por Genjuro »
10 Mar 2024, 02:39
47. Maestro (Bradley Cooper, 2023) - 5,5
Biopic sobre el compositor y director de orquesta Leonard Bernstein especialmente centrado en la compleja relación que como hombre principalmente homosexual mantuvo con su esposa. Conocedora de sus inclinaciones, ella supone el clásico bastión de afecto y apoyo femeninos a la gran figura masculina, la mujer a la sombra del gran hombre, una idea que la película refleja visualmente. Pero es un arquetipo cuestionado y su frustración acaba emergiendo de manera inevitable ante la ausencia de reciprocidad sentimental. La película es un poco esquizofrénica, porque por momentos parece querer hacerla a ella protagonista principal, pero la figura de Bernstein es omnipresente y nunca llegamos a percibir a su mujer más allá que a través de la relación que tiene con él. Es una obra esforzada en lo visual e interpretativo, de llamativas elecciones estéticas, de interpretaciones un poco tiradas a la cara del espectador, especialmente, claro está, la de Cooper con su actuación imitativa de Bernstein y tanta profusión de primeros planos en escenas climáticas. Es como un ataque de pretendida genialidad de su autor que hace espejo de la de Bernstein y de esa tendencia de las figuras brillantes a opacar todo lo que orbita a su alrededor, en este caso la esposa, y ahí la película sí que encuentra su coherencia.
48. Zaduszki (Tadeusz Konwicki, 1961) - 7
Un hombre y una mujer se citan en un pueblo con el aparente objetivo de culminar su romance. Pero algo se interpone entre ellos, no sólo esa vaga sensación de vigilancia y asfixia que me hizo pensar en El buen amor de Francisco Regueiro, sino además un pasado que se manifiesta en sucesivos flashbacks que nos llevan a relaciones sentimentales previas propiciadas y malogradas por la guerra. Me gusta la puesta en escena de Konwicki y su preocupación por los gestos de los personajes así como por el contexto humano en el que se mueven y cómo interacciona con ellos.
49. La bête dans le jungle (Patric Chiha, 2023) - 6,5
Cuando Henry James concibió La bestia en la jungla con el amanecer del siglo XX, difícilmente podía pensar que su planteamiento alcanzase aún mayor vigencia una docena de décadas más adelante. Dos títulos franceses realizados el año pasado lo han puesto de manifiesto explorando la misma fuente literaria para actualizar su sentido e intención. Y si Bertrand Bonello proyectaba el relato en La Bête hacia un espacio tecnológico presente y futuro donde la realidad y el contacto humano parecen diluirse ante la virtualidad, la adaptación de Patric Chiha rastrea el pasado reciente para encontrar una muy pertinente contextualización en el espacio hedonista y lisérgico que supone una discoteca.
Después de unos créditos superpuestos a las imágenes granuladas de alguna verbena popular al ritmo de Paquito Chocolatero, donde intuimos la presencia de los protagonistas adolescentes, la historia nos lleva a 1979, cuando John y May, se (re)encuentran en la inauguración de una boîte parisina. May siente una evidente fascinación y atracción por John, que éste no es capaz de manifestar recíprocamente aunque en el fondo pueda desearlo, de forma que su relación no parece poder trascender de la amistad. Él es un personaje solitario que se da un aire misántropo, que espera la llegada de la "bestia" a la que se refiere el título del film, evento ignoto por venir, quizás maravilloso, que supuestamente cambiará su vida y del que hace cómplice a May, una chica más social y extrovertida que sin embargo va renunciando poco a poco a su grupo de amigos, e incluso a su posterior matrimonio, en un acto de extraña fidelidad que tiene bastante, tal y como lo refleja la película, de adicción un tanto abstracta.
Hay una cualidad espectral tanto en los personajes como en su relación. El marido de May se lo espeta explícitamente a John: «No eres nada. Sin la música y la luz, desapareces». Música y luz son de hecho los elementos estéticos más expresivos de la película. La puesta en escena, así todo, transmite materialidad, en las composiciones de personajes dialogando, en el registro de los cuerpos en movimiento o en la siempre significativa utilización del plano-detalle. Pero algunas dinámicas de presencia/ausencia que aborda la planificación visual dejan una sutil impresión fantasmal. Y especialmente potente resulta en este sentido la escena en la pista vacía en la que John le pide a May, vestida casi de novia, que le acompañe en su aventura de permanente espera, como si fuera un acto de matrimonio, iluminado únicamente por la lechosa luz de la Luna, tan evocadora de espectros y visiones, tan apropiada para alumbrar una relación-simulacro.
