Es el primer cop que visito aquest fil, interessantíssim. Com que he vist que hi ha un relat sobre l'historic partit jugat a La Plana contra el KK Zadar, i considerant que segurament alguns dels actuals lectors del fòrum, no ho eren encara quan ho vaig escriure, em permeto reproduir un post que vaig escriure sobre aquel partit el ja llunya 2005.
La noche de los calcetines mojados. Kresimir Cosic y Josip Djerdja “patinan” en Badalona.
El Joventut venía de ganar la Liga 66/67 brillantemente, después de un codo a codo brutal con El Real Madrid que duró desde el primero hasta el último partido de la temporada. Una lucha sin tregua ni cuartel que, después de muchos años de dominio madridista, se resolvió favorablemente al equipo de Badalona, que por primera vez en su historia conquistaba el campeonato.
El Joventut mantenía todos los jugadores del equipo campeón: Lluís, Buscató, Gol, Enric Margall y Alfonso Martínez, junto con los “reservas” Narcís Margall y Oleart.
Además se había reforzado de forma importante. Se fichó al “Che” Gonzalez, un pívot valenciano que llevaba ya varios años en Catalunya, concretamente en el Picadero. El “Che” era un jugador extraordinariamente fuerte, lo que ahora llamaríamos un “armario”, pero además no era ningún “tocho” con el balón en las manos. Un magnífico fichaje que daba mucha mayor solidez al equipo bajo los aros, hasta entonces demasiado dependiente del gran Alfonso.
Además había subido al primer equipo un jovencito espigado y altísimo, el primer “dos metros” de la historia del Joventut. Aquel muchacho llamado Lluis Miquel Santillana dio, ya en su primer año, muestras evidentes de su gran clase y contribuyó de forma significativa al buen juego del equipo.
Como campeón, correspondía al Joventut participar en la Copa de Europa de Campeones. Las primeras eliminatorias se pasaron con autoridad y solvencia, ganando todos los partidos de casa por más de 30 puntos y clasificándose así para la liguilla de cuartos de final.
La primera eliminatoria de cuartos nos correspondió jugar contra el KK Zadar, un equipo croata (como es sabido en aquella época jugaban bajo la bandera de Yugoslavia). El scouting funcionaba entonces peor aún que ahora. Lo único que se sabía de aquel equipo era que tenía dos jugadores destacados:
• Josip Djerdja, una alero veterano que había sido una pieza fundamental en el equipo de Yugoslavia en los Juegos Olímpicos de Roma’60 y Tokio’64
• Kresimir Cosic, un jovencísimo y altísimo pivot de ¡¡19 años!! Del que se hablaban maravillas
Aparte de eso no se sabía nada de nada. En declaraciones previas al partido, Kucharsky (entrenador de la Penya) admitió que desconocían completamente el valor del rival, pero que siendo campeón de una liga en la que participaban el Estrella Roja y el Partizan (más conocidos) habría que andarse con cuidado.
Y así llego el partido de ida que se celebró en Split, ciudad de la costa adriática cercana a Zadar, en una pista llena hasta los focos y en medio de un ambiente agobiante capaz de intimidar al más pintado.
A pesar del ambiente el partido fue correcto y el arbitraje también (cosa poco frecuente en aquella época). Aún así fue un auténtico calvario para el Joventut, que para mayores males sufrió la eliminación de Alfonso cuando aún quedaba mucho partido por jugar.
El jovencísimo Cosic nos clavó 38 puntos más 8 “txapelas”, rebotes ni se sabe, porque en aquella época este apartado no se contabilizaba, pero debieron ser bastantes. Aparte de esto, llevó a Alfonso al banquillo por faltas ante la impotencia de éste para pararle.
Por su parte Djerdja metió veintinosecuantos puntos a base de tiros de media y larga distancia. Si en aquella época hubiera existido la línea de 3 puntos habrían sido algunos más.
El resto del equipo bien, pero sin nadie especialmente destacado. Su función era dar de comer a las dos “fieras”.
A pesar de esto, el Joventut consiguió lo que en aquellas condiciones se consideró una auténtica hazaña: perder “solo” por 16 puntos, (85-69). Esta diferencia se calificó como un “buen resultado” y se consideraba remontable dada la enorme confianza que había en aquel equipo y el hecho que en aquella época este tipo de remontadas eran frecuentes. El propio Joventut había protagonizado alguna que otra.
El uno de febrero de 1968, el ambiente ante el partido de vuelta en Badalona, era increíble. El Pavelló de la Plana se llenó que no cabía ni un alfiler y eso que las entradas costaban 100 y 150 pesetas, una auténtica fortuna.
Había confianza en el equipo y la gente estaba optimista. Lo de ver un gran partido estaba asegurado y la remontada entraba dentro de los cálculos de la mayoría.
A la hora del partido, fuera del pabellón, dada la época del año y la proximidad de la Plana al mar, hacía frío y mucha humedad. Esto unido a la densidad de la atmósfera dentro del pabellón y el deficiente sistema de ventilación, provocaron que la pista estuviese muy húmeda y resbaladiza.
Antes de los 3 minutos de partido se habían producido unas 15 caídas. Se discutió la posibilidad de suspender el partido pero entre los árbitros y el comisario de la FIBA se decidió que había que continuar.
