Contador de películas 2023
La vida al margen del deporte (la hay)

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garba4ever
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Re: Contador de películas 2023

por garba4ever » 09 Ago 2023, 20:00

Estos días me he visto tres pelis coreanas: Minari, Parásitos y Memories of Murder.

Las dos últimas ya las había visto y lo único que puedo añadir es que Memories me sigue pareciendo una obra maestra. Parásitos me ha parecido más cómica con el revisionado. Muy buena y muy divertida, pero no al nivel de Memories que es un verdadero puñetazo en el estómago del cine al espectador, en el mejor sentido que se pueda decir. Maravillosa.

Minari es un tipo de cine completamente distinto. No suelo ser fan de este tipo de películas en las que no pasa nada, pero admito sus muy buenas interpretaciones (y fotografía) y que en general está bien hecha. Igual es para un público más nicho que yo o para verla en un momento distinto al que la vi, pero más allá de lo mencionado me ha parecido bien sin más, aunque recomendaría verla ya que pienso que está bien hecha.
かたつぶり そろそろ登れ 富士の山

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crespo
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Re: Contador de películas 2023

por crespo » 10 Ago 2023, 10:09

Todas somos Jane me ha dejado a medias. Basado en un hecho real, Joy -Elizabeth Banks- se ve a sí misma decidida a abortar cuando el embarazo pone en riesgo su vida. Pero al mismo tiempo, se encuentra en una situación en la que para abortar, ha de acudir al "mercado negro", porque en esos EEUU de 1968, la dejan sin esa opción.

Ese encuentro con el mercado negro -"llama a Jane"- le desvelará que el asunto es peliagudo por narices, en la que amén de gentes como ella -familia acomodada- hay otras que, por motivos de edad, raza y sobre todo, no tener dinero, se ven incluso sin la opción del aborto clandestino. Y Joy se va a zambullir de lleno en la pelea por conseguir abrir esa vía, y sobre todo, hacerla menos violenta.

Al final, ahondar en el estado de conciencia, en el que las mujeres pasan de ser seres aislados y sin voz a ser un colectivo con su propio criterio, que por supuesto es dispar, es lo que busca y parcialmente logra esta obra. Pero el tono, por su querencia de huir del morbo, es muy naif, construyendo un discurso feminista, sí, pero muy amable con el poder establecido.

En ese sentido, personajes como el de Sigourney Weaver, no la voy a descubrir ahora, parecen quedarse a medias, pasando de callarse ante los hombres a callarse ante Joy, que por otro lado es quien más avanza en lo personal, redescubriéndose por enésima vez que no es solo la esposa de un abogado de prestigio.

Asimismo, el engarce de la vida "activista" de Joy con su familia resulta muy bien insuficiente. Casi no se plantea conflicto alguno cuando ese activismo queda descubierto, al punto que la conversación "más política" entre vecinas -una Kate Mara desubicada en todo momento cuando podría tener potencial-, así como el epílogo, más parecen una advertencia para el futuro que el recuerdo de un pasado cercano.

Pues así...
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Kapitan Rodman
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Re: Contador de películas 2023

por Kapitan Rodman » 10 Ago 2023, 10:56

Iñigo escribió: 31 Jul 2023, 06:04 Babylon - ¿Se la puede considerar como una película psicodélica? Yo diría que sí, pero a su vez, es una maravilla de Chazelle. Compartiendo contemporaneidad y fondo con títulos como "Cantando bajo la lluvia" (que sale en la propia película) y "The artist", es mucho más oscura y a su vez, te saca alguna carcajada, mostrando que realmente hay dos partes. La primera, todo un desfase; la segunda, una suerte de drama con puntos escatológicos. Siendo los dos rostros más famosos, sin que sirva de precedente, tanto Brad Pitt como Margot Robbie están a un nivel muy alto. Muy recomendable, aunque entiendo que no es para todos los públicos.
La escena Grabación en el Saloon/Busqueda de la cámara para la toma final es una escena de 10.

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Bundy
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Re: Contador de películas 2023

por Bundy » 15 Ago 2023, 22:12

96.- Don Juan (Serge Bozon, 2022) – 6,25
Una readaptación a los tiempos actuales de Serge Bozon expandiendo una idea que ya vi en la adaptación de Vicente Aranda sobre Tiempo de silencio. Aquí un Tahar Rahim, actor contenido negándose a sí mismo, visualiza a todas las mujeres como Julie. El truco que se utiliza es revelado al principio, pero su encapsulamiento al principio como al final (además del papel del padre vengativo ligando todas las historias en una sola) es lo que ata toda la película y el machismo y misoginia de Don Juan: la figura de Julie repitiéndose (es quizá el mejor papel que ha tenido Virginie Effira en su carrera) como un fantasma es también a su vez una manifestación latente de su desprecio a las mujeres, y una vez todo se sacude en el clímax de la boda la película se eleva a un muy buen nivel. Dicho esto, creo que es una película que tiene no pocos fallos y muchos son debidos a una puesta en escena que no me convence ni entiendo, así como tampoco entiendo los momentos musicales de Tahar Rahim. Veo cierto espíritu esteta adueñándose no pocas veces de la película, y para ello hay que tener una genialidad que no tiene Bozon en comparación a otros trabajos: su talento en la puesta en escena me ha parecido mucho más irregular y descompensado que nunca.

97.-The bad and the beautiful (Warren Sonbert, 1967) – 9
Una celebración en grado sumo con una intencionalidad visual que no había visto en las obras de Sonbert. Puro encapsulamiento de la representación del amor libre en la Nueva
York de los años 60. Me ha encantado.

98.-Maria do Mar (José Leitao dos Barros, 1930) – 7,25
Película emblema del cine portugués (así como director), tengo mis qués y a su vez tiene cosas que me resultan extraordinarias. La película combina imagen documental con los pescadores del puerto de Nazaré y sus entornos y ficción a través de un romance muy a la Romeo y Julieta. En este sentido, quien haya visto Capitanes intrépidos de Victor Fleming o incluso Mudar de vida de Paulo Rocha (quien podría haberse inspirado en esta película para hacer la burrada que hizo) sabrá qué tipo de mezcla hay. Creo que la parte documental es poderosísima y la imagen en general es muy expresiva, con momentos en los que Leitao dos Barros se atreve a coger la cámara en mano o a hacer un monaje rápido o incluso hiperbólico, que le da una fuerza expresiva a las imágenes. Es una imagen entre lo realista que a ratos toma momentos surreales y a otros ratos tiene una fuerza pesadillesca (dentro de lo real) muy potente. En eso, el director, que ya tenía cierta carrera abultada a sus espaldas, tiene una serie de clímaxes (muy basados en una planificación con muchos primeros planos, juego con el fuera de plano y gestualidades bruscas y violentas) que le dan fuerza. Esto la convertiría en un trabajo mudo excepcional si no fuera porque Leitao es machista de cojones y un pervertido y no puede evitar filmar pechotes y pezones (viva el clout en 1930) o incluso se ternifican bofetones y formas machistas que dan bastante repelús. Afortunadamente, esos momentos no son muchos y no consiguen cargarse la fuerza expresiva (¿algo epsteiniana?) de sus imágenes y otros momentos loables como la exhibición de la pobreza rural portuguesa en plena dictadura.

99.-Nazaré, praia de pescadores (José Leitao dos Barros, 1929) – 6,25
Corto documental previo a la filmación de Maria do Mar en la que Leitao filma la zona de Nazaré y sus parajes. Este corto se acerca mucho a la tradición documental de lo visto en cineastas como Marelli o los primeros docuentalistas, con la diferencia que aquí Leitao dos Barros filma tanto la belleza de sus parajes como la realidad del mundo rural (su pobreza, la dignidad de las gentes y sus costumbres). Es un anticipo majo a las partes más loables de lo que será Maria do Mar.

100.-Oppenheimer (Cristopher Nolan, 2023) – 5
Puede ser probablemente la mejor película de Nolan hasta la fecha, pero tiene una cantidad tremenda de problemas. Los dos más gordos son la sobreexplicación y la planificación y el montaje. Tengo la intuición de que o bien Nolan se cree el puto amo o bien tiene miedo de que el espectador pierda el hilo, pero la cantidad de momentos en los que los personajes repiten cosas para que queden claras o los cortes en los que se finge movimiento y velocidad en escenas que no se mueven en absoluto son constantes. A ello se añade ese ritmo hiperacelerado y artificial tanto de escenas como de secuencias, que en gran parte de todo su metraje apenas baja en intensidad, y justo ese es el problema: cuando vas a toda pastilla, generas el problema de que se perciben como clímaxes cosas que no lo son (aturdiendo o aburriendo a quien mira la película) y a su vez pasas por encima de todo, sin poder digerir ni conocer a ningún personaje. Y es una pena, porque creo que hay personajes carismáticos y escenas potentes como la de Trinity -que me parece muy buena-, y su forma de enfatizar el contraste entre el color y el blanco y negro es un recurso que, aunque simplón, es sumamente efectivo. A eso tampoco quiero restarle un diseño de sonido que funciona muy bien a la hora de representar la turbación mental de Oppenheimer. Pese a ello, esa realización televisiva, con miles de cortes sin sentido, con cuasi cero pausa y pasando por encima de todo, pisa todas las posibilidades dramáticas de la escena. Si se quería una reacción en cadena, bastaba con incluso alargar el metraje a cambio de bajar el ritmo de velocidad de planos y cortes, confiar en el trabajo de guion y de actores y mantener esa última hora explosiva. Con eso quizá estaríamos hablando del mejor trabajo de Nolan y quizá una película excelente; desgraciadamente, es un quiero y no puedo, aunque salga airoso algunas veces de ir tan rápido (al menos no es como la de Indiana).

101.- Ogin-sama (Kinuyo Tanaka, 1962) – 9,5
Última película de la actriz fetiche de Kenji Mizoguchi, después directora, en lo que es un drama de época sobre una pareja en el que uno de los dos amantes es cristiano y empieza a ser perseguido por la ley. Personalmente estoy fascinado con esta película: pese a que tiene momentos más mediocres y se deshincha en esos, tiene un inicio apabullante, y no solo ahí, pero en otras partes de la misma película, hay un enorme trabajo de planificación por cómo Tanaka trabaja el blocking aprovechando el movimiento de los personajes y el escenario para enfatizar no solo la propia desesperación de Gin, sino las pulsiones interiores de los personajes. Todo eso se acompaña my bien por cómo se aprovecha el escenario para enfatizar esas emociones (la presencia de los jardines con flores y de las montañas heladas no me parecen casuales), así como también la complicidad de los personajes y como se sostiene todo por sus relaciones de poder a través de la coreografía y del juego de alturas y movimientos de cámara. Es un trabajo excepcional incluso con sus altibajos, que se culmina además con una escena tan lenta como intensa, la cual se lleva al clímax en algo tan mundano como una celebración del té en familia (que es uno de los ejes de toda la familia y uno además muy potente, considerando que el padre es maestro de ceremonias y mantiene todo el eje familiar de Gin y el político tras la muerte de Oda Nobunaga).

102.- Amsterdam Global Village (Johan van der Keuken, 1996) – 9,25
Amigos, esta es la película que la agenda globalista no quieren que veas.
Coñas aparte, Amsterdam Global Village es la película metropolitana por excelencia. Toma Amsterdam como ciudad y utiliza a varios personajes de culturas diversas para vertebrar no solo las costumbres, hábitos, peligros y marginalidades de su ciudad, sino también la procedencia de sus individuos y muchas temáticas muy mundanas mediante varias personas que van der Keuken toma de partida y desarrolla. El principal en este caso es un chico marroquí de los encargos sobre una moto, pero hay otros personajes, como es el caso del padre de familia checheno, y, por ejemplo, van der Keuken toma la iniciativa de ir a una Chechenia arrasada por las fuerzas rusas; en otros casos, toma un tema y va enhebrando los ambientes de skate, la música disco, el techno y la música tradicional para hilar las músicas y entornos, así como todos los barrios de una ciudad. La intención es mostrar a Amsterdam como un organismo autonómo en donde sus ciudadanos son los glóbulos rojos que circulan por las arterias de la ciudad, y cumple de maravilla sobre todo gracias al montaje y a la estructuración de los temas que van der Keuken tiene de base (y sobre los que va improvisando). Añádase a eso la sensibilidad del director y la cámara en mano tan bien filmada en general y tiene la obra cosmopolita por excelencia.

103.-Somebody’s xylophone (Yoichi Higashi, 2016) – 7,5
Una sorpresa, esta de Higashi. Su último trabajo es un drama muy contenido, pero insidioso que se presenta como algo tranquilo y distendido, pero que va en consonancia con el personaje de una ama de casa que se obsesiona con su peluquero. Es esa insidiosidad la que la hace seductora, jugando a su propio tiempo y tratando de encorsetar la idea de un lobo vestido de un cordero arrastrándola a más conceptos que este. La presencia misteriosa de la ama de casa es un elemento corrosivo que es como el bajo de toda esta película, taimada y bien trabajada en su imagen digital que, aunque tosca, consigue momentos de incomodidad y de "wholesomeness" con una fluidez brutal y sin romper el tono, y creo que ahí el montaje y la cadencia tan pausada y taimada de las escenas es perfecta. Si acaso, mi problema es que la imagen a veces se hace demasiado tosca, en ocasiones.