Dentro de un espacio dramático convencional no resultaría muy creíble esa continuada fascinación por una persona tan aburrida y monotemática, que acude puntualmente al templo festivo sin ni siquiera animarse a bailar. De hecho, John se antoja más bien como una antítesis personificada de lo que prometería la llegada de la mentada "bestia", negándose a sí mismo cualquier expansión, dejando su vida en permanente suspenso hasta el advenimiento del supuesto evento. En realidad ellos mismos hacen espejo del espacio que ocupan. La periódica fidelidad de May para con el previsible y romo John viene a ser la misma que la del impenitente visitante de una discoteca que anhela con mayor o menor consciencia el supuesto evento trascendente y maravilloso que allí podría suceder sin ser consciente del bucle en el que ha caído. Lo que por supuesto puede extenderse a nuestra obsesión por las liturgias nocturnas (entono el mea culpa) que prometen emociones y aventuras por venir, ilusiones más bien efímeras de virtualidad farmacológica.
Son también una forma, ilusoria por supuesto, de ensayar una suspensión temporal, de soñar con una perpetua juventud manifestada en la película de manera subjetiva por el inmutable aspecto de los personajes, que nunca envejecen a la vista. «Ya no existe el tiempo; es magnífico», le dice May a John en un momento de particular éxtasis lisérgico. Pero su discurrir es inexorable, como simboliza el reloj que ella le regala, como queda de manifiesto por la evolución de la música y el vestuario con el pasar de los años mientras los dos protagonistas permanecen varados en su limbo, atrapados por sus rutinas de sábado en una suerte de El ángel exterminador a tiempo parcial.
Al poco de iniciar su aventura a ninguna parte, se produce un hecho externo que amenaza con sacudir su ensimismamiento, una llamada de la realidad exterior con motivo de la victoria de Mitterrand en las presidenciales de 1981 y que invita a los personajes a salir a la calle sólo para poner de manifiesto en forma visual el bucle del que no saben, quieren o pueden salir. Es curioso además cómo este episodio anuda de manera muy obvia el paralelismo entre el film de Chiha y El futuro de Luis López Carrasco, que se iniciaba también con otra victoria socialista, la de las generales españolas de 1982, y que suspendía a los participantes de una fiesta en un limbo hedonista que terminaba proyectado hacia un precario presente. De manera análoga, podemos ensayar una lectura política en La bête dans le jungle, donde los personajes se revelan como seres narcotizados e individualistas («¿crees que podemos compartir cosas con la gente?» pregunta John en ese breve paseo exterior).
«Todo va a cambiar hoy», dice una exultante May a John en ese momento de triunfo electoral, recurriendo justo a la misma dialéctica que utiliza él para hablar del misterioso acontecimiento venidero. Todo un acto de fe que nos puede sugerir una sociedad que ha dejado crecer a la bestia neoliberal mientras confiaba progresivamente alienada en el supuesto maná de un socialismo finalmente de regusto virtual. John no deja de ser un paradigma de esta problemática dada su indiferencia política mientras sufre manifiestas estrecheces económicas.
De hecho, el desarrollo del film les va situando cada vez más como meros espectadores de la vida, de los eventos históricos que se suceden fuera de su “caverna”, incluso también del escenario que supone la discoteca, un microcosmos que va mutando, que languidece con el SIDA, que se renueva periódicamente. En un momento dado, la mejor amiga de May sentencia que «para resistir hay que bailar», pero May deja finalmente hasta de bailar. Es manifiesta la fascinación siente Patric Chiha por la expresión corporal que proponen los ritmos musicales, muy evidente por ejemplo en su film precedente, Si c'etait de l'amour (2020). Aquí su protagonismo es notorio, hay una mesurada delectación en el baile, que sirve de actividad relacional pero también progresivamente alienante, según las drogas sintéticas van tomando protagonismo en los años noventa, cuando la película entra también en un cierto bucle. De alguna forma, la discoteca entera se abandona cada vez más al limbo de John y May.
La bestia en la jungla emerge así como un obra inmersiva y claustrofóbica, extrañada y romántica a pesar de todo, pero cuyo artificio responde a una vocación intelectual que prevalece sobre la dramática. En ella encontramos un permanente intento de supresión de sentimientos. Como dice John, «El amor es también el final del amor, es el riesgo de destruirlo todo». Es, en definitiva, un anestesiado viaje al fin de la noche.
