Después del primero partido… ojalá.Greg House escribió: ↑23 Sep 2023, 20:07Scariolo o un cono. Cualquier cosa vale. Es increible que siga este inepto.
Y el último 30.
Mantener a Mumbru, con lo que se vio el año pasado en la pista y su relación con la grada, y además dejarle hacer la plantilla es una de esas temeridades que solo suceden aquí.KRAKATOA escribió: ↑24 Sep 2023, 10:54 Esta claro que es pronto para cambiar al entrenador, pero de tener que hacerse, obviamente cuanto antes mejor, y tiene pinta que de no producirse un cambio radical respecto a lo visto ayer, Mumbru tiene las horas contadas.
Habría que ir sondeando el mercado de entredores antes que el de escoltas
Cuando creé el hilo de Mumbrú lo llamé Proyecto, porque hacia falta que cambiasen varias cosas que nos jodian como club y comparé si caso con el de otros entrenadoreselectrod escribió: ↑05 Abr 2024, 18:18 Difícil de describir y digerir el colapso emocional que se sufrió ayer.
La ansiedad no es que fuese una excusa, es la realidad de lo que se vio, pero hay responsables de esa ansiedad.
Recuerdo la debacle contra Olympiakos (quién no tuvo ayer el dejavu, si hasta calcamos un par de veces el mismo marcador), pero aquella vez lo que yo vi fue un equipo superado físicamente, que por lo menos tuvo el orgullo de intentar una heroica al final. Hubo momentos de aquel partido que hasta me lo pasé bien.
Lo de ayer no produjo ninguna sensación positiva. La ansiedad no es solo tener que ganar (todo jugador de baloncesto conoce y puede gestionar mínimamente esa situación), la ansiedad es no saber qué hacer con el balón en tus manos, no saber si pasar o tirarla o pedir un bloqueo, no saber cuándo y hacia donde cortar, no saber cuál es tu rol en el equipo, ni para que has entrado en pista ni porqué sales, no saber si te va a llegar en todo el partido el balón en una posición digna. Y, después de todo, no saber si merece la pena el sobreesfuerzo que has tenido que hacer en defensa día tras día. La 'cama', si es que tal cosa existe, no es algo que llegue de repente un día, y menos el día en que te juegas el trabajo de toda la temporada, en todo caso es algo que se va gestando, como se fue gestando también el año pasado, cuando llega un momento de la temporada en el que los propios jugadores se dan cuanta que, más allá de la cultura del esfuerzo (lo que menos ha faltado esta temporada, justamente), no hay más discurso, porque no existe una propuesta, una identidad, una mínima solvencia en tu juego que te haga ser reconocible y temido en pista. Ahí es cuando de repente te ves eclipsado, en el día más importante, por un equipo que simplemente tiene las ideas claras y un plan de partido que le está funcionando, y como equipo colapsas.
Yo era de los que pensaba que, no gustándome lo que veía desde el primer día, Mumbrú merecía terminar la temporada, y tampoco me hubiese parecido incoherente mantenerlo en la derrota, pero de la forma en que se produjo la situación es evidente que se iba a tornar insostenible, fue un gatillazo en toda regla. Lo mejor es calmar las aguas, cosa que hasta él mismo compartirá, y deberá entender.
Le deseo suerte en sus proyectos futuros. Ojalá nosotros acertemos en nuestras próximas decisiones.
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