104.-Lou n’a pas dit non (Anne-Marie Miéville, 1994) – 8
Usando como base una serie de cartas que Rainer Maria Rilke intercambió con su amante Lou, la directora establece un visionado sobre los diferentes matices que toma el amor, tanto en sus vertientes más tradicionales y sanas como en sus elementos más tóxicos. Hay la intención de generar un compendio de esas mismas relaciones en las cuales Miéville vertebra todo alrededor de una directora de cine que trabaja en líneas de asistencia al suicidio como voluntaria (la propia Lou de la película) y un actor atormentado, tóxico y contaminado por los recuerdos familiares. Quizá la parte más interesante es cómo, aún “contaminada” por el estilo de su pareja, Jean-Luc Godard (la anormalidad del movimiento de los actores, las citaciones libro en mano, la síntesis en los gestos mediante diálogos citados), Miéville consigue establecer su propio lenguaje y atorgar ligereza a toda la dirección con un montaje conciso y lleno de imágenes poéticas. La película intenta poner a ras de suelo lo que sucede y ser una ficción con una mirada ensayística sobre el amor y el deseo, como intentando resumir las tendencias y preocupaciones sobre esos temas en el momento, pero sin subrayar, tratar al espectador de idiota o pasar olímpicamente de él. En eso ayuda la voz en off, pero también la literalidad de los diálogos y la claridad prístina de las imágenes de la película.

105.- Función de noche (Josefina Molina, 1981) – 8
Y de ensayo establecido como ficción vamos a una pieza que está exactamente entre el formato ficción y el documental. Veáse aquí uno de los trabajos más originales y curiosos que ha parido el cine español en toda su historia, en el cual se mezcla autoficción, documental y la obra teatral que Lola Herrera hará de “Cinco horas con Mario”.
La película nace en el momento en que la actriz colapsa en el escenario durante la obra teatral (que Molina trató de filmar) y poco después, cuando Herrera reconoce que tenía depresión, ella y su pareja deciden rodar esto. La base de la película es la discusión que tendrán Lola y Daniel Dicenta en unos estudios teatrales con varias cámaras detrás de los espacios y en los espejos, y solo la directora y el sonido tenían acceso a lo que decían. Aquí es donde viene lo realmente admirable: la realización es parecida al sistema que se hace con la realización de un programa televisivo (tienes varias cámaras y el director va dirigiendo las mismas para que vaya captando todo), pero consigue de alguna forma retratar la visceralidad y los momentos de fractura y liberación que la actriz tiene al abrirse en canal emocionalmente y abrir a su marido, retratando así no solo a su generación, sino también a muchos asuntos matrimoniales y patriarcales de una serie de mujeres que han vivido con el terror de la dictadura y una liberación no tan total durante una Transición que todavía no había aprobado la ley del divorcio. Toda esa disquisición emocional, el contraste entre la falsa codependencia y la lista de obligaciones, la necesidad de ser una misma más perdida que nunca en una nueva era política… Creo que hay una radicalidad que existe desde el origen hasta el resultado, y es sorprendente que esta película haya sido ignorada por escuelas de cine e instituciones y críticos del séptimo arte, siendo algo tan sencillo y tan radical al mismo tiempo.

106.-Le baisers de secours (Phillippe Garrel, 1989) – 7,75
Uno de los primeros largometrajes de autoficción puros en los que el director francés revisa su vida e incluso se interpreta a sí mismo. Ya había hecho algo similar en Elle e passé tant d’heures… o se interpreta de forma breve en el corto que hace para Paris vu par… 20 ans après, pero aquí tomará el mismo camino, ya más narrativo, que vendrá con películas como J’entends plus la guitarre, en que mezcla el desencanto y acomodo de la generación que participó en Mayo del 68, el conflicto entre su arte radical y la necesidad de hacer dinero (o el de ser hombre de libre albedrío versus reproducir el estigma capitalista de casarse, proveer y tener hijos). Le baisers de secours, además, juega con esa idea haciendo que el director, su mujer y sus padres participen en la cinta, mostrando cómo un conflicto a la hora de filmar acaba socavando una serie de devaneos en los que la iluminación de Garrel y la sencillez de su trabajo hace el resto.

107.-Detective Conan: Black Iron Submarine (Yuzuru Tachizawa, 2023) – 5
Impresionante es ver todo un entramado de personajes de TODAS las temporadas de la serie para meterlas en una sola película sin que nada parezca de calzador y además sabiendo de lo que se habla. No tan bueno es todo el efectismo epatante y personajes llorando, pero vaya: es una película de anime serial, y como tal no engaña, aunque por momentos se haga muy mediocre.

108.- M/Other (Nobuhiro Suwa, 1999) – 8,25
M/Other es el segundo trabajo, y creo que se nota en parte de donde viene en Duo (la exploración de las intimidades y la comunicación en una pareja) y H Story (por las formas que tiene de cortar, esa forma de eliminar tomas excesivamente largas para destilar lo esencial, la forma de planificar las escenas). La película en sí es una exploración de las intimidades y conflictos de pareja que arroja la aparición de Shun, un niño que es el hijo del hombre, cuando el chaval y su exmujer tienen un accidente de coche y la madre no puede ocuparse del hijo temporalmente. La parte más sorprendente, tomas largas y planificación aparte, es la iluminación en global. No entendí por qué hizo lo que hizo, pero cuadra más con el global que esa diferencia tan marcada entre la iluminación tenue y azulosa de muchas escenas diurnas y la amarillenta y ampulosa de las escenas nocturnas en el hogar cobra mucho sentido, ya que la presencia de Shun hace justamente eso: ensombrece aquellas dinámicas estancadas en roles adquiridos y patriarcales, cuando no en dinamicas tóxicas (la ausencia de sus personajes y sus automatismos), pero también ilumina gozos que estaban de paso o que no existen, y eso se da en especial en escenas con varios niños o con Seiko. Aki en el fondo va erigiéndose como el personaje central porque, como en la escena clave de la película, es quien más se transforma cuando aparece Shun y es también quien debe cargar con toda la responsabilidad de un padre que, incluso con los problemas de su trabajo (la empresa familiar), se convierte en un padre ausente por lo que ha visto en casa. Esto Suwa lo enfatiza por cómo enfoca la iluminación e incluso ensombrece las figuras para enfatizar la fusión (a veces más insidiosa de lo que parece) o la carga pesada en lo mental y emocional. Es curioso, a su vez, cómo los momentos de más felicidad o calma de Aki son a su vez los más naturales y luminosos, llegando a un momento muy bonito en el que se juega con los filtros y la imagen quemada para hacer el efecto de un recuerdo de verano que se queda en la memoria o como si fuera una especie de instantánea capturada en el tiempo, pero con la cámara. No sé, se me hace una película muy inteligente, aunque también me frustre que el diseño de sonido no se me hace tan trabajado como el visual (lo siento, pero esos susurros me duelen) y aun así me parece una gran película con bastante a abarcar. Me falta por ver Yuki y Nina, pero a priori el orden sería:
1.-H Story
2.-M/Other
3.-2/Duo
4.-El león duerme de noche
5.-Une couple parfait (me gusta, pero lo siento, no soy tan fan de esta película)
6.-El teléfono del viento
Y en general, diría que todas estas son de excelentes a bastante buenas.

PD: Otra cosa: me gusta mucho cómo captura el momento de la comunicación y la intimidad en la pareja con un padre ausente que evidentemente no está tan a la altura del asunto como parece (exhibido en especial por ese momento tensísimo cámara en mano).

109.- The lost city (Adam y Aaron Nee, 2022) – 3,25
Una película bastante chorra que habría sido totalmente decente de haber abrazado la parodia en su plenitud, pero que le falla completamente su carácter naíf en el proceso y su rollo pacato (el único momento medianamente horny en una parodia de trama de erotica es un escrito muy cringe). Hay momentos genuinos de parodia y otros de intimidad cuando se elige resolver peripecias de forma ridícula o cuando se abrazan las cagadas y fallas de sus personajes, pero los tics de su época y el carácter de dar la patada hacia adelante desaprovechan el potencial de una comedia/parodia romántica bastante decente.

110.- The wandering princess (Kinuyo Tanaka, 1960) – 6
Película de época sobre una princesa japonesa que se casa con el hermano del emperador de Manchuria para acercar posturas antes de que estalle la Segunda Guerra Mundial y los años posteriores. El guion es una adaptación de unas memorias escritas por la propia mujer, y Tanaka trata de darle vida a los choques políticos, a la vida familiar de la princesa Ryuko y su marido y a las diferencias sociales y culturales no solo entre Japón y China, sino también entre hermanos y clases. Como tal, la elegancia y poética a la hora de filmar de Kinuyo Tanaka, especialmente mediante composiciones y del uso del espacio, es algo muy notorio para marcar distancias y contrastes (siendo capaz de hacerlo también con planos/contraplanos cercanos bastante sencillos), pero todo ese envoltorio exquisito que me alucinó con Ogin-sama aquí produce extrañación por el revisionismo histórico que la película tiene, adornando el papel de los japoneses (me acuerdo de Ciudad de vida y muerte) y vilificando a los chinos con muchísima saña. Eso me ha hecho torcer el gesto y no disfrutar la película como me gustaría: me ha parecido que por una vez Tanaka ha filmado con belleza una serie de cosas con un tinte de propaganda antichina que puedo entender parcialmente pero que me parece horrible por momentos, en especial la parte final con Eisei. A su vez, pienso que esa parte final, la de Eisei, me hubiese interesado explorarla cien veces más que ver todo el trasiego y sufrimiento de las mujeres de Manchuria, pero eso ya es mi preferencia.

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crespo
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Re: Contador de películas 2023

por crespo » 18 Ago 2023, 00:04

La última reina, producción franco-argelina coescrita y dirigida por Adila Bendimerad, que además es la protagonista, y Damien Ounouri.

«Argelia, 1516. El pirata Barbarroja libera Argel de la tiranía de los españoles» :P Sin embargo, la alianza de los piratas y los argelinos se rompe en mil pedazos cuando el rey Salim Toumi es asesinado. Zaphira, una de las esposas de Salim Toumi –cuya existencia histórica va fluctuando entre el sí es no es, según los tiempos y los vientos que corren–, se va a convertir en la líder de esa extraña resistencia de leales ante un Barbarroja fiero con ese puño de hierro que abre y cierra a voluntad, pero que al mismo tiempo es mucho más maleable y manipulable, al punto que el duelo sr plantea por ratos fçisico y por ratos truculento y hasta sensual.

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Y por eso la obra, que se presenta en cinco actos, tiene mucho de folletinesco, aún más teatral y casi coreográfico –hay planos abiertos y exteriores, pero los bosques, los jardines y hasta la playa en buena medida otorgan esa impresión de escenario cerrado–, desde las batallas a capa y espada, hasta las relaciones de poder y/o de seducción, con una preocupación de ahondar en la psicología de los personajes, mostrar sus fortalezas y debilidades así como sus resoluciones, más o menos coherentes con su carácter y en la relación entre aliados y enemigos.

En ese sentido, la vital importancia de las mujeres, no solo la reina Zaphira, que pasan de ser apéndices de los hombres, a ser seres tan imperfectos como decididos, le da una perspectiva nueva a la obra, que se puede entender en clave feminista, o que al menos huye de los relatos de época, incluso si quisiéramos atender la forma de narración tipo Las Mil y Una Noches, domnde la mujer no se limita a narrar la acción de otros, sino que vive esas narraciones y, de hecho, el discurso se erige sobre esa base.

Este «Cines Verdi TV» me tiene loco porque no veo más que películas de autores interesantes que pillo todas empezadas y no me deja volver a verlas desde el principio. Peeeeeeero, he conseguido ver Ascensor Para el Cadalso, de Louis Malle, y aunque de buen inicio me ha parecido una cosa rara sin mucho interés, pronto esa cosa rara ha ganado en mucho interés, al punto de que toda la obra parece ir jugando con el morbo de una sucesión de errores, descuidos, escenas chuscas de personas que no están preparadas para lo que han desencadenado.

La amante Jeanne Moureau no confía en su amado y por eso cree verlo cuando en realidad este está encerrado en un ascensor tras haberse cargado a su jefe –un caso que, al final, no le importa a nadie, pese al supuesto poder de la víctima–; el chaval que roba el coche es tan infantil que, si no es por la irrupción de los alemanes, se pasaría la noche entera dando vueltas por la autopista sin dirección ni más objeto que correr como pollo sin cabeza, y aunque es él, por tarugo, el que desencadena los acontecimientos, luego se comporta como un niñito asustado mientras que su novia casi que parece creerse estar viviendo una novelita romántica de «Amour Fou», con un comportamiento opuesto al supuesto cinismo del personaje de Moureau.

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Luego está la investigación policial, que toma tintes absurdos, sobre todo, en el momento en el que toma la palabra el empleado de la Fiscalía. El abrupto desenlace, con ese monólogo desesperado de Moureau, le dará un cierre que va desde la coherencia de la historia al paroxismo de la forma, silueteado todo por la banda sonora donde la trompeta de Miles Davis marca la pauta y la diferencia.