50. La sociedad de la nieve (J.A. Bayona, 2023) - 4,5
Bayona recrea el famoso accidente aéreo sucedido en 1972 que dejó tirados a un equipo de rugby uruguayo y a sus acompañantes en la cordillera de los Andes y que ya había disfrutado/sufrido una adaptación hollywoodiense tres décadas atrás. Es un relato de supervivencia que permite explorar un amplio registro emocional, en un marco geográfico espectacular y realizado con un acabado técnico perfectamente profesional. Pero paso por sus imágenes totalmente desinteresado por su narración y sus personajes. Me da el aire de una obra muy procesada y lista para su digestión, sin defectos llamativos, muy preocupada por el impacto emocional en los personajes y sin muchos más alicientes que la propia historia real que recrea.
51. Cécile est morte! (Maurice Tourneur, 1944) - 5,5
Film de la Continental, la principal productora que estuvo en activo durante la Ocupación, se trata de una adaptación de Simenon con el comisario Maigret de protagonista. Su enfoque tiene bastante de comedia, con la figura del subordinado del protagonista, típico secundario cómico, o las visitas a Maigret en la comisaría de la Cécile del título que son objeto de escarnio por parte de sus compañeros. El título, por cierto, es un poco spoiler, aunque en general el desarrollo tampoco juega a la sorpresa y por ejemplo podemos fácilmente intuir quién es el villano de la función casi desde el principio. La acción avanza a toda velocidad y Tourneur realiza un solvente trabajo de dirección, pero no creo que logre elevar este film más allá de un agradable pasatiempo.
52. A Thousand and One (A.V. Rockwell, 2023) - 4,5
La construcción de una relación maternofilial es el centro de esta película ambientada en Harlem entre mediados de los años 90 y mediados de los 00s. La historia manifiesta la necesidad del afecto y apoyo humano para salir adelante, la dificultad que supone tomar las decisiones adecuadas. Y ese marco espacio-temporal es muy importante, coincidiendo con el ascenso a la alcaldía de Rudolph Giuliani, que aplicó una política policial muy intensiva, hasta su relevo por Michael Bloomberg, cuando las señales de la inminente gentrificación eran ya visibles tras el deterioro y abandono que sufrió esa zona y que entiendo reverbera en la situación de sus dos protagonistas tal y como se los encuentra la película. Interesante planteamiento que así todo deriva en un drama bastante convencional, con giro de guión incluido, y una puesta en escena muy naturalista y poco sugerente que busca el lucimiento interpretativo (aunque el tiro le sale por la culata con todo el tramo final del hijo).
53. Kaze to onna to tabigarasu (Tai Katô, 1958) - 6,5
Un argumento más o menos convencional, con una curiosa pareja que se encuentra inopinadamente defendiendo el dinero de un sufrido pueblo. Uno de ellos fue echado del mismo por ladrón y guarda resentimiento contra sus antiguos vecinos (también porque le disparan al poco de empezar la película) y el otro ejerce de figura paternal del primero. Katô todavía no muestra su estilo más característico, pero la narración es ágil y visualmente muy elegante. Es un film que se disfruta aunque argumentalmente deja poco poso.
54. Hikaru onna (Shinji Sômai, 1987) - 6,5
No es raro ver a personales a la deriva en el cine de Sômai, como el trío protagónico que ofrece este film y que se mueven en una dicotomía escénica arquetípica desde el cine mudo: la inocencia rural y la perversión urbana. Un hombre joven llega a Tokio desde su pueblo para ir a buscar a su novia, que supuestamente está estudiando pero que en realidad ha terminado como chica de compañía y emparejada con el mismo hombre que ofrece trabajo de luchador al protagonista. En ese imposible y circense (otra seña de Sômai) espacio donde conviven los sangrientos encuentros entre los oponentes y la música clásica, también se encuentra otra chica frustrada cantante de ópera. El devenir de sus personajes, seres heridos que necesitan reconfigurarse, y que a veces se siente un poco errático, viene recogido muy apropiadamente por esos planos largos que tanto gustaban a su director en los que la cámara se desplaza buscando a sus criaturas, puntualmente de forma un tanto caprichosa, pero generalmente con sentido escénico.
