por Bundy »
02 Abr 2024, 22:05
41.-Coeur fidéle (Jean Epstein, 1923) – 8
Se nota que Epstein jugaba en otra liga respecto a sus contemporáneos viendo Coeur fidèle. Su mayor virtud es la inventiva visual de coger ciertas técnicas como las transiciones y las superposiciones y no solo hacerlas servir como elipsis, sino también trasladar eso hacia un juego de difuminaciones más o menos pronunciadas sobre el ser humano en una historia de amor fatal. Se dice que Epstein se inspiró en La roue y hacer su propia película desde ahí. Personalmente, tengo La roue en el punto de mira, pero sí puedo decir que ese uso de las transiciones y las superposiciones se une el uso de los primeros planos, tomando no solo de películas precedentes como Lirios rotos (y su acercamiento de los actores sobre la cámara), sino también de otros usos de primer plano de una forma notoria. Aunque me guste más La mansión de la casa Usher, este es quizá un trabajo brillante en cuanto se refiere a darle potencia al uso de la imagen de una forma que pocas películas lo han hecho. Si acaso, creo que en lo narrativo es donde más falla redundando a lo bestia, pero también es mi opinión y es la propuesta de Epstein, el cual decide llevar al final una serie de técnicas que logra dar uso con éxito (y sobrado).
42.-La roue (Abel Gance, 1923) – 8,25
Una obra tan monumental como irregular en la que gran parte de sus méritos residen sobre todo en su montaje. Se nota que pese a que hay una estructura clara a través del concepto de la rueda, no todo funciona con la misma coherencia, y en gran parte es por la propia melomanía de Abel Gance, que no solo tuvo un rodaje accidentado sino que dedica la película a su mujer porque ella murió mientras rodaba en las montañas. Por otro lado, hay tics que no acaban de cuajar o quedan un poco anacrónicos, y la obsesión por el lirismo es muy dañina para la propia película cuando el director se obsesiona con poner tantas citas e intertítulos para que el espectador no se pierda, llegando en ocasiones al paroxismo. Sin embargo, hay una visión por lo general que, pese a su torpeza y rodaje accidentados, se impone con fuerza: el irremisible conflicto pseudoincestual tiene una pulsión fatal que se refuerza a través de sus personajes y su insistencia casi cruel, fatídica, por reinsistir por sus defectos en ese ciclo; las composiciones de planos, a su vez, enfatizan esas situaciones con fuerza, primando con enorme fuerza el uso de los primeros planos, y Gance aprieta a nivel dramático, pero tampoco ahoga, insertando gags cómicos muy acertados a través del personaje de Machétef; y por rematar, el montaje es el que, creo yo, hace la mejor faena, sabiendo reciclar muchos planos de una forma que su repetición en cada secuencia acelere el tempo hacia un clímax que propele todo hacia la siguiente escena, tanto si es para descargar como si es para rematar la tensión. Aunque en algunos momentos es torpe, sus altos son tan exquisitos a nivel técnico y dramático en esa caída hacia la locura de Sisif y cómo todos se van viendo “arrastrados” por la feminidad de Norma que es imposible no querer saber más, viniendo con esa recompensa en forma de epílogo tremendo.
43.-The Navigator (Buster Keaton, 1924) – 7,25
Una comedia bastante disparatada que pese a sus guiños inocentemente racistas (ay, los caníbales) consigue una serie de gags tan ñoños como disparatados. También creo que es aquí donde veo más clara la inspiración de algunos de sus gags no solo en las comedias que vendrán después, sino en gags y en el espíritu de la animación de los Looney Tunes por lo exagerado de sus gags y por la inspiración que Keaton dio en ellos (la forma en cómo se usa el espacio y el montaje, en particular). No está tan inspirada ni es tan libre y creativa como otros de sus trabajos (aunque tiene un par que tela), pero sí que es una película divertida de principio a fin.