Con todos esos ingredientes, la película se vuelve hipnótica, y más cuando cada personaje se hunde en su propia película interior, en el que ese carácter individual de los personajes que caracterizan las obras de la novela o el cine negro, contrasta con la imagen de una sociedad parisina convertida en un extraño hormiguero.

Hasta luego...
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Re: Contador de películas 2023

por crespo » 18 Ago 2023, 00:59

Por cierto, he visto 15 minutos de Heat y, definitivamente, no soporto esa película. Mucho grito y mucho ratata, mucha posturita y música para poner cara de velocidad, para pintarme una obra de polis y cacos en el que el poli ha de imponerse porque patata, cuando el personaje de Al Pacino es un puto insoportable, y toda la determinación del personaje de DeNiro -he de reconocer que la vez que vi entera la película me pareció bastante peor-, cuando tiene todas las cartas para poder escapar con su chica, de pronto tarda una eternidad en cargarse al bocazas y MALO por antonomasia cuando lo tiene a su merced y luego se vuelve un conejo asustado.

"¡El BIEN triunfó sobre el MAL! ¡Yujuuuuu!"

En fin...
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Re: Contador de películas 2023

por Iñigo » 21 Ago 2023, 10:40

Venganza - B.J. Novak

No llega a ser un "thriller", pero tampoco es una comedia. Más bien la englobaría dentro de las dramedias con algo de suspense. No me ha disgustado el tono satírico, a la par que reivindicativo, del carácter sureño. Bien.

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Re: Contador de películas 2023

por crespo » 01 Sep 2023, 09:56

Ya sé que casi todos las habremos visto, pero a cuenta del estreno de la cuarta película de Víctor Erice, se puede ver "El espíritu de la colmena" en pantalla grande, y no sé si también "El Sur".

Hasta luego...
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Re: Contador de películas 2023

por Iñigo » 01 Sep 2023, 10:00

Pues ayer vi Viaje al paraíso, de Ol Parker. Más allá de ver a George Clooney autoparodiándose y lo mal que está envejeciendo Julia Roberts, vaya película más mala. No hay que perder el tiempo como hice yo.

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Re: Contador de películas 2023

por Bundy » 01 Sep 2023, 12:20

crespo escribió: 01 Sep 2023, 09:56 Ya sé que casi todos las habremos visto, pero a cuenta del estreno de la cuarta película de Víctor Erice, se puede ver "El espíritu de la colmena" en pantalla grande, y no sé si también "El Sur".

Hasta luego...
Yo no la he visto y aprovecharé.
En principio la primera seguro, y diría que la segunda depende. Sé que en el cine en donde estoy quizá hacen también El sol del membrillo.

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Re: Contador de películas 2023

por Bundy » 04 Sep 2023, 12:18

111.-Cuando una mujer sube las escaleras (Mikio Naruse, 1960) – 9
Aunque para mi gusto no tan buena como mis películas favoritas de Naruse, sí entiendo que esta sea la película más famosa del director. Cuando una mujer sube las escaleras retrata muy bien la realidad patriarcal que debe vivir una mujer que quiere un negocio y una independencia propias (en cierto sentido, tiene sus paralelos con Imitation of life de Douglas Sirk), pero Naruse lo lleva más allá. Si Akasen chitai mostraba la cruda realidad de las geishas y prostitutas de los bajos fondos urbanos japoneses, aquí se hace lo mismo desde la realidad de los bares, que luego imagino se acabarían convirtiendo en host clubs.
Hideko Takamine vuelve a actuar a las órdenes de Naruse en un papel similar al de Nubes flotantes en tono: Keiko es el equivalente a la madame de un bar, y ya desde la primera escena enfoca esa subida de Atlas que debe hacer mediante un plano a los pies y escaleras y una voz en off reflejando, asimismo, una escalada alienante hacia un trabajo en donde las mujeres son vistas como una mercancía y no como seres humanos. En ese sentido, sigue la misma línea que muchas películas del director nipón, solo que aquí es incluso más oscuro porque Keiko sujeta una serie de redes que en el fondo quieren siempre algo de ella sin darle nada a cambio en el mejor de los casos. Todas estas redes (muchas de ellas patriarcales) se señalan siempre bajo códigos enmarcados en el noir, como por ejemplo las escenas de sexo o las de la cama: apenas vemos relaciones sexuales, pero hay una serie de marcadas líneas de tensión enfatizadas por la iluminación y por motifs muy parecidos (por ejemplo, cómo los hombres se visten después de follar de espaldas e irreconocibles con una luz dura, mientras que las mujeres, que buscan afecto, apenas reciben nada más que él, incluso recibiendo -valga la redundancia del verbo- desprecios verbales).
Además, es alucinante cómo el propio estoicismo del personaje de Takamine frente al despreciable mundo que le rodea consigue que esos planos en scope resulten tan agobiantes, y eso en parte es un gran trabajo de un montaje “cuasi invisible” como de unas composiciones que o bien están marcadas de forma muy tensa por los espacios (muchos rectangulares y cuadriculados, y hay un contraste entre la enorme cantidad de elementos en la mayoria de paisajes exteriores -excepto por uno muy importante- frente a esos espacios más abiertos y aislantes de los interiores -ahí sí creo que es donde es más brillante el trabajo, porque a poco que piensas las escenas de tensión están muy bien calculadas en función del espacio para generar opresión). En ese sentido, quizá la parte más reseñable aquí sea más la forma que el fondo, porque aunque el fondo y la historia sean claros y cristalinos por sí solos, la forma en cómo Naruse utiliza la voz en off y los espacios como formas de constreñir y ahogar a sus personajes y las inspiraciones que toma del noir la convierten en algo decadente, depresivo y con un poso que, aunque anticlimático, ayuda a generar relieve sobre cómo Keiko (y otras mujeres) acaba siendo un Atlas a quien el propio patriarcado la usa o la escupe en la cara según la circunstancia.

112.-Las dos tormentas (DW Griffith, 1920) – 8,25
Uno de los clímax más atractivos y románticos del mudo junto a The half-breed; si en el caso de la película de Dwan era el fuego el que genera ese efecto, en el caso de Grffith es el del agua.
Por un lado, me parece una película mejor confeccionada que otros melodramas a la hora de estructurar y prepararlo todo para ese clímax inevitable en una película con más de una seña y evocación cristiana. En ese sentido, y a nivel narrativo, es la película más meditada en su ritmo, casi que parece una sinfonía en imágenes por la cadencia que estas tienen. Por otro lado, los tics del director (su fijación con close-ups que no son necesarios y son para epatar, cómo se perfila a los “villanos” o “patanes”) son horribles, aunque por suerte no se extienden de forma brutal al conjunto como en otras ocasiones y, por suerte, creo que hay muchos personajes y situaciones que desprenden ternura y que, para sorpresa mía, generan un equilibrio sumamente agradable de sensaciones y emociones que están muy bien calculadas. Me parece un Griffith en estado de gracia culminando con algo extraordinario como en la escena del río.

113.-The enchanted Desna (Yuliya Solntseva, 1964) – 8
La película de Solntseva es una adaptación medio biopic, medio fantasía de una novela de su marido Aleksandr Dovzhenko, y con esta película acabó ganando la Concha de San Sebastián de su año. Dovzhenko combina parte de su vida en la infancia junto con la de un sargento que busca liberar la Ucrania soviética de la influencia nazi. El contraste y la narrativa se desprende de la imagen, y en este sentido es algo bastante rico tanto en fotografía como en planificación e iluminación. El fragmento de la infancia es una mirada ensoñada, llena de color y profundamente bucólica, tanto que incluso la prova Solntseva filma esto usando momentos de cámara lenta, y a su vez, en todos esos momentos, hay una viveza de color y un atrevimiento en lo visual inusitados para una película de corte clásico (esos planos subjetivos con los árboles, los zoom out bruscos para reenfocar la acción, la forma de retratar la violencia con contrapicados y usando imagería cuasi surealista -en eso se parece la violencia como la filma Raúl Ruiz, infantilizando la misma para generar todavía más impacto-, el espíritu romántico de los elementos y la naturaleza), junto con una mirada adulta más oscura y desangelada (esa presencia de nubes negras, el momento increíble con explosiones filmado de noche, la soledad enfatizada y la tensión a nivel de composicion), y las dos funcionan debido a cómo se integra la naturaleza y la mirada nostálgica mediante la voz en off, muy poética y todavía mejor ligado con unos diálogos muy curiosos. Si acaso a nivel audiovisual conecta, no le acabo de ver tanto el sentido narrativo, además de haber una mirada muy naíf al espíritu del progreso comunista (pero aquí ya hay que ver si es propaganda o qué). En fin, una adaptación que, aunque algo sin sentido, tiene alguna de las imágenes más bellas que recuerdo (y espero que llegue una buena copia analógica o se restaure, porque lo merece).

114.- The company of strangers/Strangers in good company (Cynthia Scott, 1990) – 7,75
Una de las películas más tiernas que he visto. Un grupo de mujeres ancianas viajan en autobús y a una de ellas se le antoja hacer un desvío, sin darse cuenta de que ese desvío les obligará a quedarse varadas por una avería del propio autobús. Desde ese momento, lo que queda es una exploración de las vidas de las ancianas con la excepción de la conductora de autobus (tanto por edad como por etnia), y un eterno entretenimiento o espera en la “condena” de quedarse en una casa interior. Aquí lo particular es el grupo de mujeres ancianas y cómo se relacionan entre ellas: esa confesión del lesbianismo, la coquetería de una belleza ya perdida, condiciones de trabajo terribles, sueños, esperanzas, enfermedades y amores contados por un grupo de gente más cerca de la tumba que de la vitalidad más férrea es ya una base muy suculenta que Scott consigue insuflar de vida con una filmación muy bucólica y enfocada tambien en la naturaleza y en el buen trabajo en las composiciones de planos (muchos de ellos, además, más cercanos a los planos medios que a los close-ups, aunque estos existan, como intentando tomar una distancia respetuosa sobre lo que las ancianas se cuentan).

115.- Still life of memories (Hitoshi Yazaki, 2018) – 7,75
Gran película de Yazaki en el que quizá su mayor virtud es que lo nebulosa de su propuesta y de sus personajes permite a la fotografía brillar con mayor intensidad. La película, que tiene como base un fotógrafo a quien se le propone fotografiar el coño de una persona que siente que está muriéndose (sí, es como suena) acaba convirtiéndose en una serie de relaciones nebulosas y difuminadas sobre deseo, relaciones de poder y consentimiento con la excusa de una exposición fotográfica (la presente, desde la primera escena; y la futura, con la relación ímplicita de la maternidad y la muerte). Su parte más impresionante es, pero, la visual: hay una nitidez clarísima y un matrimonio perfecto entre dirección y director de fotografía en tanto que se ven decisiones muy meditadas en la transición del color al banco y negro o viceversa, en la nitidez de las fotografías y cómo estas contrastan con cierta desaturación de la imagen en las escenas diurnas. Es la segunda película que veo del director y es increíble el trabajo de imagen, nitidez y cómo este consigue articular una obra como esta.

116.-El espíritu de la colmena (Victor Erice, 1973) – 7
Me gustaría decir que la película me ha encantado, pero en realidad he tenido momentos de soponcio. Me parece que tiene habilidades obvias para seducir, desde la forma en cómo Erice establece el raccord y el montaje para encadenar secuencias de forma poética así como la forma en que va encadenando cortinillas y pequeños pasajes casi como si fuese de otro tiempo y con otro tiempo. También tiene un componente etéreo y romántico por cómo encadena esas secuencias tan poéticas junto con los elementos y efectos del día a día (el humo de los trenes a la hora de retratar ese deseo suspendido en el tiempo en la escena de correos, el juego con la colmena en sí), y creo que eso, ligado al uso de cortinillas y al tremendo trabajo de actores -sobre todo en una jovencísima Ana Torrent- genera una obra melancólica y misteriosa que tiene su propio tiempo, y que es capaz tanto de acortar distancias y sucesos como de alargarlos como si nunca se terminaran -es el caso de la “muerte” de uno de los personajes principales, o el momento en plena luna llena. Quiero leer “Si te dicen que caí”, pero me da la sensación que este tipo de obras fantásticorealistas de la generación del 50 le iba como el dedo a Erice (lástima de lo que sucedió con “El embrujo de Shanghai”.
Dicho esto, lo siento, pero he sentido un soponcio que por ejemplo no he sentido en obras de Duras y que no me pasa con “El sur”.

Dezsö Kosztolányi
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Re: Contador de películas 2023

por Dezsö Kosztolányi » 05 Sep 2023, 12:02

Indiana Jones y el Dial del Destino (inglés): Con unas críticas que la tachaban de mediocre, la he visto con expectativas limitadas y... las ha cumplido. No puedo decir que esté mal; la historia es interesante (incluido el último acto, que me lo creo), Harrison Ford cumple mejor de lo que esperaba, y la regeneración visual de su juventud es meritoria (salvando un par de planos en los que canta demasiado).

En al apartado negativo, mencionaré una excesiva duracción del metraje, que viene impuesta por demasiadas escenas de acción (el tramo intermedio se me hizo tedioso e incluso desconecté), una dirección plomiza, con encuadres y filtros muy discutibles, una banda sonora metida con calzador en algunas escenas, un par de personajes (la chica y el niño moro) que no me producen ningún interés, y un CGI demasiado obvio y chapucero.

