johnwilliams escribió:a ver, por tus comentarios, deduzco que fue comida muy elaborada, sobre todo en la presentacion,que no es nada tradicional o casera, en raciones diminutas y que da la impresion que el tio se ha comido todo lo que no ha puesto en el plato y que dentro de poco tiene gravedad propia
de todas formas, cuenta, leches que no todos los dias tenemos la posibilidad de saber cómo es el antro de un cocinero estrella de los medios

Quería darle un poco de suspense.
Ahora en serio, tenía que salir de mini viaje esta mañana, y no quería irme sin hacer un pequeño comentario.
Racó de Can Fabes
Dirección Sant Joan 6 E - 08470 Sant Celoni
Teléfono 93 867 28 51
Fax 93 867 38 61
E-mail
canfabes@canfabes.com
Sitio
http://www.canfabes.com
Restaurante 100%
Nouvelle Cuisine, que no os engañen las bravatas de nuestro orondo amigo, raciones minúsculas en platos de diseño, servicio esmerado, con una gran elaboración y presentación, y un producto a la altura, ni más ni menos que lo que pueden ofrecer cualquiera de
The Big Three del norte. Con una pequeña diferencia, comí mejor y de forma más ¿
espectacular? en cualquiera de estos tres últimos.
Al día siguiente lo discutía con unos amigos del pueblo, a Can Fabes (o cualquier
triestrellado, no se va a comer, y tienes que ir concienciado que te van a hostiar, si no esperas ninguna de las dos cosas, directamente no vayas. A este tipo de restauración se va a estimular y experimentar, en otras palabras a alucinar, a probar combinaciones imposibles, presentadas de forma inexpicable (en este caso, este último punto no es tan evidente), si partes de ahí, tienes todos los ingredientes para disfrutar de una noche inolvidable, en cualquier otro caso,
ruina caracolera.
Saquemos el bisturí.
La propia arquitectura exterior del local, puede parecer que está llamando a la mezcla de modernidad y tradición, lo primero que llama la atención es ver un local de aspecto vanguardista (casi industrial, diría), anexionado a una casa de piedra, y aunque no queda mal, sí que parece que no han cuidado todas las paredes por igual, por cierto, un gran fallo que desde la calle se pueda ver el interior de la sala como si fuese una pecera (con luz atenuada y un poco desdibujado, pero perfectamente visible). Sobre el interior, ya no tengo ninguna pega, comodidad, diseño, espacio más que suficiente entre mesas.
Nada más entrar pedimos una copa de cava y un fino, para ir metiéndonos en faena, e ir engordando la cuenta, y como viene siendo tradición, el camarero acabó tirando las copas al suelo, no sin gran estruendo, por si había alguien en la sala que no se había enterado (en Martín Berasategui, decidieron que para beber el vino, podía hacerlo chupándomelo de la mano

), al pobre chaval, no lo volvimos a ver en toda la noche.
Nos decidimos (como no), por el menú degustación y regarlo inicialmente con un Belondrade y Lurton, y en función de como fuese la cena pasar al tinto en algún momento. Sacaron unos aperitivos cuenta de la casa (jejejeje), bastante normalillos, unos mini pinchitos (cuatro) de combinaciones estilo fresa silvestre y ¿bacalao ahumado?, nabo y anguila, aguacate y jamón serrano, y un cuarto que no recuerdo, para mojar en una mousse de foie. Desgraciadamente en que eran para la mousse, me acabo de dar cuenta mientras escribía estas lineas (

), así que el resultado posiblemente hubiese sido mejor.
Ya metidos en el menú principal, muy bien conseguido, aunque eché de menos algo más de carne o derivados, y no tres platos marisco, ya que cosistieron en:
Entrantes
-
Cangrejos de río con helado de melón y curry. Muy ricos, un plato de contrastes tanto en sbores como en temperaturas y tecturas.
-
Almejas con gelatina (de la abuela, supongo)
de ¿su coral? y vainas. cosistiendo en dos almejas crudas, con unas vainas de guisante (creo) laminadas y acompañadas de unos cuadraditros minúsculos de gelatina que sabían como si le pegases un lametón al suelo de la lonja de pescados, después de vaciarla. Intensísimo, un sabor a mar, puerto, un poco todo. Curioso, rozando lo desagradable, pero curioso.
-
Bogavante con salsa de almendras cocinadas con una especie de fondo de carne, realmente rico, las almendras estaban cocinadas al natural (sin tostar).
Pescado
Soberbio, me cuesta recordar que era (¿dorada?), pero estaba cocinado al horno, cubierto con (según me pareció), con el interior de un crustáceo (quizás coral de bogavante), de forma que le creaba una cubierta crujiente y sabrosísima.
Carne
Yo opté por pichón de sangre, que como su nombre indica, era pura sangre, pero muy rico, y mi mujer por cochinillo asado que tampoco estaba mal, pero que tampoco decía nada del otro mundo.
Postres.
Para ser sinceros, ni me acuerdo, recordamos que uno nos gustó y el otro no, pero quedaron eclipsados por el Jorge Ordoñez Selección nº2. Además por aquel entonces llevaba encima, un par de cervezas de antes de entrar, una copa de fino, una de blanco, un par de copas de tinto que pedimos para pasar las carnes, y la copita de moscatel.
Precio: 438 € de los dos, a razón de:
13 € del cava y el fino
135 € cada menú
8 € del servicio de pan (normalísimo), cada uno.
48 € del vino.
8 € por cada copa de tinto
12 € de cada copa de moscatel.
Mirando pa Cuenca, aunque vamos, ya sabía que los 310 + bodega (y que esta no bajaría de los 35) no me los quitaba ni Diox, otra cosa es que seamos un par de borrachuzos.
Resumiendo: bien con sus altibajos y sus peros, todo muy bueno pero sin flipar, el peor triestrellado que he estado y 140 € más caro que ninguno (aunque hace ya 3 años del último, y nos pasamos un pelo más con el bebercio), no sé yo si renovará las 3 estrellas, si las merece, ni si hay muchísima diferencia con otros monoestrellados, como sí aprecié en su día con los del norte. Al tiempo.
El detalle.
El aspecto
defecable de su cocina tuve el
honor de comprobarlo en otro de los comensales del restaurante, ya que la falta de intimidad de los aseos, permiten enterarte de todo lo que ocurre en los servicios contiguos.