Miedo a las relaciones humanas: déjate llevar.
Si cada vez que tienes que conocer a alguien nuevo, entrar en una reunión o hablar en público sientes que te ruborizas o enrojeces, tartamudeas o comienzas a temblar y la respiración va más rápido de lo que debería, entonces has de replantearte la forma en que manejas las relaciones con los demás.
Aunque muchas personas experimentan
miedo a las relaciones, lo cierto es que casi todos lo experimentamos en alguna ocasión.
Sin embargo, una deficiencia en el contacto con los demás nos hace sentir incompletos, acarrea una frustración que se puede traducir en desánimo general por ello, es fundamental que perdamos el miedo a entrar en contacto con los demás.
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Pídele a tus amigos que te acompañen en las reuniones sociales - En ocasiones, tememos enfrentarnos a un desconocido si no tenemos a nadie que nos apoye a nuestro lado.
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Abre tu casa a los demás - Aunque te guste pasar mucho tiempo sol@ y sientas que tu hogar es tu refugio, no te aísles. Invita a gente de tu confianza a compartir espacio.
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Esfuérzate por expresar tus puntos de vista - Si te quedas todo el tiempo callad@ por miedo a “hacer el ridículo”, nunca podrás mostrarle a los demás cuán valios@ eres.
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Olvídate de las miradas - Si entras a un lugar, procura mirar a tu alrededor para observar quiénes están y qué hacen. Conocer es una de las mejores maneras de perder el miedo.
Miedo al fracaso laboral: como lograr nuevas metas.
Ten en cuenta estos puntos.(Si no alcazas un objetivo propuesto, no te desvalorices. Interpreta de manera positiva lo que sucede en tu trabajo).
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Pierde el miedo a equivocarte - Sólo cuando cometemos errores aprendemos. Y nadie espera que seamos máquinas infalibles. Eres un ser humano y tus compañeros de trabajo tendrán la capacidad de comprender tus fallos.
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No te cargues con demasiadas responsabilidades - Nadie es capaz de abarcar todo y, en ocasiones, por un afán de demostrar nuestra capacidad, terminamos abrumad@s y estresad@s.
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Sé tu propio crítico - No seas implacable contigo mism@. Construye desde la evaluación y no temas a las críticas de los demás. Si son bienintencionados te ayudarán a crecer.
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Plantéate un objetivo concreto - Por ejemplo, si en tu profesión hay una empresa en la que siempre quisiste entrar, ponte como objetivo conseguir una entrevista allí. Es mejor que pensar en abstracto “quiero cambiar de trabajo”.
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Prepárate a conciencia - Reescribe tu currículum, analiza qué estudios te falta realizar para completar tu formación, infórmate de las condiciones del mercado, etc. Si tienes seguridad en ti misma, lo temores desaparecerán y será más fácil realizar cualquier cambio.
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Cuando entres en una reunión - Ten siempre presente que todos están tan nerviosos como tú. Prepárate antes de concurrir aun encuentro. La naturalidad en el tono de voz o en los gestos también requiere un entrenamiento. Intenta ser siempre tú mism@.
Desde el momento que empiezas a
representar un papel, puedes
perder credibilidad ente los demás y, sobre todo, ponerte más nerviosa. Evita huir hacia delante. Es decir, no intentes ser el/la más brillante, simpátic@ e inteligente de la reunión. Antes de ir a la reunión o de ser presentada a alguien, haz ejercicios de visualización creativa. Imagínate en la situación y visualiza que las cosas suceden tal como tú quieres
Superar el miedo a ser tú mism@.
Para definir nuestra personalidad necesitamos algo más que una enumeración de cualidades. La pregunta acerca de quiénes somos no tiene una respuesta fácil y única, y en ocasiones nos cuesta encontrarla por más que le demos vueltas al asunto.
No siempre somos como creemos no como queremos ser. El miedo a seguir nuestros instintos, nuestros impulsos nos llega a todos en algún momento de la vida…
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La intención de “ser uno mism@” muchas veces queda solo en eso: una intención. El temor a enfrentarnos con nuestros propios deseos, con nuestra verdadera forma de ser, suele llevarnos a enmascarar nuestra personalidad, tanto frente a los demás como frente a nosotros mismos.