La sensación que me queda es que es una película decente, pero que podría haber sido mucho más (incluso a la par de la trilogía original) con una mejor dirección y personajes secundarios.

Xavimaniaco
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Re: Contador de películas 2023

por Xavimaniaco » 06 Sep 2023, 16:40

18 Boku wa asu, kinou no kimi to dêto suru ( Tomorrow I Will Date with Yesterday's You ) 2

La película narra la relación de un mes de los protagonistas. Estos solo se encuentran cada x años, no recuerdo exactamente y la peculiaridad es que uno avanza en el tiempo y el otro retrocede. Es decir, la película se pasa rizando el risa de estos romances asiáticos con toques paranormales o mágicos lo que hizo que me aburriera enormente al no poder entrar en su argumento.

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19 Falling Down (Un día de furia) 7

La película me atrapó desde el inicio ya que recrea bastante bien, aunque pasen demasiadas cosas en un solo día, ese momento en el que nos hemos dado cuenta que todo se va a la mierda y ya solo importa una cosa. Dentro de la inverosimilitud de lo que sucede, plantea críticas interesantes a la sociedad en la que vivimos y la forma de organizarnos.

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20 Isshuukan furenzu (One week friends) 6.5


Película del mismo género que la 18. Es decir, romances asiáticos con situaciones extrañas. En este caso, el interés amistoso romántico del protagonista es una chica que cada domingo por la noche olvida a sus amigos y él se empeña en convertirse en su amiga nuevamente cada lunes. La película se basa en el comic del mismo título que leí después de verla y he de decir que me parece muy superior al comic, este me pareció malo, ya que quita toda la paja del comic y mejora detalles importantes del guión del mismo. También se toma la libertad de añadir personajes cliché para hacer la película menos original pero utilizando recursos probados que funcionan en el género.
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Xavi Fernandez sencillamente el mejor jugador de la historia.02-07-2003

Xavimaniaco
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Re: Contador de películas 2023

por Xavimaniaco » 07 Sep 2023, 15:38

21 Kimi wa Tsukiyo ni Hikarikagayaku (Your shine in the moonlight) 5

Otra película del género romántico con situaciones extrañas, en este caso, basado en una novela y dirigida por el especialista en este tipo de producciones Shô Tsukikawa. El argumento de la misma, es que el interés amoroso del protagonista tiene una enfermedad que la hace brillar y que indica que le queda poco tiempo de vida por lo que no puede salir del hospital donde se encuentra ingresada hasta que muera. Para contar las historias el director cuenta con los trucos habituales en el género y acaba entregando una película superior "su película" My little Monster pero inferior a Quiero Comerme tu Pancreas dejando claro que el argumento es la parte más importante de una cinta.
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22 El Buen Patrón 6

No he visto los últimos trabajos de Aranoa, en este tira de brocha gorda para contar una entretenida sátira del empresario "familiar" donde Bardem actúa de forma sobreactuada y algunas situaciones se resuelven con poco ingenio.

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Xavi Fernandez sencillamente el mejor jugador de la historia.02-07-2003

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crespo
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Re: Contador de películas 2023

por crespo » 13 Sep 2023, 18:12

Víctor Erice ha hecho con Cerrar los ojos su testamento fílmico.

Cuesta meterse en esas casi tres horas de ritmo cansino, pero una vez en el ajo, consigue tejer una historia de reencuentro del amor perdido muy bonita.

Por pura educación sentimental propia, me quedo con el momento "Río Bravo" y ese volver a la sala que quizá alguna vez pudiera ser aquella de "El espíritu de la colmena".

En otro orden muy distinto de las cosas, Itsaso Arana realiza una obra sensible y llena de fuerza con Las chicas están bien.

Hasta luego...
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Re: Contador de películas 2023

por Bundy » 13 Sep 2023, 23:29

crespo escribió: 13 Sep 2023, 18:12 Víctor Erice ha hecho con Cerrar los ojos su testamento fílmico.

Cuesta meterse en esas casi tres horas de ritmo cansino, pero una vez en el ajo, consigue tejer una historia de reencuentro del amor perdido muy bonita.

Por pura educación sentimental propia, me quedo con el momento "Río Bravo" y ese volver a la sala que quizá alguna vez pudiera ser aquella de "El espíritu de la colmena".

En otro orden muy distinto de las cosas, Itsaso Arana realiza una obra sensible y llena de fuerza con Las chicas están bien.

Hasta luego...
La de Itsaso está francamente bien. Sigue teniendo muchos tics de los Ilusos que a ratos me parecen insufribles, pero la cantidad de ideas visuales que arroja son descomunales, y hay un matrimonio ideal entre dirección y montaje brutales. ¿Son los títulos de esa película uno de los mejores de la historia del cine? Eso tocará plantearlo también.

Heidegger
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Re: Contador de películas 2023

por Heidegger » 15 Sep 2023, 22:09

Por fin se ha estrenado "Kuolleet lehdet", la última película de Aki Kaurismäki. Es una maravilla, sin duda uno de sus mejores trabajos. Me sigue sorprendiendo la habilidad que tiene Kaurismäki para representar una Finlandia física que no existe —Helsinki, en este caso— pero que, de forma paradójica, ejemplifica una cierta manera de ver la vida —resumida en las miradas, en unos rostros depurados de emociones que transmiten una fuerza descomunal en su estatismo—. La Finlandia que aparece en "Kuolleet lehdet" no existe, pero se siente real en su esencia, en esos personajes rotos que, pese a todo, siguen siendo optimistas. La escena con la actuación en directo de las Maustetytöt es abrumadora: la conexión existente entre la letra de la canción y las emociones del protagonista es coherente y hermosa, profundamente humana. Me ha llamado la atención, por cierto, cómo el alcoholismo se ha convertido, por primera vez en el cine del autor finlandés, en un problema humano que provoca dolor y sufrimiento. Me ha sorprendido, para bien, el papel de Jussi Vatanen, un actor que no solía prodigarse en papeles dramáticos.

clorobuldo
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Re: Contador de películas 2023

por clorobuldo » 16 Sep 2023, 22:51

crespo escribió: 18 Ago 2023, 00:59 Por cierto, he visto 15 minutos de Heat y, definitivamente, no soporto esa película. Mucho grito y mucho ratata, mucha posturita y música para poner cara de velocidad, para pintarme una obra de polis y cacos en el que el poli ha de imponerse porque patata, cuando el personaje de Al Pacino es un puto insoportable, y toda la determinación del personaje de DeNiro -he de reconocer que la vez que vi entera la película me pareció bastante peor-, cuando tiene todas las cartas para poder escapar con su chica, de pronto tarda una eternidad en cargarse al bocazas y MALO por antonomasia cuando lo tiene a su merced y luego se vuelve un conejo asustado.

"¡El BIEN triunfó sobre el MAL! ¡Yujuuuuu!"

En fin...

Es que en esa película el que mejor está es Val Kilmer.

Un Pacino pasadisimo de rosca jode toda la pelicula. Si cuentas los minutos que salen el y de Niro apuesto a que salen los mismos y teniendo en cuenta que el personaje de Pacino es totalmente arquetípico pues lastra el film.

Yo a Heat le pongo un 5,5.
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Genjuro
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Re: Contador de películas 2023

por Genjuro » 17 Sep 2023, 13:33

238. Revizor (Martin Fric, 1933) - 5,5

Otra comedia de Fric, adaptación en este caso de una obra de Gógol y cuyo planteamiento es bastante socorrido: a una localidad del imperio ruso llega el rumor de que van a ser inspeccionados por un oficial del gobierno zarista, por un "revizor" que podría llegar de incógnito, y por supuesto las fuerzas vivas de la ciudad toman por el mismo a quien no lo es, prodigándole toda clase de agasajos. Con Vlasta Burian y Jaroslav Marvan encabezando el reparto, la función satírica resulta muy simpática, pero el desarrollo argumental se me antoja demasiado convencional y un tanto pobre, no sé si herencia del original literario.


239. Come Black, Little Sheba (Daniel Mann, 1952) - 5

Un drama doméstico de evidente origen teatral sobre un maduro matrimonio que alquila una pieza de la casa a una joven estudiante. El esposo es un ex-alcohólico que lleva un año limpio y su mujer, ama de casa, intenta superar la apatía de su vida interaccionando con quien pilla a su paso. Es la llegada de la joven la que altera el status quo, con la atracción que él siente por ella, mezclada con un sentimiento de protección paternal, que le hace revivir sus frustraciones vitales, y que son las de un matrimonio que tuvo lugar por causa de fuerza mayor y que perdió al bebé que esperaban. El título hace referencia a un perro que se les ha escapado y que la mujer está obsesionada con recuperar, como un símbolo de todo ese pasado que no es capaz de superar. La puesta en escena es bastante correcta, pero me cuesta horrores aguantar al personaje de la esposa, tanto que no termino de creerme que el marido haya sido capaz de mantenerse un año sobrio, aunque el film apuesta por una doble dinámica de frustración y dependencia.


240. The Valiant Ones (King Hu, 1975) - 5,5

Un clásico wuxia dirigido por uno de sus más grandes cultivadores, nos ofrece la historia de unos mercenarios contratados por las autoridades para detener la oleada de ataques pirata acometidos en las costas chinas por un grupo de bandidos que lideran unos espías japoneses. El film cae en demasiadas ocasiones en una sucesión de exhibiciones de habilidades asombrosas, que siempre tienden a imponerse a la (muy errática) historia o al (limitado) desarrollo de los personajes. Pero entre sus rápidos montajes se dejan ver atractivas imágenes y secuencias, así como un ufano placer por la aventura y el deslumbramiento.


241. Seven Days to Noon (John Boulting & Roy Boulting, 1950) - 6

El pánico nuclear toma cuerpo en este thriller británico donde un científico ha conseguido llevarse una bomba atómica y amenaza con hacerla explosionar en Londres a menos que el gobierno anuncie que renuncia a su fabricación. El film es en buena medida un policíaco, aunque ese carácter se difumina un tanto según avanza el metraje. Es curioso su mensaje, puesto que el científico recibe un trato ambivalente: por un lado se le dibuja como una persona que ha perdido el equilibrio en alguna medida, pero al mismo tiempo nunca llega a convertirse en un villano y todo lo que dice tiene demasiado sentido. Por otro lado, también se percibe de manera nítida el pasado bélico tan reciente que ha tenido que soportar la población, que tiene su peso en la película. Es una obra bien narrada, quizás no memorable, pero que sospecho captura muy bien cierta neurosis del momento (posbélico y atómico).


242. Kono ko no nanatsu no oiwai ni (Yasuzô Masumura, 1982) - 6

En el cine de Masumura proliferaron los personajes femeninos convertidos en seres destructivos como respuesta a la agresión sufrida previamente, servida por la sociedad machista. Aquí ese personaje sería una niña en el prólogo, instruida obsesivamente por su madre enferma para vengarse del padre que les ha abandonado. Ya en presente, un asesinato inicia un relato de investigación periodística que me parece va muy en la línea de cierto cine japonés que parece haberse puesto de moda en los años setenta sobre misteriosos crímenes que luego se aclaran en el tramo final tirando de giros argumentales. Lo más curioso quizás de este ejemplo es el uso del punto de vista, que en su primera mitad viene dominado por un personaje que después desaparece de la escena en la segunda mitad. Es curioso cómo las relaciones sentimentales tienden a ser enfermizas, algo que también se puede rastrear en el cine de su director. También hay torpezas como usar a Shima Iwashita para un personaje que en principio debería parecer secundario y arruinar así cualquier posible sorpresa. Al final la película se siente un tanto formularia y los personajes prisioneros del argumento.


243. L'Invitation (Claude Goretta, 1973) - 6

El muy delimitado microcosmos de una oficina se traslada a una celebración dominical cuando uno de los trabajadores, que lleva unos meses de baja por la muerte de su madre, invita a todos a la inauguración de su impresionante casa. La disipación que promueve la situación irá potenciando las tendencias de cada uno de los personajes, y la película juega con sus roles, con esas fuerzas de poder y subordinación de las que nunca se pueden sacudir del todo, y muy especialmente pone en cuestión la posibilidad de que unas relaciones económicas se puedan convertir en afectivas. El film resulta así en una comedia de cámara con un regusto bastante ácido.


244. A harározat (Judit Ember & Gyula Gazdag, 1972) - 7

Este documental nos ofrece el raro privilegio de ser testigos del funcionamiento de los resortes políticos en la Hungría socialista. La cuestión en disputa es la caída en desgracia del presidente de una cooperativa agraria a ojos del Partido, acusado de haber contratado a un delincuente o de tener un sueldo y unos gastos de representación demasiado altos. Pero en sus dos años de presidencia, el acusado ha conseguido sacar a la cooperativa de sus problemas financieros, mejorando sus resultados de manera muy significativa. El film se ciñe a cuatro reuniones/asambleas: primero los líderes locales del Partido, luego éstos con representantes de la cooperativa, más tarde una asamblea local del Partido y finalmente la esperada asamblea de la cooperativa donde se decide el futuro de su presidente. Con cierta sutilidad pero a cara descubierta, vemos cómo una organización quiere imponer su criterio a otra guardando siempre una apariencia de democracia en el proceso. Es una fascinante observación sobre los mecanismos de poder, muy sencilla a nivel estilístico, donde la cámara busca los rostros de los protagonistas, sus gestos a veces tan reveladores, y que nos proporciona la sensación de ser testigos privilegiados de una acción relativamente privada.