44.- Napoleón (Abel Gance, 1927) – 7,5
Otra monumental obra del megalómano Gance, que iba a suponer la primera de múltiples películas sobre la vida del emperador francés y que, entre otras lindezas, iba a proyectarse con tres pantallas, avanzándose, aunque no fuese igual, al formato del Cinemascope. La idea era que el proyector central fuese la imagen central, mientras que las bandas sirviesen de complemento y expansión a la imagen principal, algo que se ve sobre todo en la última hora final, cuando Napoleón empieza la campaña en Italia. A nivel técnico, Napoleón es una barbaridad desde el minuto 1: al trabajo bestial con las superposiciones se une el juego tan trabajado con los tintes de color, y un trabajo de montaje que une el sentido climático de las escenas de Gance al montaje político de los rusos. Hay una mayor madurez a la hora de ejecutar una visión, y aunque esta es irregular y no del todo exacta en lo histórico, dado que a los hechos históricos se unen otros inexactos y muchos momentos de glorificación al personaje, estando en la propia premisa como la biografía de un hombre que sabe y que está destinado a ser enorme (parece un film de propaganda y en ocasiones supera eso, pareciendo en algún que otro momento una hagiografía). Tampoco le veo sentido a la licencia de Gance con Violette, ni le veo mucho sentido al asunto. Tiene, en ese sentido, muchos momentos brillantes y un juego de cámaras brutal (no sé si son a mano, pero desde luego se permite el uso de varios aparatejos, transmitiendo bien qué quiere decir en cada momentos), con otros hagiográficos o gratuitos que no sé qué pensar.
45.-Filmstudie (Hans Richter, 1926)
46.-Kristallen in kleur (Jan Cornelis Mor, 1926)
47.-Jeux des reflets et de la vitesse (Henri Chomette, 1925)
48.- Finis Terrae (Jean Epstein, 1929) – 8,75
Epstein fija la vista en una serie de pescadores de algas, en particular los dos más jóvenes, y hace una exploración de los entornos rudos de los pescadores en una isla rocosa alejada del fin del mundo. Eso implica, entre otras cosas, la rudeza del entorno, pero también la masculinidad de esos entornos y la compañía que se generan esos cuatro hombres, contrapuesta a la otra isla en donde se sucede la acción.
49.- Shooting stars (Anthony Asquith, A.V. Bramble, 1928) – 7,25
Resulta sorprendente ver un debut ya a finales de los 20 en el que un director del cine silente inglés debute a los 25 años con una película ambientada en el mundo del cine con un componente de crítica furibundo al propio star system y los escándalos que existían de fondo en el sistema. Shooting Stars es un thriller de fondo satírico, y como tal usa muchísimos componentes cómicos (de hecho, uno de los personajes no deja de ser una parodia alternativa de Charles Chaplin) para construir su estructura de thriller: la idea de las cartas sobre la mesa juega el componente central del punto de giro, los equívocos y malinterpretaciones son constantes, y en general da la sensación de que la película es un drama construido sobre una broma macabra en un escándalo de adulterio. A su vez, es interesante cómo Asquith trabaja la doble escena usando grúas dentro del propio estudio, que ocupa una parte importante del metraje, así como también la iluminación, que tiene sus luces (la escena final) y sus sombras (la escena en que se revela la infidelidad). Peca bastante de un trazo grueso un poco feo, pero es un debut más que loable sobre los vicios del mundo del cine en 1928, que no es moco de pavo.
50.-One Life (James Hawes, 2023) – 5,25
Los niños de Winton ha sido una sorpresa en sí. Esperaba que fuese broza infumable, y aun siéndolo en parte consigue sobresalir por lo particular de la historia y de sus personajes. Es una película frustrante porque creo que apuntaba maneras para desmarcarse mucho del cine de biopic británico de toda la vida, ese que acaba rezumando con todos los tics y con un tipo de historia muy marcada hacia adelante y hacia atrás, con personajes mediocres y una serie de escritura de guion muy de A, B y C. Pero no: sorprendentemente, el propio personaje de Winton es un personaje único y carismático, y se consigue seguir su conflicto de principio a fin de una forma bastante particular. Sin embargo, creo que ni el guion ni la dirección arriesgan lo suficiente, y me atrevo a decir porque hay una producción entre cobarde y amarrategui que decidió buscar el dinero antes que el producto artístico, algo que por ejemplo sí he visto intentarse con El Padre. Siendo One Life una historia sobre un personaje que ajusta cuentas consigo mismo, se debería haber hecho un esfuerzo serio por trabajar bien la puesta en escena y las tomas, alargando planos cuando se debería y prescindiendo de ciertas escenas y de música cuando no (y no hablo de arriesgarse a lo loco: hace más de 20 años atrás El Pianista de Polanski hacía esto). No era difícil haber ido más allá, pero al final queda algo que quiere ser algo más, que tiene un germen de algo interesante a contar pero que sus tics lo empujan a ser una película a ratos interesante y a ratos irrelevante.