Una de las causas más comunes para esconder nuestra personalidad es el
miedo a decepcionar a los demás, a no cumplir con la imagen que quienes nos rodean tienen de nosotros.
Cuando se pasa por encima de los propios deseos para cumplir con las expectativas de los demás, hay un síntoma de baja autoestima (es el sentimiento de aceptación hacia nosotros mismos. Tiene una influencia muy importante en la formación de la psiquis, y está relacionada con la confianza y la valoración que tiene la persona de sí misma).
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Acéptate tal como eres - El miedo a asumirnos tal cual somos, con nuestras virtudes y nuestros defectos, puede tener un efecto negativo en la personalidad. Ese temor es el que nos lleva a imitar las vidas de otros, tener una profesión que no nos satisface o seguir el mandato de los padres sin tener en cuenta los propios deseos.
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Busca tus talentos - Aquello que te hace feliz con sólo pensarlo, e intenta canalizar ese deseo. No importa que no tenga relación con tu ocupación actual.
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Esfuérzate por tener relaciones satisfactorias con los demás, ya sean amigos, familiares o compañeros de trabajo. Es la mejor manera de encontrar un espacio donde expresarte tal y como eres.
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Olvídate de los prejuicios propios y ajenos - Cada vez que te censures una acción, piensa por qué lo haces, cuál es su causa real y de dónde proviene ese pensamiento que coarta tus deseos.
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Reconoce tus aspectos menos agradables - Es decir, si por ejemplo te levantas de mal humor, o si no te gusta que te manden, no te fuerces a gustar a los demás en esas situaciones.
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Acepta tus propios deseos - Aunque al principio te parezca que van contra tus intereses. Cuando desarrolles tus capacidades te sentirás más plena.
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Aprende a decir no -Defender tus propias ideas te ayudará a desarrollar tu responsabilidad. Hazles comprender a los demás que tú tienes tus propios gustos y aficiones, y que no permitirás que te impongan los de los demás.
Cómo enfrentarse al sentimiento de fracaso familiar.
Una imagen de una familia armoniosa, en la que todos sus miembros se sienten a gusto siempre, no está, lamentablemente, muy cercana a la realidad. En la mayoría de las familias existen roces, peleas y malos entendidos que, a veces, provocan la ruptura del núcleo. Para evitar llegar a este punto, es necesario, ante todo, perder el miedo a enfrentarse con los problemas. Ese es el primer paso para solucionarlos, y requiere un esfuerzo de comunicación por parte de todos los miembros de la familia.
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Rememora tus objetivos - Piensa cuáles son tus proyectos personales, es decir, aquellos que tenías desde antes y aún conservas, y los que tienes en pareja. Pídele a él que haga lo mismo.
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Fomenta la comunicación - Busca un momento adecuado para hablar sobre los temas que consideras importantes con tu pareja. La redefinición de los objetivos en común puede hacerse tantas veces como sea necesario.
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Verifica las expectativas - Analiza las perspectivas que tenías sobre la vida en común y sobre la relación. ¿Se ha cumplido? ¿Qué deberías hacer para cumplirlas?.
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Habla con tus hijos - Ten en cuenta que ellos también deben ser partícipes de un proyecto de familia. Por eso, comunicarles de una manera abierta qué se espera de ellos contribuirá a evitar un fracaso familiar.
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No seas inflexible - Ten siempre presente que tus hijos son seres con deseos y necesidades diferentes, y que en ocasiones tus esperanzas pueden no verse realizadas. Aprende a ser flexible y tolerante, y a respetar sus opiniones.
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Da un voto a la permisividad - Dentro de unos valores normales, mantén siempre la confianza en tus hijos. Es la mejor manera de que confíen en ti y de que la unión familiar pueda llegar a buen puerto.
Extraído de la Guía ser Feliz nº 7. Supera tus miedos. Pgs: 45-51 y 60-65. Editorial Aurum.