245. Jitsuroku: Shisetsu Ginza keisatsu (Jun'ya Satô, 1973) - 6

Otro de los innumerables títulos yakuza producidos por la Toei, aquí se aprecia nítidamente la influencia de la saga Batallas que Kinji Fukasaku había iniciado el año anterior, que incluso potencia algunos de los elementos más característicos de aquella. Estamos en posguerra, cuestión importante ante unos elementos humanos que tienen mucho de despojo, humillados y asalvajados. Son varios soldados y un crupier yakuza que se unen y se hacen fuertes en Ginza, hasta que comienzan a rivalizar entre ellos. La amoralidad, brutalidad y nihilismo de los personajes es muy llamativo. El film empieza de hecho con uno de estos tipos matando a un bebé y a su madre, que debía de ser su mujer o novia devenida en prostituta. Y no hay espacio para redenciones morales, sólo para más violencia (auto)destructiva. El uso de la cámara en mano también es muy notorio, especialmente en las escenas de acción para retratar la violencia, donde el caos y la confusión se convierten en la nota dominante.


246. Warui yatsura (Yoshitaro Nomura, 1980) - 5,5

Nadie es inocente en esta historia sobre un joven y mujeriego doctor, heredero de un hospital, que alterna la compañía de hasta cuatro mujeres diferentes a las que pretende utilizar y a cuyo alrededor se suceden muertes en las que toma más o menos parte. Es la típica figura del depredador que finalmente resulta más bien depredado. Lo más molesto de la película es su banda sonora, que puntualmente recuerda a algunos títulos del destape español (serán cosas de la época), pero es un título bien narrado, en la línea de un Nomura que frecuentaba historias criminales sin altisonancias tonales, aunque con algunas extrañas decisiones (como retrasar el momento de mostrar el rostro del policía, yo creo que por la única razón de estar interpretado por Ken Ogata).


247. Kaddu Beykat (Safi Faye, 1976) - 5,5

Se trata al parecer del primer film africano dirigido por una mujer, que adopta una forma vagamente epistolar para hablarnos en forma de documental etnográfico de la vida en una aldea, y donde ciertos resortes de ficción asoman en la historia de dos jóvenes que se quieren casar, probando el chico suerte en la ciudad para conseguir el dinero necesario para afrontar el matrimonio. Es una obra tremendamente sencilla en la forma, incluso demasiado. Tiene el encanto de la realidad que proyecta un tanto en bruto, pero le falta capacidad de seducción visual.


248. Sadie McKee (Clarence Brown, 1934) - 6,5

Un drama pre-Code sobre segundas oportunidades en donde el personaje que interpreta Joan Crawford, hija de una cocinera, se mueve entre tres hombres: el señorito de la casa y compañero de juegos infantiles cuyo estricto sentido moral la aleja, el simpático truhán del que está enamorada, con el que se va a la gran ciudad y que la deja desflorada esperándole para casarse, y el todavía más simpático millonario borrachín con quien se termina casando. Algunas situaciones son un poco tópicas, pero los personajes tienen carácter y se va construyendo el andamiaje dramático para explotar en el último tramo del film en efectivas escenas emocionales donde Brown sabe mantener la elegancia en el tono y la forma.


249. Barbie (Greta Gerwig, 2023) - 6

La adaptación a personajes de carne y hueso del mundo de Barbie resulta, en manos de Greta Gerwig, en una comedia satírica y feminista, un título que se inscribe nítidamente en el zeitgest para facilitar una hábil operación de marketing de la muñeca más famosa del mundo, un lavado de cara a modo casi de redención de los pecados inherentes a sus características y su éxito, y que son abordados en numerosas pullas a lo largo del metraje, pero más a modo de purga que de derribo. El caso es que la estructura argumental me ha recordado un tanto a varios films de animación (más bien de Pixar) en los que el universo humano y otro fantástico entran en contacto y se pone en peligro uno de ellos (en realidad no deja de ser otra propuesta de multiverso). En este caso sucede cuando a Barbie le comienzan a suceder cosas extrañas (humanas) en su vida perfecta y va al mundo humano para tratar de solucionarlas justo a Ken, un personaje de naturaleza complementaria y sin autoestima que descubre aquí el patriarcado y trata de implantarlo en el mundo de Barbie. La corporeización de este estereotipado universo de plástico y su contacto y contraste con el mundo humano, incluyendo el rol de la propia compañía Mattel, resulta muy divertida, y el conflicto que desata a nivel social tiene su disfrutable acidez. Quizás el tramo final pierde fuelle, cuando el humor deja más paso tanto al espectáculo (aunque el número musical está logrado), como al conflicto intimista que explora la vena emotiva de la historia (y es cierto que el montaje de videos caseros resulta muy efectivo), para cerrar la operación de empatía hacia el personaje. Es un proceso de humanización de la muñeca para recuperar la vigencia de su icónica figura, para hacerla aparentemente independiente de las viejas estructuras culturales y empresariales y convertirla en una heroína del feminismo. Es una nueva demostración de músculo del capitalismo consumista para sacar provecho de discursos alternativos y críticos, para hacer de ellos material de más consumo, lo cual ya se insinúa desde la propia puesta en escena film, innegablemente hábil, pero formateada para un consumidor de imágenes que necesita constantes estímulos visuales.


250. Macunaíma (Joaquim Pedro de Andrade, 1969) - 5,5

En forma de farsa se construye esta sátira sobre la sociedad brasileña, con la figura de un antihéroe al que le adornan un buen número de malas cualidades. Es un personaje vago, egoísta y traicionero, nacido en una familia campesina pero que se traslada a la ciudad junto a sus hermanos cuando muere su madre. Desde bebé le interpreta un actor (muy) adulto, que luego cambia a otro cuando se transforma de negro en blanco. No es el realismo el objetivo de su director, pero sí criticar varios de los males muy reales de su país, como el racismo, el autoritarismo, la violencia o la superchería, así como el carácter de parte de su población. Funciona como pieza de desarrollo argumental libérrimo, bien incrustada en los diferentes ambientes que retrata, pero como obra humorística no termina de convencerme (siempre es complicada la traslación del humor entre países) y es difícil interesarse por los personajes.


251. The Gay Divorcee (Mark Sandrich, 1934) - 5,5

Vehículo para el lucimiento de la pareja Fred Astaire y Ginger Rogers, donde el primero cae enamorado tras un encuentro fugaz con la segunda, quien le evita hasta que coinciden en un hotel donde ella va a tratar de conseguir el divorcio fingiendo un affaire con un supuesto amante. Es ahí cuando entra en juego el equívoco tan típico en el género, pero que en este caso dura realmente muy poco. La verdad es que el material humorístico es más bien pobre y tirando a obvio, en un guión poco cuidado que se presta por ejemplo al desvergonzado product placement que le hacen al tema musical The Continental (y que propicia un número musical larguísimo). Sandrich entrega una puesta en escena muy funcional carente de genio, y el film termina descansando sobre las habilidades de su pareja protagónica.


252. Hell Is for Heroes (Don Siegel, 1962) - 6

En esta cinta bélica ambientada en la Segunda Guerra Mundial, un escuadrón debe volver al frente y allí se queda sólo defendiendo una sección del mismo, de manera que su principal objetivo es que el enemigo no descubra su vulnerabilidad. Uno de sus componentes, el protagonista interpretado por Steve McQueen, es un soldado recién llegado al grupo, pero muy experimentado, arisco y exageradamente lacónico, un carácter demasiado construido, demasiado arquetípico de hecho. Los diferentes episodios se suceden no de forma memorable, pero con la solvencia narrativa de Siegel, hacia un final que otras manos tendrían la tentación de convertir en heroico, pero que aquí termina ahogado por la violencia, la verdadera nota característica, el fuerte regusto que nos deja la película.


253. I Need a Ride to California (Morris Engel, 1968) - 5

Un Easy Rider avant la lettre muy imbuido en la moda hippie del momento. El film tiene un cierto carácter metanarrativo, ya que su joven protagonista anuncia en las primeras escenas que va a hacer una película reflejando sus experiencias al llegar al East Village, y durante el metraje vemos imágenes de rodaje, jugando un poco a la confusión de que todo pueda ser ficción dentro de la ficción, aunque ésta no dejaría de ser un reflejo de las experiencias reales de la chica. El montaje y la profusión de canciones provoca que en muchos momentos parecezca una sucesión de proto-videoclips hippies que explotan la estética del movimiento y cuestiones como el amor libre, de manera que la belleza que pueda atesorar alguna de sus imágenes queda un tanto ahogada por el formato. El tema mejora un poco al avanzar la película, cuando se tiñe de cierto desencanto y acaba sugiriendo que el personaje vive en una potencial ficción que todavía tendría difícil cabida en el mundo real, dando así un cierto sentido a esa vena metanarrativa que comentaba antes.


254. Falcon Lake (Charlotte Le Bon, 2022) - 6,5

Una coming-of-age story muy típica que sobresale por su delicadeza y cualidad misteriosa. Si la adolescencia es un periodo donde los jóvenes pueden temer la invisibilidad, sentirse fantasmas, ante aquellos de quienes les gustaría rodearse, o incluso desearla para sumergirse en la insularidad, este film trabaja la literalidad de esos sentimientos con constantes apelaciones a los espectros. Está muy bien manejado el punto de vista, que recae en un chico que llega con su familia a una casa al lado de un lago, acogidos por una amiga cuya hija tiene un par de años más y se convierte en una suerte de cómplice y compañera, pero especialmente objeto de su deseo amoroso. Toda su corriente emocional, su inseguridad, sus alegrías y frustraciones, están reflejadas con mucha autenticidad por Le Bon, siendo un personaje en fase de descubrimiento, haciéndose mayor e interseccionando a pesar de la diferencia de edad con el más misterioso personaje de la chica, porque ella no parece tener prisa en crecer, en dejar atrás la inocencia. Una obra sensible y elegante en sus formas visuales sin dejar de vibrar en primer plano con sus criaturas. Quizás el final peca de una relativa grandilocuencia por comparación con el resto del metraje.


255. Mollenard (Robert Siodmak, 1938) - 6,5

Un film de curiosa estructura, escindido en dos partes muy diferentes entre sí, con un primer tramo entre aventurero y protonoir, donde el bastante amoral capitán de barco que realiza contrabando de armas a espaldas de la compañía que le paga entra en conflicto con su traficante en Shanghái, mientras en la segunda parte se las tiene que ver con su castradora esposa al caer enfermo, una némesis que resulta mucho más temible que el enemigo de gatillo fácil, lo que nos lleva al terreno del terror doméstico. Quizás un tanto machista, la historia aboga por el espíritu de libertad y aventurero ante las convenciones de la sociedad que a menudo no son más que hipocresía, todo ello convenientemente proyectado por la notable puesta en escena de un Siodmak que posteriormente entregaría alguno de los referentes del cine noir, de aventuras e incluso de terror.


256. Sati (Aparna Sen, 1989) - 7

Estamos a principios del siglo XIX en algún lugar de la India donde todavía hay costumbre de que algunas mujeres se inmolen junto a su marido muerto, aunque como muestra la escena inicial, no parece que haya mucho de voluntad propia en ese acto. Ya marca ese comienzo el carácter argumental de la película, cómo refleja a la mujer en su condición de víctima de una sociedad radicalmente machista con un organigrama opresivo del que también forman parte activa las propias mujeres, por supuesto (quizás es un recurso fácil, pero resulta muy visual y lacerante esa radical diferencia en la reacción de la madre cuando le dan la mala noticia de que una hija suya ha tenido una niña y cuando la vaca pare una cría hembra, para su alborozo). La protagonista, que es muda, ocupa un lugar todavía más bajo en la sociedad (y eso que es de la casta más alta), pero también oficia de testigo para todos nosotros. Ella, acogida por su tío tras el fallecimiento de sus padres, es un problema para la familia porque no le encuentran marido y entorpece el casamiento de su prima, de manera que en un momento dado la casan con un árbol, elemento que tiene su sentido simbólico. Lo que podría ser un catálogo de agravios para explotar dramáticamente la debilidad del personaje, está llevado con sobriedad por Sen en una puesta en escena donde se puede rastrear un sentido narrativo para (casi) todas sus decisiones visuales. Además, me gusta cómo utiliza los fundidos-encadenados, que realzan la sensación de fluidez orgánica del relato, también el uso de los fenómenos atmosféricos, o detalles como el recurso a desviar la cámara hacia la sombra que proyectan los personajes en una de las escenas cruciales (y violentas) del film, siempre con un punto de pudor que es de agradecer.


