.
El brote de SARS le ha dejado al mundo un legado que continúa persiguiéndonos hoy. Unas cuantas compañías que investigan y producen vacunas, dieron un paso adelante durante los inicios del brote de SARS en 2003, todo esto a petición de la OMS. Invirtieron muchos millones de dólares para la vacuna de SARS (probablemente hablemos de cientos). La industria quería hacer lo correcto ayudando al mundo para responder a esta crisis de salud pública, y también capitalizar en una oportunidad de inversión.
Pero cuando el brote se extinguió hacia finales del verano de 2003, con ello, desapareció también el interés de las agencias gubernamentales y las organizaciones filantrópicas. A partir de la extinción del brote ya no había un interés real en adquirir la vacuna. Las farmacéuticas asumieron las pérdidas y esto sentó un precedente negativo en la memoria corporativa de la investigación y producción de nuevas vacunas.
Al escribir estas líneas, ante la extinción de una nueva epidemia de Ébola, el interés de los gobiernos para una vacuna se ha vuelto a diluir y las farmacéuticas ni se molestan ni se molestaron en trabajar para una vacuna. Por lo tanto, no deberíamos esperar que los grandes productores de vacunas pongan mucho dinero sobre la mesa para la siguiente epidemia o pandemia internacional.
Este es nuestro principal reto. Si no le plantamos cara y no le hacemos caso a las recomendaciones y estrategias de los informes mencionados, no tengo ninguna duda de que nos arrepentiremos de nuestra inacción.