51.-Home Again (Hallie Meyers-Shyer, 2017) – 2,25
Es una comedia que parte de una buena premisa y se aleja un poco de lo normal (la idea de unificar la cinefilia a través de un padre como si fuera un Albert Brooks de la vida), pero cuya dirección y puesta en escena es entre mediocre y atroz, tanto a nivel de estética como de usabilidad. En cierto sentido, ver How do you know y compararla con esta es como ver el sol y la luna. También creo que perjudica el metraje que tiene para la cantidad de personajes y situaciones que hay, lo cual lo convierte todo en algo todavía más irrelevante.
52.-Los pequeños amores (Celia Rico, 2024) – 7
Primera película que veo de Celia Rico (además con coloquio), y me ha sorprendido. Siendo una película de madre e hija, es otra que, como Cinco lobitos, busca alejarse de las convenciones maternales y ofrece una historia madre-hija en la que hay una relación ambivalente pero íntima entre las dos. Me sorprende en particular el juego con lo que muestra haciéndose valer con la arquitectura de la casa, y hay un trabajo de composición de planos y de blocking muy notables que ayudan mucho como reflejo del vaivén emocional de la protagonista. Si bien no siempre tiene el acierto para filmar con la precisión que tocaría (hay encuadres y cortes que me cuadran regulín, y la película a veces se me hace un poco plana por ello), la historia y el guion hace que haya una complicidad y un carisma que haga que funcione, y creo que en general hay un humor muy bien medido en lo que se refiere a los gags. Es una película simpática, que consigue un equilibrio entre lo tierno (sin caer en lo ñoño) y lo más agrio (sin caer en el otro extremo), y quizá lo único que me choca en serio es que al final no acaba de haber algo que rompa, o, si acaso, rompe un poco el final (para mal). Dicho esto, sí creo que es una sorpresa ese juego y esa complicidad constante, esos vaivenes entre personajes, que hacen de esta comedia un soplo fresco en los cines españoles, más cuando parece que las comedias tengan que ser todas cutre salchicheras o peor, refritos de algo de fuera, y parece que, por suerte, hay directoras como Celia Rico con esa sensibilidad para generar comedia y conexiones desde puntos más sutiles y creativos. Tengo ganas de ver cómo adaptará La buena letra, y creo que le irá bien: en el coloquio he visto a alguien que, aun costándole (la pobre se iba mucho por las ramas, y en eso la entiendo) es capaz de conseguir generar asombro y conexiones mentales desde puntos insólitos. Tengo ganas de ver cómo sigue creciendo como cineasta, porque creo que tiene bastantes cosas que dar de cara un futuro, pero ya por lo presente he de decir que Los pequeños amores me ha sorprendido.
53.-Arsenal (Aleksandr Dovzhenko, 1929) – 8,25
Una película potentísima que relata los sucesos que van desde la Primera Guerra Mundial y el hartazgo de las tropas ucranianas hasta la revolución de los soviets que se da ahí y su batalla. La parte asombrosa es cómo Dovzhenko representa los horrores de la guerra desde una puesta en escena trabajada, la cual resalta con un montaje no tan parecido a lo que entenderíamos como el típico montaje soviético (con un interés político y propagandístico), sino que hay una ambición narrativa de complementar y completar las imágenes a la vez que asciende al clímax. En cierto sentido, Arsenal es la cara contrapuesta a lo que sería Napoleón, con la diferencia de que Arsenal es más breve, más directa y más sórdida, incluso con los momentos de humor negro, que es lo que más me ha sorprendido de largo, y su montaje trepidante, además, choca porque hace resaltar justo las puestas en escena más teatrales o minimalistas. Desde luego, un trabajo fascinante.
54.-Midnight (Takashi Miike, 2024) – 3,75
Por lo general no me gustan las películas de Miike que adaptan material de manga (en este caso, de Osamu Tezuka), ni tampoco aquellos trabajos que parecen ir tatuados con el logo de “Filmed with an IPhone Pro (número que le corresponda al cacharro)”. Y he de decir que aunque Miike consiga sacarle seda, mona se queda: las escenas de acción son mucho más torpes y menos visibles que en otras películas del director, los colores lucen por extraño que sea más falsos de lo habitual, y la decisión de insertar fragmentos del manga porque sí es lo que más afea al conjunto, que por lo demás, aunque pocho, es bastante entretenido. No me extrañaría que algún material de manga original que adaptase fuese bastante mejor que esto, aunque en las adaptaciones se notan mucho los peores tics del anime (incluso en lo que vi de la cuarta parte de JoJo Bizarre Adventure -aquella rodada en Sitges- o lo que hizo con el videojuego Yakuza).