55. Dômyaku rettô (Yasuzô Masumura, 1975) - 6
El mismo año que se estrenaba la famosa Shinkansen daibakuha lo hacía este otro thriller también con el tren bala como elemento protagónico y susceptible de ser atacado. En este caso la óptica es más interesante, ya que el supuesto criminal tiene poderosas razones para tomar la iniciativa: se trata de un doctor que ve impotente cómo el tránsito del shinkansen por los núcleos urbanos causa enormes problemas de salud a los habitantes de las casas cercanas a las vías, debido al ruido y la vibración, de manera que traza un plan para amenazar la integridad del tren y así ejercer una presión coercitiva que haga cambiar las cosas. Es una obra de narración precisa que avanza de manera sistemática y que alterna el punto de vista del saboteador y de la policía. Se puede apreciar todavía el gusto de Masumura por los encuadres abigarrados que atrapan a los personajes entre elementos escénicos, pero aquí ya de forma mucho menos acusada que en su época de esplendor. Es en todo caso un film, aunque no memorable, que funciona bien.
56. L'arpète (Donatien, 1929) - 6,5
Una comedia romántica ambientada en el mundo de la moda parisina protagonizada por una empleada de una casa de alta costura en crisis a la que disfrazan de gran dama nobiliaria al objeto de camelar a un empresario millonario norteamericano para que les compre sus creaciones. Es un excelente arranque lleno de humor, incluso algunos detalles interesantes de montaje y que aprovecha una cierta fantasía escenográfica. La chica está además enamorada de un pintor, y según avanza el metraje las convenciones del género romántico desinflan un poco el resultado final.
57. The Insider (Michael Mann, 1999) - 6
Mann recrea el suceso real de un ejecutivo de una tabaquera que tras ser despedido acabó siendo entrevistado por el programa de la CBS 60 Minutes, todo un tótem de la televisión estadounidense, para denunciar la absoluta consciencia con la que ponen al mercado un producto adictivo y perjudicial para la salud, el quid de las demandas judiciales que por entonces les llovían. El film tiene un protagonismo escindido entre este delator, sometido él y su familia a innumerables presiones y bajo un acuerdo de confidencialidad con su antiguo empleador, y el productor del programa, en realidad con más peso en la película (empieza y termina con él), y que en sus maniobras para sacar adelante la historia también tiene que lidiar con la negativa de la cadena a emitir la entrevista por presiones de la tabaquera. Así, se trata de un film de personajes bajo presión y de cómo la gran empresa puede coartar las libertades básicas de una sociedad. El comienzo es muy típico de una película de acción, una presentación del productor (un temible Pacino que afortunadamente no se va de madre en exceso) en una situación de tensión y riesgo que no está necesariamente relacionada con el argumento que se desarrolla a continuación. La puesta en escena también complace en muchos momentos esa querencia de Mann por la acción, con una imagen un tanto nerviosa y que busca un movimiento que muchas veces no es necesario.
58. Uprising in Guria (Aleksandre Tsutsunava, 1928) - 7
Un film bastante ambicioso a nivel de producción que nos cuenta a lo largo de tres horas de metraje la revuelta que tuvo lugar en Guria, parte de Georgia, a mediados del siglo XIX, principalmente por la introducción de impuestos y obligaciones a la población por parte del régimen zarista. El conflicto viene convenientemente aliñado para encajar con el discurso soviético a la perfección, con un levantamiento que transiciona de una óptica nacionalista a una de clase, incluyendo la perniciosa injerencia extranjera, y donde se incluye la servidumbre como reivindicación principal. A pesar de la longitud del film, la acción se sucede a gran velocidad con multitud de personajes y apenas da tiempo a que los hechos maduren emocionalmente. No me parece una obra de narrativa especialmente brillante en su manera de engarzar imágenes, pero no creo que contenga un sólo plano que no sea atractivo, que no este compuesto y servido con primor, de manera que el resultado acaba siendo muy disfrutable.