Como puede comprenderse, los jugadores debieron preocuparse primero de no romperse un brazo o una pierna antes que de mirar el aro.
En este escenario, los croatas, con un colchón de 16 puntos que defender, decidieron inteligentemente congelar el partido a base de juego superlento, largos desplazamientos de balón, agotar los 30 segundos y aprovechar la superioridad de Cosic cerca del aro.
Por su parte el Joventut, cuya principal característica era el juego rápido y de contraataque se veía, privado de su mejor arma, en clara inferioridad. El panorama era muy desalentador. A pesar de esto los Alfonso, Buscató y compañía aguantaron como pudieron y llegaron al descanso 6 puntos por debajo (10-16) una anotación increíblemente alta si se tiene en cuenta que lo que estábamos viendo no era basket sino “basket-skating”.
Al principio de la segunda parte se puso de manifiesto la clase de pasta de que estaban hechos los jugadores de aquel Joventut. Primero Buscató y luego Lluis y otros que no recuerdo, creo que fueron casi todos, se quitaron las zapatillas para jugar solo con calcetines y tener así una mayor adherencia sobre aquella pista de patinaje.
El entrenador croata protestó, pero después de discutirlo durante un rato entre los árbitros y el delegado de la FIBA se aceptó que continuaran así dadas las condiciones. Entonces varios de los jugadores croatas les imitaron, y el partido continuó de esta forma hasta el final.
La estrategia de jugar en calcetines permitió al Joventut correr un poco más y acercarse un poco a su propio estilo de juego, pero en aquellas condiciones y a pesar de la valentía y hasta temeridad que demostraron, la remontada fue imposible.
Al final se llegó con victoria del Joventut (46-44) insuficiente. Una decepción enorme, pero con el orgullo de que se había hecho todo los posible e inimaginable, que se habían puesto sobre la pista todos los huevos y todo lo que se podía poner, para que la remontada fuera una realidad, pero no fue posible.
Después del partido Kucharsky llevaba un cabreo monumental (ya he comentado en algún sitio que era todo un carácter, había que ver como las gastaba). Por lo visto ya había habido algún precedente de este tipo de cosas en la Plana (aunque no de tanta trascendencia) y se suponía que se habían tomado las medidas para evitarlo, pero en realidad no se había hecho nada. Rajó contra la directiva de forma despiadada. Les acusó de haber regalado la eliminatoria y haber echado por la borda el esfuerzo y el coraje de los jugadores, cosas en que tenía toda la razón. Pero la tragedia ya no tenía remedio.
(para que veas Vengador, las rajadas de Aito son, en el fondo, simples untadas de vaselina)
Hasta aquí el relato de los hechos de la noche de los calcetines mojados. Pero tal vez sea interesante glosar un poco las extraordinarias figuras de Cosic y Djerdja.
Sobre Djerdja puedo contar poco. En realidad le he visto jugar, pero no le he visto. Si, bueno, él estaba en la cancha y yo en la grada, pero lo que le ví no era, evidentemente, lo que este hombre era capaz de hacer jugando al basket.
Por las reseñas de los partidos de aquella Copa de Europa que luego fui siguiendo, fue un anotador tremendo. Sin duda no a la altura de los Korac o Dalipagic pero “Deu n’hi dó”.
Creo que se trata de una figura injustamente eclipsada por las oleadas de jugadores extraordinarios que fueron apareciendo en Yugoslavia en su misma posición.
Por lo que se refiere a Kresimir Cosic, la cosa es diferente. A Cosic no le ha eclipsado nadie. Basándome en los datos objetivos existentes hasta la fecha puedo afirmar que ha sido, sin lugar a dudas, el mejor pívot europeo de la historia y posiblemente también el jugador más determinante, es decir, el mejor. (acordarse de la ecuación: los mejores = los + determinantes).
Ya sé que este tipo de afirmaciones “tan tajantes” no terminan de ser del gusto del ilustre inspirador de este post.
También sé que alguien me va a mirar a la cara con escepticismo y me va a preguntar ¿mejor que Sabonis?
Si hablásemos en términos subjetivos, tal vez yo también tendría mis dudas para decidir quien entre los dos fue el mejor.
Pero ateniéndonos al reconocimiento a los respectivos méritos, a los honores y distinciones recibidos por a uno y otro, puede decirse que Sabonis - tal vez - cabe la posibilidad - podría ser - que algún día llegase a igualar (cosa de la que me congratularía) el reconocimiento que las más altas instancias del basket mundial han otorgado a los méritos contraídos por Cosic. Lo que nunca podrá Sabonis conseguir, es superarle.
Porque es que Kresimir Cosic, amigos, tiene reservado un lugar, en el que vive, después de muerto, en el Olimpo de los Dioses del basket: el Naismith Memorial Basketball Hall of Fame, en Springfield.
Aparte de su actividad en el mundo del basket, ya retirado, fue uno de los dirigentes de los movimientos que llevaron a Croacia hasta su independencia. En Croacia, no
hace falta decirlo, es un auténtico héroe nacional.
http://www.hoophall.com/halloffamers/Cosic.htm
Pues nada más por hoy. Hasta la próxima entrega. (Hasta yo me he emocionado)
Saludos