257. The Snorkel (Guy Green, 1958) - 5,5

Una producción de la Hammer que sin recurrir a sus clásicos monstruos resulta muy clásica y arquetípica en el conflicto que plantea entre monstruosidad e inocencia. En su apertura observamos a un hombre cometer el típico "asesinato perfecto" sobre su mujer. La hija de la asesinada e hijastra (cómo no) del asesino está convencida de que él es el culpable, pero nadie atiende a sus razones. Tiene así la historia mucho de terror infantil (aunque la protagonista es una adolescente), y a pesar de algunos detalles un poco torpes y poco creíbles de guión, resulta bastante efectiva.


258. Mirch Masala (Ketan Mehta, 1987) - 5,5

Otro film indio que tiene a la maltratada figura de la mujer como centro argumental. Su protagonista, cuyo marido se ha ido a la ciudad para trabajar, es el objeto de deseo del cabecilla militar acampado a las afueras de su pueblo, y un encuentro resuelto con una merecida bofetada de ella provoca que sea perseguida y acabe refugiada en la factoría local de masala, donde un viejo guardián no cede ante las presiones de todos para entregarla. Hay más líneas argumentales que abundan sobre el machismo, el clasismo y el autoritarismo y que más o menos convergen en ese conflicto que hace derivar el film en alguna medida hacia el thriller. La progresión argumental y dramática me parece hábil y el tono de la historia está bastante bien manejado, sin explotación sentimental, aunque el cierre de la película peca de subrayado. Visualmente resulta mucho más interesante a nivel cromático, especialmente con el uso del rojo característico de la producción de masala, que en su diseño de planos, con tanto zoom que afea la imagen.


259. Saraba hakobune (Shuji Terayama, 1984) - 5,5

Adaptación japonesa de Cien años de soledad que toma algunas de sus líneas argumentales y comprime temporalmente el arco narrativo que concierne a los personajes, aunque luego se expande desde el cambio de siglo en que parece tener lugar el grueso de la narración hasta el presente en una pirueta temporal que puede sugerir la pervivencia de ciertos atavismos. El tiempo es de hecho un elemento fundamental, con esa obsesión de los habitantes de un pueblo por los relojes, por el control de los mismos, por la suspensión en que parecen encontrarse, también en términos espaciales. Así toma mayor sentido el proceso digamos degenerativo que van sufriendo los personajes, donde su comportamiento va perdiendo lógica y el surrealismo se va haciendo más y más presente en las imágenes del film. El universo de García Márquez, o la parte de la que hace uso Terayama, no se siente impostado, se asimila con bastante naturalidad a lo que espero de la cultura japonesa, pero me falta, claro está, el deslumbramiento narrativo, y lo cierto es que me cuesta sentir excesivo interés por los avatares de los personajes, tal y como están contados.


260. Muna Moto (Jean-Pierre Dikongue-Pipa, 1975) - 6,5

Un hombre roba aparentemente un niño de los brazos de su madre en la apertura de este film. Luego, un largo flashback (con más flashbacks dentro del mismo) apenas interrumpido un par de veces para recordarnos el conflicto en "presente", nos ofrece su historia, la de dos enamorados que no se pueden casar por no disponer él del dinero necesario para la dote. Su acaudalado tío es su esperanza para conseguir ese dinero, pero se acaba convirtiendo en su pesadilla, puesto que tras conocer a la novia decide comprarla para sí mismo, ya que sus cuatro esposas no han sido capaces de darle ningún hijo. Es así un film de denuncia sobre unos usos sociales extremadamente machistas y clasistas, pero realizado sin el menor aspaviento tonal, con una autenticidad casi de documental y una engañosa sencillez que esconde sus trabajadas decisiones narrativas y de puesta en escena, aunque el fluir del montaje no siempre funcione igual de bien.


261. Bokusâ (Shuji Terayama, 1977) - 6,5

No sé si surgida al calor del éxito de Rocky, pero esta película tiene un punto de homenaje al mundo del boxeo al tiempo que resulta un retrato bastante patético del mismo. La historia nos presenta a un joven boxeador con algún problema congénito en los pies que mata accidentalmente al novio de la chica de la que está enamorado, también hermano de una antigua estrella del boxeo que colgó los guantes repentinamente, y que se acabará convirtiendo en su entrenador. Es un film lleno de perdedores, con una galería de personajes, tanto boxeadores como aquellos que les rodean, que tiende a la soledad, y los oropeles que puedan asomar puntualmente resultan falsos, como el personaje de esa supuesta actriz, prostituta más bien, parte de ese anacrónico grupo de amigos del joven que parece pertenecer a varias décadas atrás. Es el apunte quizás más surrealista de una obra que en muchos otros momentos tira más de realismo sucio. La imaginería visual de Terayama me resulta aquí atractiva, los encuadres, cómo enmarca a los personajes en el escenario, o su paleta de colores apagados, aunque hubiera prescindido de los montajes musicales en las escenas de entrenamiento (esto sí tiene que ser influencia directa del film de Avidsen).


262. Ankur (Shyam Benegal, 1974) - 7

Otra cinta india que recoge las penurias de ser mujer, pero muy especialmente las brutales diferencias sociales que sufre el país. Los dos protagonistas son la humilde esposa de un sordomudo sin trabajo y dado a la bebida, una joven que sueña con tener un hijo y que entra a trabajar para el otro personaje principal, el señorito hijo de un terrateniente, ya prometido con una joven y obligado a supervisar las tierras de su autoritario padre, que le ha impedido continuar sus estudios dados sus limitados éxitos escolares. La potencial relación entre ellos dos tiene como elemento especular la figura de una mujer que junto a su hijo, que también lo es del terrateniente, es mantenida por éste, y a quienes el señorito odia. Esa semejanza entre el camino del hijo y del padre tiene el matiz del pensamiento supuestamente moderno del más joven, que no cree en el sistema de castas, pero deja igualmente al descubierto que el problema es mucho más profundo y tiene que ver con la desigualdad social y el control de los medios productivos. Benegal traza un drama bastante transparente, muy atento a las reacciones de sus personajes a través de frecuentes primeros planos, pero también elegante en las formas y trabajado en su progresión dramática.


263. La viuda negra (Arturo Ripstein, 1977) - 6

Un ataque directo de Ripstein, quizás demasiado, contra la beatería y la hipocresía de la sociedad, que toma cuerpo en el microcosmos de un pueblo a donde va a parar como ama de llaves del párroco local una atractiva mujer huérfana criada por la Iglesia. El film funciona mucho mejor mientras la contención y un cierto misterio acompañan el desarrollo narrativo, cuando los deseos de los personajes son mera sugerencia o motivo de especulación, incluso también cuando se produce su detonación. Pero el último acto, donde toca poner más de manifiesto esa hipocresía, la podredumbre de una sociedad bien que lava sus conciencias y sus apariencias con los rituales religiosos, el film pierde fuelle, se vuelve demasiado declamativo y obvio (aunque no falten imágenes poderosas, como la del incendio o la protagonista tocando las campanas desnuda). En todo caso es una obra provocadora en la línea de lo que cabe esperar de su director.


264. Charachar (Buddhadev Dasgupta, 1994) - 6,5

Sólo había visto la película previa de Dasgupta, Tahader Katha, con la que Charachar guarda bastantes puntos en común y supone además un esfuerzo mucho más medido y logrado. Tenemos de nuevo la figura de un personaje excéntrico, juzgado prácticamente loco por los demás, aunque en el fondo apunta a ser el más cuerdo de todos. En este caso se trata de un humilde cazador de aves cuyo amor por las mismas le hace flaquear cada vez más en su profesión, ante la desesperación de su esposa. Este planteamiento sirve como una suerte de alegoría de una sociedad donde la explotación parece ser el único camino que ofrece el sistema y del cual se antoja muy difícil salir. Así, la denuncia de Dasgupta resulta más sutil que en su film previo, igual que su tendencia al preciosismo visual luce más controlada, por más que abunden los atardeceres y que reincida con sus queridos travellings y planos circulares, que aquí muestran un mayor sentido narrativo.


265. Godam (Dilip Chitre, 1983) - 4,5

Tiene este film ciertos puntos en común con Ankur de Shyam Benegal, empezando por la figura de la mujer como víctima y la consabida diferencia de clase tan acusada. Pero además los personajes masculinos principales comparten rasgos de carácter, como es la hipocresía y la cobardía al enfrentarse a problemas en relaciones sentimentales creados por ellos mismos. Ella es una muy joven esposa que ha causado la muerte accidental de su suegro cuando éste la estaba intentando violar en su noche de bodas, y en su huida acaba refugiándose en un destartalado almacén que guarda sacos de arroz podrido (que puede funcionar como una alegoría del país) y al que destinan a un funcionario con permanente sentimiento de frustración y agravio, junto a un subordinado de aspecto pícaro pero en el fondo mucho más noble. Ese juego de contrastes entre ellos dos es permanente en la película, y se manifiesta con total nitidez en su relación con la chica. Pero el film resulta demasiado obvió y subrayado en sus intenciones. Igual que muchos de sus momentos de clímax pecan de énfasis, a veces con feos montajes que reiteran combinaciones de imágenes, y todo su tramo final se abandona a excesos tonales. Es una lástima porque se nota el esfuerzo de Chitre por tratar de hacer una atractiva en lo visual (y lo consigue en algunas ocasiones aisladas) y significativa en lo discursivo, pero le puede la necesidad de generar cierto impacto en el espectador y dejárselo todo muy claro.


266. Swayamvaram (Adoor Gopalakrishnan, 1972) - 7

El primer largo de Gopalakrishnan sigue los pasos de una pareja que escapa de su pueblo y que trata de salir adelante en un contexto sociolaboral muy complicado. El aura casi idílico de los primeros compases va dando paso a un baño de realidad que alcanza el resto del metraje. Pero incluso en esos primeros momentos la inquietud se manifiesta con bastante claridad, a veces sin excesivo sentido, como todas esas escenas en las que él, como si estuviera jugando, se escapa o asume riesgos ante la desesperación de ella. El ruido político, la lucha de las clases trabajadoras que hace acto de presencia en manifestaciones que ocasionalmente muestra la película, va formando un tapiz de fondo que el protagonista parece ignorar, con su inicial pretensión de convertirse en un autor literario, pero que cada vez apela más a su situación. La solidaridad de clase es de hecho un tema que se intuye fundamental, por acción u omisión, dentro de este drama doméstico resuelto con admirable sencillez. Es verdad que algunos engarces de imágenes no quedan muy allá, quizás por el montaje o por la planificación de Gopalakrishnan en el rodaje, pero en general se nota el cuidado en la composición de planos, lo que resulta en un film visualmente atractivo.


267. Ósmy dzien tygodnia (Aleksander Ford, 1958) - 7

Un film ya en la onda de las nuevas olas (que en Polonia se adelantó relativamente) cuyos protagonistas son una pareja de jóvenes enamorados que literalmente no encuentran donde follar después de que el ruinoso edificio donde vivía él se haya derrumbado. La cuestión de la vivienda, leitmotiv de la película, no deja de ser otra manifestación de una incomodidad vital que se percibe en todo su metraje. El marco humano por donde se mueven los personajes es sorprendentemente oscuro y decadente, y la frustración anida visiblemente en todos ellos. Es además un film eminentemente nocturno que termina jugando con elementos oníricos, con los anhelos de los personajes (la mención al octavo día de la semana que aparece en el título apela a la esperanza en la metafórica nueva creación), con la embriaguez (mostrada en la única secuencia en color) o con la pérdida de consciencia, y por ejemplo me parece bastante elocuente, además de atractivo, el plano de la chica mirándose reflejada en un chaco del suelo, como si quisiera comprobar la realidad de lo que ve, o quizás la imagen que proyecta. Porque ésa es otra cuestión recurrente en la película, lo que opinan otros personajes de ella, de su imagen, en relación a la castidad/sexualidad dentro de una sociedad conservadora que a menudo da salida a sus apetitos en forma de perversión. Ford realiza además un convincente trabajo visual en el que prima el movimiento, como por ejemplo esos travellings laterales que utiliza en algunas secuencias a modo de presentación del espacio escénico.


268. Anantaram (Adoor Gopalakrishnan, 1987) - 7

Cuando conocemos al protagonista de esta historia, un huérfano acogido por un doctor que muestra todo tipo de virtudes intelectuales y físicas, la improbabilidad del personaje en una película de este perfil y director llama poderosamente la atención, esto es, hasta que el desarrollo argumental nos descubre la naturaleza dual de su estructura, con dos segmentos que trazan relatos más o menos similares con los mismos personajes, pero cuyas características, especialmente las de su protagonista, varían notablemente. Así, y con el apoyo de la voz en off de este joven cuyo arco temporal nos lleva desde la niñez hasta su juventud universitaria y el fatal enamoramiento con su cuñada, la película manifiesta su carácter explícito de ficción subjetiva, como si fuera un ensayo para demostrar la dificultad para reconstruir una historia. A la mencionada hipertrofia de cualidades del primer segmento, se sucede un segundo donde la característica más llamativa es precisamente el carácter fantasioso e imaginado del personaje femenino, que se aparece como una ensoñación del protagonista. Todo ello en una puesta en escena que da impresión de sencillez, que huye de los gestos manieristas, pero maneja hábilmente el encuadre y el montaje, y cuya culminación es toda la excelente secuencia de la parada en el autobús, cuya sucesión de planos, particularmente en el tramo en el que el montaje gana en rapidez, deja un regusto bressoniano.