59. Terror y encajes negros (Luis Alcoriza, 1985) - 6
La mirada de Alcoriza seguía afilada a estas alturas de su carrera en su constante empeño por la crítica social. Y para ello elige en esta ocasión el microcosmos de un edificio donde viven, entre otros, una atractiva mujer con un esposo muy celoso que pretende tenerla poco menos que encerrada en su jaula de oro, un musicólogo con una obsesión compulsiva por el pelo femenino o tres jóvenes compañeras de piso que gustan de utilizar sus encantos para obtener aquello que desean. En general, todos los personajes masculinos actúan guiados por su deseo sexual y de posesión, mientras los femeninos trafican con ese deseo. La protagonista es quizás quien más se aleja de ese esquema, pero no deja de ser una mujer obsesionada con su atractivo y que guía sus actos por lo que dice el horóscopo, víctima propiciatoria de las maquinaciones masculinas. De hecho el film termina convertido en una suerte de slasher en su tramo final, circunstancia a la que se emparenta la violencia machista incluso dentro del matrimonio. Realmente es un título capaz de denunciar el machismo de la sociedad mexicana y la condición de víctimas que sufren las mujeres, así como de resultar ofensivo al feminismo por el retrato tan básico y estereotipado que hace de ellas. Pero lo cierto es que la función resulta muy divertida gracias al perverso juego que propone Alcoriza con sus personajes, con una estética de papel couché y esa sexualidad hasta un poco paródica que se puede poner de manifiesto incluso en la muy prominente barbilla partida del galán que trata de camelar a la protagonista. Sin parecerme ninguna maravilla, la puesta en escena está bastante bien, el ritmo es infatigable aunque a veces abusa de las acciones paralelas.
60. Cudotvorni mac (Vojislav Nanovic, 1950) - 6
Una fantasía medieval sobre un joven que tiene que rescatar a su novia y liberar a su pueblo cuando son sometidos por una criatura de corte mítico, y para ello debe emprender una aventura en busca de una espada. Es como un cuento bastante previsible pero no exento de encanto, con una atractiva ambientación dentro de sus limitados medios de producción.
61. Le mystère de la tour Eiffel (Julien Duvivier, 1928) - 6
Muy influenciado por los míticos seriales de Feuillade, este film cuenta la aventura de un hombre engañado por su compañero de espectáculo feriante, idéntico a él (e interpretado por el mismo actor), que suplanta su identidad para cobrar una fabulosa herencia. Luego le volverá a engañar para que le suplante cuando una organización de malhechores le amenaza. Las típicas duplas de Feuillade con un héroe protagónico y un acompañante listo y humorístico se sintetizan aquí en el protagonista, mientras que el carácter misterioso de los villanos recuerda vivamente al de aquellas obras. Tenemos también personajes que se disfrazan, persecuciones en coche o ese espíritu naíf que preside la función. Hay momentos muy logrados, como la escena en que el falso heredero se entera del importe de la herencia, punteado por un excelente efecto visual giratorio, como la utilización de la torre Eiffel en la secuencia final, con los personajes trepando por su estructura con París a sus pies, y tienen gracia todas las secuencias en el castillo-guarida de los malos, con su artificiosa escenografía, que además contiene un auténtico Laberinto del Chinotauro.
62. L'Argent (Marcel L'Herbier, 1928) - 7,5
Adaptación de la novela homónima de Zola, describe las maniobras de un banquero que trata de recuperar su poder y fortuna después de que la caída de una de sus empresas le haya dejado al borde de la bancarrota. En su camino se cruza un matrimonio, el aventurero aviador que ha descubierto unos yacimientos petrolíferos en Surinam, ella una hermosa mujer que deja fascinado al banquero. La relación de cada uno de ellos con el dinero viene a ser la clave del discurso del film: cómo el protagonista, con su vocación de poder y manipuladora, es en realidad esclavo del dinero, cómo la querencia un tanto inocente que muestra la esposa por el dinero puede ser peligrosa, mientras que su marido parecería el menos interesado en el mismo, pero así todo lo necesita para sus desafíos aviadores. Igual el discurso no es el más sutil, pero el film destaca por la fuerza y modernidad de su puesta en escena, donde L'Herbier recurre a la cámara en mano, a travellings o a las panorámicas también en las escenas de interiores, siempre con intención expresiva.