55.-Svetlo proniká tmou (Otakar Vávra, Frantisek Pilát, 1930) - 6
56.-En forsfärd utför torneälven (anónimo, 1928)
57.-La daphnie (Jean Painlevé, 1928)
58.-München-Berlin Wanderung (Oskar Fischinger, 1927) – 8
La gran mayoría de cortos no tienen mucha historia excepto el último. Me atrevería a decir que Fischinger es uno de los primeros grandes directores de vanguardia y este montaje se adelanta casi cuatro décadas al montaje hiperveloz que luego desarrollarían Jonas Mekas o David Brooks, de tomas muy breves y constantes y filmaciones sobre hechos mundanos y situaciones cotidianas. Mi única pega con Fischinger aquí es que es una película en la que me siento afortunado de no ser epiléptico, porque Dios los fogonazos que tiene cada corte.
59.- Faust – Eine deutsche Volkssage (FW Murnau, 1926) – 8,5
Murnau adapta aquí Fausto en probablemente una de las películas más barrocas posible. El inicio ya de por sí es apabullante, y la enorme cantidad de trucajes visuales, maquillaje y ambientación es tremenda, todo en pos de una puesta en escena que parece trascender filmes previos como es el caso de Der mude tod de Lang o la propia Nosferatu. Sin embargo, aquí Fausto es un poco el reverso de la historia del vampiro: si bien la conexión del amor como elemento lujurioso capaz de romper los tejidos del espacio y del tiempo, aquí es lo opuesto: es un efecto llamada en pos del objeto amado contra todo aquello que parece rasgarlo por la mitad. Solo por esos dos elementos ya vale la pena verlo, aunque luego la parte central no tenga ese efecto arrebatador. Quizá, si acaso, lo que sí me va chirriando cada vez más es Emil Jannings: aunque en muchos casos su rol y adecuación es perfecta, en el caso de Faust sus tics sobreactuados me acabaron generando un efecto rococó, sobre todo en aquellas partes en donde los guiños maliciosos de su actor acaban superando la barrera del ridículo incluso donde eso podría encajar más, como es el caso de las escenas cómicas que tiene. Me parece brutal, no obstante, pero su exceso de afectación en ocasiones es parte de lo que mi entusiasmo por esto muere un poco (aunque las escenas entre ángel y demonio son una barbaridad).
60.- 35 Rhums (Claire Denis, 2008) – 7
Da la sensación de que Claire Denis decidió rendirle un homenaje sutil a Primavera tardía de Ozu, en tanto que es un director que la propia directora, como Kaurismäki, adora tanto. Sin embargo, Denis arrastra esta historia a algo más alicaído, deprimente y por momentos nebuloso, sin renunciar, por otro lado, a una puesta en escena muy minimalista en donde las elipsis y los hechos son contados de forma muy reducida en el seno de una comunidad de vecinos más unida de lo que parece a simple vista. Si bien la película por momentos se vuelve un poco más opaca en lo narrativo de lo que debiera, la belleza poética de una vida en transición (en la que Denis juega con los objetos, los trenes o las llegadas a ninguna parte) es lo que al final acaba sobresaliendo mientras todos los personajes, en especial padre e hija, interactúan.
61.- Time and tide (Tsui Hark, 2000) – 6
Una película de acción que mezcla toda la tradición de la vieja guardia de las películas más pirotécnicas de los “Mercenarios” con un mayor ingenio creativo y las técnicas de transgresión del digital que existían como The Matrix y que Hark lo lleva todavía más lejos. Es puro espectáculo sinsentido con algún momento poético que consigue darle algo de cohesión, pero aquí se viene para las hostias, las acrobacias y la narrativa condensada hasta el paroxismo, y es la segunda mitad para la que se viene. Creo que To es quien acaba superando esto con creces en películas como Drug War, que no solo condensan esa coreografía en un plano menos acrobático y más realístico, sino que además consigue darle sentido narrativo. En todo caso, ha sido toda una sorpresa ver tamaño despliegue de montaje en paralelo y coreografía con un todo por la tensión. Imagino que Michael Bay y otros directores de su quinta tomaron nota.