269. The Court-Martial of Billy Mitchell (Otto Preminger, 1955) - 5,5

Drama judicial en el marco del ejército, basado en el caso real del coronel Billy Mitchell, que a principios de los años 20 provocó su propio consejo de guerra con unas declaraciones a la prensa muy críticas con la penosa situación de la aviación, al objeto de llamar la atención sobre sus quejas, sistemáticamente desoídas, y tratar de conseguir mejoras. Este hombre "sólo ante el peligro" (al menos dentro del propio ejército) está interpretado por Gary Cooper en un clásico rol sacrificado y heroico, a quien el guión le otorga un carácter bastante más visionario del que sospecho que ya tendría en la realidad, al guionizar sus predicciones desde un presente que se encontraba tres décadas más adelante. Sin parecerme ninguna maravilla, es una pena que el film se vuelva tan maniqueo según avanza el juicio, hasta el lamentable interrogatorio final que sufre el protagonista a manos de un colaborador del fiscal interpretado por Rod Steiger, que hace un esfuerzo titánico por resultar odioso. Más allá de ello, es una obra de solvente narrativa alrededor de un personaje que tiene cierto atractivo dada su carga trágica.


270. Kodiyettam (Adoor Gopalakrishnan, 1977) - 7

El protagonista de este film adelanta figuras de (marcados) perfiles análogos en obras posteriores de Gopalakrishnan, como son el vago de Rat-Trap o el servil de Vidhejan. En este caso es un hombre disipado y muy inmaduro que sobrevive gracias a la ayuda de su hermana y a algunas tareas puntuales que le encomiendan sus vecinos, capaz de casarse con una joven prácticamente por inercia después de sospechar que la viuda por la que se siente atraído mantiene una relación con otro hombre, y luego desatender a su esposa por completo, incluso tras quedarse ésta embarazada. Pero también es un personaje más interesante que aquellos, tiene esa doble condición de víctima y aprovechado, y su evolución al abrigo de ese hombre que sería el amante de la deseada viuda arroja sugerentes e inquietantes lecturas. Es además otro título de Gopalakrishnan que luce en lo visual, cuidadosamente compuesto con su contrastado blanco y negro, especialmente expresivo y esencial en las escenas nocturnas y de interiores.


271. The Flesh and the Friends (John Gilling, 1960) - 6

Aunque se trata de un film británico con Peter Cushing de protagonista que se vuelve a inspirar en el mismo relato de Robert L. Stevenson que adaptara tres lustros atrás Robert Wise en The Body Snatcher con los clásicos Lugosi y Karloff de protagonistas, no estamos ante un film de la Hammer, pero sí una obra en esa línea. La ambientación sigue siendo el Edimburgo del siglo XIX, donde un brillante doctor y maestro obsesionado con el progreso de la ciencia y la práctica médica adquiere cadáveres para el estudio sin hacer preguntas, lo que termina incentivando a una pareja de rufianes para "producir" ellos mismos los muertos. Es un film sobre la moralidad y la ética, que muy apropiadamente explota el cuerpo humano (hay varias escenas de destape femenino) y que alterna varias líneas argumentales, incluyendo la del alumno que se enamora de una prostituta, encajando con fluidez y armonía en la narración. La puesta en escena está bastante bien, sin mucho hallazgo visual ni florituras, pero aprovecha la nocturnidad y la artificiosa angostura de algunos escenarios.


272. Pink String and Sealing Wax (Robert Hamer, 1945) - 6

Estamos en Brighton a finales del siglo XIX, donde un farmacéutico ejerce de cabeza de familia en toda la extensión de la expresión. Es una autoritaria y controladora figura patriarcal que frustra los anhelos de sus hijos, quienes acaban intentando escapar de su control para caer quizás en peores manos. Es lo que le sucede al hijo mayor, que comienza a frecuentar a la joven esposa del dueño de una taberna y se verá envuelto en un turbio acto criminal. En realidad, como sucedía en The Flesh and the Friends, aquí vuelve a ofrecerse una sociedad dual fracturada entre la gente-bien y el populacho proclive a la disipación y los vicios, pero que también ejerce como elemento tentador a reprimir (muy apropiada para el reflejo de la era victoriana). El film realza visualmente la sensación de inflexibilidad del sistema del cual este farmacéutico es un orgulloso miembro, aunque quizás los personajes no terminan de ganar excesiva densidad humana.


273. Mathilukal (Adoor Gopalakrishnan, 1990) - 7

El protagonista masculino de carácter muy marcado típico de muchas de las películas de Gopalakrishnan no tiene en esta ocasión ningún sesgo negativo. Se trata de un escritor preso político acusado de traición en la India todavía colonial de los años 40 y cuyo rasgo más llamativo es la bonhomía y buen talante que mantiene encerrado en la cárcel, no sólo hacia sus compañeros de presidio sino también hacia sus carceleros. Es un hombre que parece encontrar un sentido vital en la relación con los demás y en los placeres pequeños, como si tuviera una concepción minimalista de la existencia, haciendo del film una obra muy humanista. Tengo la impresión de que el cine de Gopalakrishnan se fue asentando y haciendo más moroso con el paso del tiempo, y ello resulta muy apropiado para este título, ambientado íntegramente tras las rejas, que se desarrolla al pausado ritmo de la reclusión de su héroe ("¿qué prisa tienes?", le pregunta en un momento dado a un guardia que le conduce a su celda), con una puesta en escena muy medida y que trata de dar réplica al espíritu sencillo de su protagonista.


274. The Devil's Stairway (Lee Man-hee, 1964) - 5,5

El drama sentimental que plantea el triángulo amoroso que forman un médico cirujano, la enfermera que es su amante en secreto desde hace tiempo y la joven y atractiva hija del dueño del hospital con la que aspira a casarse, entre otras cosas para progresar profesionalmente, se envenena hasta convertirse en un film más o menos de terror. Pero la película también pierde enteros en su segundo segmento, cuando los aspectos más fantasmales se manifiestan y asumen mucho protagonismo, en una dinámica escénica y argumental demasiado obvia y reiterativa, por más que Lee cuide el aspecto visual. Es una historia bastante nocturna que debería crecerse entre las sombras, pero la rutina argumental termina desactivando sus atractivos.


275. Suraj Ka Satvan Ghoda (Shyam Benegal, 1993) - 6,5

Esta película me ha recordado un poco a la dinámica narrativa de Mistérios de Lisboa en su gozo por el relato, acumulando historias de personajes que derivan unos de otros y que realmente podrían alargarse de manera indefinida. También es llamativa la consciencia por la propia ficción que desprende, normal dado que hay un personaje-narrador dentro del film que además teoriza sobre la función del relato, y me hace pensar que a Benegal le tienen que gustar particularmente estos juegos metanarrativos visto el precedente tres lustros atrás de Bhumika, una obra ambientada en el mundo del cine que hacía guiños al propio medio. La pretensión enunciada es contar historias de amor en las que las cuestiones de clase tendrían transcendencia, pero sistemáticamente se ven frustrados estos conatos románticos, quizás la constatación de que hay poco espacio para el amor cuando el dinero y el poder juega un rol tan importante (y el otro film suyo que he visto, Ankar, abundaba en este extremo). También el carácter del narrador tiñe estos relatos, y de hecho él mismo juega un papel que pudiera ser más o menos impostado, como una posible contaminación a los mismos. Benegal no es un ejemplo de estilización visual, pero si obviamos las cutres sonoridades de la música extradiegética, es un film solvente en su apartado estético.


276. Krzyz Walecznych (Kazimierz Kutz, 1959) - 6,5

Este film ómnibus polaco me ha recordado un tanto al cine de Andrzej Munk (quien de hecho había realizado su propia película ómnibus un año antes) por su manera de tratar y darle una vuelta a cuestiones como el heroismo, el patriotismo o la responsabilidad. En su primer episodio un joven consigue una medalla gracias a una acción en combate, que en lugar de emanar de su valentía y patriotismo resulta ser un intento de reivindicarse ante los vecinos de su pueblo. En el segundo dos soldados deciden matar al perro que ha acogido un tercero, porque viene de Auschwitz y ha sido adiestrado para ser agresivo con los judíos, pero nunca parecen decidirse a culminar su plan por las dudas morales que plantea. El tercero y más largo describe la llegada de una joven viuda al pueblo de su difunto marido, un capitán considerado un héroe, y donde ella acaba quedando prisionera de esa condición que ha heredado. El mayor reproche que le puedo hacer es esa fragmentación episódica, porque todos los segmentos tienen interés y están ejecutados casi sin mácula por un Kutz que domina la narración visual.


277. Notas sobre un verano (Diego Llorente, 2023) - 6

No sé si calificaría esta película como otra más en esa tendencia de los jóvenes realizadores españoles a volver a sus raíces geográficas buscando los espacios rurales, porque el destino de la joven protagonista que deja a su novio en Madrid para irse de vacaciones veraniegas es Gijón, por más que otros ámbitos de la geografía asturiana hagan acto de presencia. El reencuentro con una relación pasada propicia que se forme el triángulo sentimental que vertebrará toda la película, en la que se opone visiblemente el magnetismo y deseo de esta aventura con la inercia y comodidad de la relación con su novio, el bucolismo asturiano con la prosa madrileña (sólo en su tierra natal puede pintar la protagonista). Pero esta oposición entre las dos opciones sentimentales juega también a otro nivel, un poco más soterrado, también más asimilable al cine neo-ruralista, y que me parece muy importante en la historia; y me refiero al socioeconómico, que además involucra a ambas ciudades. Madrid y su novio representan un mundo aspiracional mientras que Gijón y su reencontrado amante encarnan las limitaciones económicas, un cierto conformismo y decadencia de la clase obrera, y en esos términos se juega un partido en el que ella acaba mostrando sus inclinaciones (al llevar al segundo a un hotel anodino de cuatro estrellas cuando supuestamente ya han dado por terminada la aventura). La película está trufada de diálogos escuchados millones de veces, seguramente un voluntario ejercicio para mostrar la rutina vital en la que están inmersos los personajes, dentro además de un marco estético muy naturalista, con la cámara que tiende a acercarse a los actores, desenfocar a menudo el fondo del plano, y a temblar con el pulso del operador, todo lo cual dista de resultar particularmente disfrutable para mí, pero tampoco me saca de la función y tiene su sentido.


278. Sis dies corrents (Neus Ballús, 2021) - 4,5

Seis días que se antojan muy poco corrientes, aunque lo excepcional pueda ser la regla en la vida de unos fontaneros no muy bien avenidos: el veterano a punto de jubilarse, su compañero el bocazas y un marroquí a prueba a quien el segundo le hace la vida imposible. Interpretada con actores no profesionales, es una obra de aire naturalista y hasta costumbrista, aunque busca cierta comicidad y (con demasiada obviedad) el conflicto entre los personajes, eso sí, siempre desde la ligereza tonal. Son caracteres arquetípicos y de trazo un tanto grueso que nos llevan por unos derroteros bastante previsibles. Pero es que además, para una obra que quiere romper con los estereotipos que se le adjudican al "otro" a través de la figura del inmigrante, también dándole voz ya que es el único de los personajes de quien oímos lo que piensa, me parece lamentable que caiga en el estereotipo del gañan hispanohablante, con el contrapunto del veterano catalanoparlante como voz de la razón, y encima haga del aprendizaje del catalán por parte del marroquí su gran connotación positiva, por más que en los minutos finales quiera matizar a los tres. En fin, al menos es una obra que no busca aires de trascendencia, que baja a lo cotidiano, que es luminosa y ligera.


279. Shakedown (Joseph Pevney, 1950) - 6,5

No es habitual encontrarse con un protagonista absoluto tan inmoral como el de este noir. Fotógrafo de vocación, su ambición no conoce límites y es capaz de casi cualquier cosa con tal de medrar a nivel profesional y crematístico. Eso mismo se traduce en su relación con las mujeres, siempre persiguiendo aquellas que en principio estarían fuera de su alcance. Es un film expeditivo por momentos, que luce mucho más en la violencia física y psicológica que en las contadas ocasiones en que se pone ligero, y donde el engaño y la traición se convierten en una espiral autodestructiva que va arrastrando a los personajes.


280. Three Strangers (Jean Negulesco, 1946) - 6

Tres extraños se reúnen alrededor de una deidad china por la obsesión de uno de ellos, una mujer que cree en sus poderes que les hará cumplir sus deseos a través del dinero. Respondiendo a su condición de film clásico, el pensamiento mágico prevalece como suele ser habitual, pero siempre en consonancia con el moral. Según se separan los personajes, la narración va alternándose entre ellos y nos informa de sus peculiares circunstancias y de su respectiva catadura moral, mientras sus deseos y el irónico destino juegan con cada uno de ellos. El resultado es un poco irregular, destacando para mejor los segmentos dedicados al borrachín que interpreta Peter Lorre, pero el film nunca pierde interés: no da tiempo a cansarse de ninguna de las líneas narrativas y Negulesco cumple sobradamente en una puesta en escena que tiende a la oscuridad.


Un saludo.