63. Amor y sexo (Luis Alcoriza, 1963) - 5,5
Podríamos especular que la mujer que encarna María Félix en este film es una versión femenina del protagonista de Tiburoneros, que Alcoriza dirigiera el mismo año, personajes de carácter y espíritu libre que no quieren que las convenciones y moral sociales condicionen sus vidas y su felicidad. Pero hay dos diferencias fundamentales entre ellos: el oficio de pescador le lleva a él a una zona más "asilvestrada", lejos del ambiente sofocante de la "sociedad bien", mientras que ella se mueve y en cierta manera medra precisamente de ese medio; pero sobre todo él es un hombre y ella una mujer, y las libertades que se pueden tomar no son las mismas. La protagonista de Amor y sexo es una mujer madura con un extenso historial de relaciones sentimentales a las que nunca ha engañado, con quienes siempre ha puesto las cartas sobre la mesa y que la han ido proveyendo de comodidades materiales. Al comienzo del film se encuentra con un doctor de mucha menor edad del cual se enamora como nunca lo había hecho, sentimiento recíproco por parte del joven, que desatiende a su novia para iniciar un romance con ella que encontrará sus obstáculos cuando él se entere de su pasado. Es curioso cómo la presencia o la posibilidad de la muerte parece puntear su relación, ya que se conocen en el hospital cuando muere el sobrino de su sirvienta, o por ejemplo la exacerbación amorosa que se produce en el curioso marco que proporcionan las momias de una iglesia. El film tiene elementos simbólicos, como el cajón de muñecos que ella guarda a pesar de que no le gustan, o la pecera, siempre apuntando a esa forma de posesividad que pueden deparar las relaciones amorosas, y el film se hace demasiado explícito en su discurso en algunos momentos. De hecho, todo el tramo final abusa de discursivo y declamativo, de un poco melodramático.
64. Le gitan (Jose Giovanni, 1975) - 6
Un Giovanni en su salsa, enfrascado en el mundo del hampa a través de dos personajes que la casualidad lleva por rutas paralelas, el "gitano" que da título a la película, ladrón a cara descubierta que no duda en recurrir a la violencia, y un veterano colega de profesión, pero de guante blanco, cuya precisión y precaución se tambalean cuando su mujer cae del balcón tras la discusión que tienen tras regresar él de un atraco. Ambos son perseguidos por la policía y su contraste resulta interesante. El gitano tiene una actitud fatalista, casi desesperada, sabe que antes o después morirá, se podría pensar que es un nihilista, pero la consciencia sobre la situación de su entorno humano, de la gente de su raza (eso sí, hay que hacer un ejercicio de credulidad para ver a Alain Delon como gitano), la consideración de sus acciones como una forma de lucha, lo desmentiría. Mientras tanto, el ladrón de guante blanco, más aferrado a la vida, a sus comodidades materiales, se va dando cuenta del vacío vital en el que se encuentra. Son dos versiones potencialmente románticas del delito que finalmente no lo son tanto, por razones opuestas. Aunque en este sentido es un elemento argumental importante la cuestión de la lealtad, del código de honor en ese mundo de la ilegalidad, que caracteriza de forma positiva o negativa a los personajes, prácticamente de manera definitiva. Es verdad que los personajes son bastante arquetípicos, pero el film funciona bastante bien y se beneficia de una narrativa ágil y de un tratamiento conciso de la violencia, a base de cortes de plano muy bien pensados.
65. Ship of Fools (Stanley Kramer, 1965) - 3,5
Película de "prestigio" que reúne a un elenco coral en un transatlántico alemán en 1933 para hablarnos de temas importantes como el antisemitismo, y de anhelos, frustraciones, miserias y vanidades humanas. Las microhistorias de los personajes se van alternando, a veces combinando o contaminando, en escenas que parecen competir entre sí para llamar la atención, con interpretaciones a menudo demasiado esforzadas, con parlamentos pretendidamente ingeniosos (a toro pasado histórico) que muchas veces no pasan de obvios y efectistas (por ejemplo en el repetido recurso a rematar las escenas con una frase de impacto).
66. The House on the Volcano (Amo Bek-Nazaryan, 1929) - 6,5
Film de la Armenia soviética que, ambientado en una explotación petrolífera, nos retrotrae en flashback a los tiempos zaristas donde el proletariado era explotado con jornadas laborales abusivas, se le reprimía violentamente ante cualquier conato de protesta y, como rasgo más particular de esta historia, se construía su alojamiento en un terreno altamente peligroso por la filtración de gases. La película presenta algunos elementos característicos de la iconografía soviética, como el maquinismo o la manera de alinear rostros, además de disfrutar de un notable trabajo de montaje, sin llegar a ser un film vanguardista.
67. À Meia Noite Levarei Sua Alma (José Mojica Marins, 1964) - 3,5
Título de terror de bajo presupuesto que tiene por protagonista a un enterrador incrédulo, misántropo y amoral que entra en una dinámica homicida por el deseo que siente por la novia de un amigo, también para que cumpla un rol procreador que su novia actual no puede realizar. La película se da un aire de gran guiñol desde su presentación, y abraza la sobreactuación como rasgo de estilo. Pero todo resulta demasiado estático y poco interesante a nivel visual. Su vena camp no es suficiente argumento para resultar seductora, creo yo.
68. The Prince and the Pauper (William Keighley, 1937) - 5
Adaptación de la novela de Mark Twain que relata en los estertores del reinado de Enrique VIII el accidental intercambio de papeles entre el príncipe Eduardo y un mendigo con el que guarda gran parecido físico. El argumento avanza a base de paralelismos y contrastes para hablar de las brutales diferencias de clase, dentro de un relato con un enfoque juvenil. De hecho, además de algunos baches narrativos, como es toda la secuencia de la coronación, y de una dirección bastante sosa, la ingenuidad del tono hace mella especialmente en la resolución de la película.
69. Fûun jôshi (Fujie Yamazaki, 1928) - 5,5
Un chambara mudo respaldado por la productora de Kinugasa cuyo héroe es un joven regresado de Edo y que se encuentra con que su prometida se ha convertido en concubina del daimio, quien por otra parte sufre complots dentro de su clan. La cuestión de la fidelidad y el sacrificio es el tema de fondo, y se puede leer la película como una apología de la obediencia fanática, incluso ante las circunstancias más adversas, la opción más plausible, o quizás como una velada crítica dada la injusticia e infelicidad que comporta. En todo caso no le he encontrado excesivos argumentos visuales, más allá de su correcta puesta en escena, y las interpretaciones sufren por una imposible combinación en la que se intenta transmitir la contención expresiva ante lo que le sucede a los personajes y la expansividad también expresiva que se emplea para compensar el carácter silente del film.
70. Supermarkt (Roland Klick, 1974) - 6
La segunda película que veo de Klick abunda en su gusto por la crítica a la sociedad alemana, a través de la historia de un joven problemático, cuya custodia está a cargo de las autoridades públicas, que se va enfangando progresivamente en la delincuencia según sus horizontes se estrechan. Es un personaje totalmente desorientado que va girando alrededor de los mismos hombres, un periodista que quiere ayudarle y escribir sobre él pero sin mojarse del todo, un delincuente que quiere utilizarle para sus pequeños golpes y un hombre acaudalado que quiere pagar por sus servicios sexuales. Entiendo que el título hace referencia al carácter de mercancía que siempre acaba adquiriendo el protagonista en alguna medida, un producto para el consumo con fecha de caducidad, cuyas circunstancias le niegan la posibilidad de un futuro. Con el recurso a la cámara en mano o a planos largos, Klick trata de transmitir el terreno movedizo en el que se mueve su antihéroe y su carácter progresivamente desesperado.
71. Poslední mohykán (Vladimír Slavínsky, 1947) - 6,5
Comedia checoslovaca cuyo protagonista es el "último mohicano" al que alude su título, la irónica alabanza que recibe un padre de familia que lleva el patriarcado a niveles de pura dictadura, un Napoleón doméstico, figura histórica con la que se identifica de inicio cuando, en su condición de anticuario, puja agresivamente por una escultura que representa al emperador a caballo (se podría leer como un post-mortem a cierto tipo de liderazgos, estando en plena posguerra, aunque el estalinismo estaba a punto de llegar a la Europa del Este). Paradójicamente, también es el presidente de una asociación animalista, de manera que poco menos que concede más derechos a los animales que a su familia, que lleva una vida paralela a sus espaldas. El argumento tiene un divertido desarrollo que, naturalmente nos lleva hacia el camino del equivoco, potenciado por las interpretaciones del reparto, especialmente un hilarante Jaroslav Marvan que hace de protagonista y también de su hermano gemelo, de carácter opuesto y que jugará un papel clave en la resolución de la historia. Slavínsky hace un trabajo puramente funcional en lo visual a mayor gloria de sus intérpretes, pero sabe mantener a éstos siempre achispados y transita ágilmente por las escenas para que la función no decaiga.