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Re: Contador de películas 2023

por Bundy » 22 Sep 2023, 13:53

117.-The house on Trubnaya (Boris Barnet, 1928) – 8,25
Una gran película en la que Barnet utiliza un sentido del tempo y del montaje que se hace casi musical, no solo por cómo encadena secuencias hacia el clímax sino también por esa forma de empalmar planos que tiene el director soviético aquí. La historia no deja de ser una especie de Cenicienta en donde el sindicato hace de príncipe, y creo que es una película que consigue muy buenos momentos a nivel cómico -la parte del malentendido cuando eligen a Paranya como miembro del Consejo es divertida y además ácida, reflejando con mala leche a los aburguesados antisindicato, aunque quizá el momento más virtuoso son los compases iniciales, que son excelentes de principio a fin-, así como también veo un atrevimiento técnico brutal. Hay flashbacks aprovechando el rewind, muy buen trabajo con el ángulo holandés o el cenital para enfatizar estados anímicos, y creo que por lo general es una película divertidísima y con muchísimo movimiento y dinamismo, el cual además se conduce de forma excelente a través del montaje y del trabajo de actores.

118.- Sweet little lies (Hitoshi Yazaki, 2010) – 9
Sweet Little Lies es una película curiosa. La premisa es bastante típica: es un matrimonio que ha perdido el romance y vive en una red de cariño y seguridad, pero ambos protagonistas se acaban encontrando con sendos amantes que sacuden su vida y sus perspectivas. Sin embargo, y al contrario que muchas películas del tipo, el ángulo que toma el trabajo de Yazaki es distinto al de los tópicos: por un lado, evade coger el punto de vista del amante; pero, a su misma vez, el matrimonio no se rompe. Es sorprendente, pues, que toda esa contención sea tan coherente a todos los niveles, y, a su misma vez, su sinceridad sea tan insidiosa y su melodrama tan caótico y atractivo por cómo están escritos los personajes.
La película pone en conflicto la seguridad y el confort de la previsibilidad y el gesto afectuoso con los impulsos pasionales y la soledad de sus personajes. Es desde este punto donde no solo guion, sino la fotografía de Sogo Ishii cobra muchísima fuerza: esa contención se ve no solo a través de una paleta de colores apagados y mates, sino que cuando aparecen los amantes aparecen distinciones que no rompen las tonalidades frías y una iluminación tenue. Mientras que en el caso de la esposa es como desenterrar un deseo que se ha ido enfriando (y esto se ve en su primer beso con el amante, con plano general en el cementerio y la propia Ruriko como emergiendo desde un árbol hacia el beso) como en el de él, en donde hay más viveza de color representado por la amante, o, por otro lado, la forma en cómo los dos follan -o los cuatro, también.
Esa frialdad visual sirve muy bien para las punzadas que Yazaki realiza para enfatizar la soledad de sus personajes o su propia turbación (hay un zoom out potentísimo que conecta muy bien, y, a su misma vez, muchos raccords que conectan por pares o que acaban intercalando entre sí). Incluso en los momentos de felicidad hay contrastes sutiles muy potentes, gestos que se representan metafóricamente con objetos (el juego de la copa de vino primero con la amante, y luego, al revisitar el restaurante con la esposa, se llena además una copa de champagne).
En general una película atípica de un tema clásico muy bien reforzado y con bastante mala leche, pero también con una sutileza bien acusada en muchos detalles. Sé que me explico fatal, pero diría que Yazaki está siendo uno de mis directores favoritos, y a la vez tapados, de la pasada década.

119.-Las chicas están bien (Itsaso Arana, 2023) – 7
La película es sencilla como ella sola. Con el pretexto de una obra de teatro (guionizada) cinco actrices se reúnen para crear y ensayar una obra, pero, a su misma vez, convivir y compartir experiencias. En el tiempo de cinco días, van sucediéndose diversas conversaciones sobre el oficio de actuar, el cine, la muerte, el amor o la familia, todo ello además dirigido con mucho acierto a la hora de equilibrar los momentos más de forma libre con los más estructurados. Parte del éxito viene de quien es (hablamos de una actriz que debuta dirigiendo, y de alguien que ha trabajado bastante con Jonás Trueba), pero creo que también esa claridad de ideas y esa agilidad mental entre dirección y montaje funciona bien. El papel de la escritora, por ejemplo, suele difuminarse, dejándose contaminar y observando como una actriz externa a todo lo que se sucede; hay también juegos cómplices con la voz en off y la mirada a cámara con la correspondencia, o una serie de falsos planos/contraplanos que funcionan por contraste y armonía por el texto, así como otras ideas bien ejecutadas. ¿Y entonces, por qué solo esa nota? Porque pese a que tiene menos tics de lo habitual en la escuela de los Ilusos, sigue habiendo cierta pretenciosidad que se gesta en la forma de preparar los diálogos, o de elevar ciertos temas con una serie de ínfulas pseudointelectuales que son artificiosas. Aquí el milagro, todavía más que con Tenéis que ir a verla, es la absurda capacidad de reconducir el carril a algo más esencial y real, despegándose una y otra vez de aquello que podría haber sido una reformulación cool de según qué temas.

120.-Creatura (Elena Martín, 2023) – 6
Una película que nace de la falta de deseo de su personaje principal y el conflicto que su concepción del deseo genera incomodidades en su entorno más cercano. Me resulta preciosa la simbología con el mar no solo para reflejar los flashbacks, sino que ata bien lo que acabará siendo el final y así también todos los nexos de conexión entre las tres fases (infancia, adolescencia y edad adulta) para “curar” su propio deseo sexual y reconectar con uno bastante más incómodo. Si bien a nivel simbólico y en el trabajo de iluminación y sonoro Creatura funciona muy bien, los tics constantes de un montaje entre regulero y atroz y la escritura de los principales personajes masculinos acaba siendo un poco ridícula. Pese a sus tics y que por momentos se hace muy intrascendente, acaba estando bien.

121.- La sonriente madame Beudet (Germaine Dulac, 1923) – 7
Dulac filma aquí una película sobre la infelicidad en el matrimonio, el maltrato y el machismo. La protagonista es una señora incapaz de encontrar la felicidad salvo en una broma macabra, pero su marido es incluso igual. Su mayor defecto es que se alarga innecesariamente para llegar adonde tiene que llegar, ahondando en el odio que la señora tiene por su marido, jugando con el amor, el desamor y la fantasía a través del juego con las sobreimpresiones, pero funciona. Y funciona básicamente porque es una tragedia que se enmascara como una farsa, una comedia macabra en donde la broma del suicidio de su marido (táctica de manual de un maltratador) es el epicentro de toda la película. Podría ser mejor, pero es efectiva en lo que hace y la segunda mitad es un continuo clímax que funciona fenomenal.

122.- A Cappella (Hitoshi Yazaki, 2016) – 7,5
A Cappella trata de retratar la breve historia de Kyouko, una chavala que se va a casa de su tía en pleno meollo de efervescencia sindicalista y antibelicista contra el gobierno japonés y su crisis entre el Japón post-Segunda guerra mundial y la ola de rebeldía que en cine se acabaría gestando en la Nueva Ola japonesa (esta película va de 1969 a 1971), pero rápidamente deriva a la relación amorosa que tendrá la protagonista con el chaval que conocerá en una cafetería que emite música clásica (y que es la que da nombre al título). La película es, pues, un melodrama coming-of-age que es, como muchos trabajos de Yazaki, más perverso y sutil de lo que aparenta en teoría, aunque quizá lo más sorprendente es, una vez más, el trabajo de fotografía en relación con el guion. A Cappella tiene una imagen que en sus momentos más oscuros es sumamente barroca, y esos colores ocres con un trabajo de iluminación (o de oscuridad, como es este caso) contrastan de pleno con esa iluminación muy marcada y muy mate, propia de un día soleado de invierno en el que a veces el sol no da de pleno y otras veces sí. La película funciona muy bien por cómo ata símbolos y pequeñas cuñas sutiles que van sembrando lo que viene a ser el evento climático, pero la delicadeza del guion, que a veces se va olvidando de las revueltas populares y manifestaciones según le conviene, también tiene momentos de torpeza o incluso de male gaze por lo que se refiere a uno de los personajes. Sin embargo, esta historia con componentes LGTBI+ está bien trazada dentro de una línea melodramática coherente y brillante incluso en las sutilezas que describen hechos vitales, especialmente cuando parten desde la marginalidad o perversidad de los temas y personajes que trata.

123.- The Blackout (Abel Ferrara, 1997) – 8,25
Una película enmarcada no solo dentro del año en que Ferrara empezó a explorar los tortuosos caminos de la drogoaddicción, sino que también lo hace a su manera y de forma muy retorcida en una estructura en tres partes que cuaja bien. La película trata de alguien que busca recomponer qué pasó en el tiempo en que Matty rodaba en Miami junto a su pareja, y como tal el orden aparente empieza a chocar consigo mismo una vez la droga y el caos del rodaje hacen mella; luego, la normalidad se asienta, y como tal se vuelve más pura y convencional para luego recaer en la forma de atar piezas final, ligando no solo las dos primeras partes sino también la primera escena. Solo por esa coherencia entre estructura alucinada y caótica y el montaje por momentos absolutamente esquizo ya es una locura, pero a ello hay que sumar un Dennis Hopper en modo desquiciado total (desconocía que el mamón era el zumbado con aparato para respirar de Blue Velvet) y con una Schiffer haciendo de mujer inocentona. Además, a ello hay que añadir lo curioso que me parece cómo tres películas recrean la América de la droga y los peligros del deseo y del caos de forma tan furibunda (se rueda no solo el mismo año que The Addiction, su película en la que rueda el vampirismo como si fuese una metáfora clara de la drogadicción, sino que se da el mismo año que Crash y Carretera perdida, dos películas con un enorme angst en sus personajes principales). En todo caso, sí que es cierto que aquí se nota más como los momentos de grandilocuencia experimental y artística le fallan en los momentos en los que quizá necesita cortar un poco más la tijera, sabiendo sobre todo que los momentos de clímax y de revelaciones ya son muy buenos, pero quizá este es uno de los trabajos mejor montados de largo desde los 90, en especial su primera parte, por la coherencia estructural por generar una especie de caos narrativo que pocos han sabido trasladar con esa brutalidad y decadencia.

124.-Creepy (Kiyoshi Kurosawa, 2016) – 7,25
Una película de cierta vocación comercial cercana al concepto que ya trabajó antes en Cure, pero desde una perspectiva distinta. Si bien Cure era una película en la cual hay una dualidad entre el asesino y el criminal y la conexión que ambos establecen desde empatizar con aquello que no tiene capacidad de empatía, Creepy toma eso de raíz y lo aniquila en la primera secuencia con una puñalada que parece romper la premisa de su trabajo anterior. Aquí lo importante no es la relación de empatía con aquellos elementos decadentes de una Japón individualística y cómoda en su media clase, sino la descomposicion de la misma, que es otro de los temas recurrentes del director no solo en la misma Cure, sino también incluso en trabajos como Kairo.
En este caso, la película de Kurosawa funciona de forma excelente por dos elementos muy potentes: el uso de los cuerpos y la distancia y la iluminación, aunque a eso hay que añadir el trabajo descomunal de Teruyuki Kagawa por representar uno de los personajes más turbios y erráticos no solo del cine del director nipón, sino de gran parte de muchas películas de cine negro y de terror. La propia forma de actuar errática de Kagawa funciona porque además se pone relieve a muchos elementos de la narrativa gracias al trabajo que se hace con luces y sombras para realzar no solo la tenebrosidad del asesino, sino también ese retorno a la luz, cómo se juega con ella para realizar falsas promesas. Hay una escena, en particular, dónde esto brilla con fuerza, y es cómo el personaje de Nishijima (el detective retirado) va orbitando alrededor de una chica víctima del asesino en serie y la luz va oscureciéndose y focalizando a medida que el clímax va sucediendo hasta que cae. Estos detalles, como ese juego con el zoom y el espacio, ayuda a generar una serie de contrastes que acentúan los elementos perturbadores del largometraje.
Sin embargo, la película tiene no pocos problemas y es mucho menos pulida e inspirada que sus mejores trabajos. El salto del inicio a la parte final carece de seducción y perturbación alguna, y aunque se bosqueje esa zona media, el paso de un tercio a otro es disruptivo en el peor de los sentidos. Si en Kairo esto funciona parcialmente porque produce un Big Bang de algo pequeño a algo enorme, en Creepy este giro se hace no solo demasiado abrupto, sino hasta casi antinatural. Luego, me creo cero al personaje femenino principal, no tanto por su carácter sino por su cuasi falta de evolución, y en vez de observar la decadencia del mismo lo que vemos son retazos. Lo mismo pasa con el caso del profesor. Es como que se nota demasiado que ha habido alguien que ha decidido recortar tijera, cuando probablemente este trabajo brillaría si durase 3 horas en vez de las 2 que dura. También creo que la película pierde magia y misterio una vez se desvela cómo actúa Nishino, siendo más poderosa su idea que su realidad, pero sí puedo decir que pese a sus errores es una película que consigue generar mucha tensión y mal rollo incluso con sus aristas, y esto es algo que pocas películas imperfectas son capaces de crear con el carisma, la tensión y el ingenio con que lo hace Creepy.

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Fecha actual 27 Abr 2024, 12:17