72. Leila's Brothers (Saeed Roustayi, 2022) - 6
Un drama familiar que nos presenta a una galería de perdedores que quizás ofician también de reflejo del propio Irán. El anciano y achacoso padre sueña con convertirse en patriarca de una familia que le desprecia, mientras sus cuatro hijos varones trampean en empleos de mala muerte o directamente se han quedado en el paro. La hija Laila es la única con un empleo decente y un poco de sentido común, tampoco está claro cuánto, que trata de romper el círculo de pobreza al que parecen condenados sus hermanos convenciéndoles para que compren una tienda entre todos. Me parece muy significativo que sean visibles consumidores del mismo país que de alguna manera les termina condenando, los Estados Unidos, con especial mención para la lucha libre, que en su condición de simulacro dialoga tan bien con ese mundo masculino del honor y la apariencia que refleja Roustayi de forma crítica, aunque sin dejar nunca de mostrar mucho cariño por sus personajes. Es un film extensivo narrativamente, que gusta de los enfrentamientos verbales entre sus criaturas y no ahorra explosiones temperamentales. En su puesta en escena destaca el frecuente uso del zoom, que aparece de forma visible pero orgánica, nunca como una rotura de la dinámica visual, y le queda bastante bien.
73. Blood on the Moon (Robert Wise, 1948) - 6
Clásico argumento western en la línea, por ejemplo, de El Dorado, donde por cierto también figura Robert Mitchum, que aquí es el protagonista, un pistolero que, como su homólogo en aquella, termina rechazando la oferta de la parte fuerte e injusta en un conflicto que tiene por objeto el dinero derivado de las reses de un ganadero al que quieren expulsar de la reserva india a la que surtía de carne. Quizás lo más interesante del film sea la atmósfera que logra, a menudo con escenas nocturnas, de mano de la fotografía del gran Nicholas Masuraca. Todo es bastante previsible y arquetípico, pero la función está resuelta con oficio por Wise.
74. Les nouveaux messieurs (Jacques Feyder, 1929) - 6,5
La protagonista de este film es una bailarina cortejada por dos personajes contrastados, un maduro y aristocrático parlamentario que la cubre de regalos, y el mucho más humilde (y joven) jefe de electricistas de la compañía, que también es un líder sindical. Sería el clásico debate entre comodidad y amor, pero el electricista acaba también convertido en parlamentario e incluso ministro. El caso es que la historia arroja una mirada bastante desencantada sobre las relaciones sentimentales sin dejar de utilizar un sutil sentido del humor. Por ejemplo, en esa escena en un salón del teatro donde las bailarinas departen con quienes adivinamos serán sus "protectores", en combinaciones de geometría variable. El film tiene destellos muy interesantes, encuadres peculiares, como por ejemplo, un primer plano frontal de la protagonista donde se le ve exclusivamente el hemisferio izquierdo de su rostro, que alejan la narración de la rutina.
75. Není stále zamraceno (Vojtech Jasny & Karel Kachyna, 1950) - 5,5
Al parecer se trata del trabajo fin de carrera de dos de los nombres clave de la época de esplendor del cine checoslovaco, un relato sobre la puesta en marcha de una granja colectiva cerca de la frontera alemana tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Realizada sin sonido directo o doblado, sino con voces en off, básicamente la del administrador encargado de sacar adelante la explotación, que detalla todas las penurias y problemas que surgen en el proceso, incluyendo la falta de personal y los arquetípicos elementos que sabotean el desarrollo de la granja. El film tiene mucho de documental, reflejando las labores de la explotación, y tiene su gracia en la autenticidad de los escenarios y la galería humana que retrata, en ciertos momentos en los que las imágenes se enseñorean con los paisajes, con el acto del trabajo o incluso con el juego de los niños, deleitándose en cierto bucolismo por el que a veces se desliza. Pero el alcance de la obra es limitado, y viene rematado por un desafortunado montaje de desarrollismo agropecuario al ritmo de una triunfante marcha musical que elimina cualquier poso que puedan dejar las imágenes que hemos visto previamente.
76. Le tournoi dans la cité (Jean Renoir, 1928) - 5,5
Un drama histórico ambientado en la Francia que tiene a Catalina de Médici como regente. En el marco de la organización de un torneo que tiene como objeto templar las rencillas entre los bandos religiosos cuyo enfrentamiento había asolado el país, se sucede un drama amoroso a tres bandas, en el que una de las damas de compañía de la regente se ve obligada por ella a renunciar a su enamorado para prometer su mano a un mujeriego que además ha matado a su hermano. Por supuesto, este villano y el enamorado se verán las caras en el torneo. El término anglosajón "costume drama" le viene perfecto al film viendo el cuidado que se pone a los escenarios y al vestuario, que literalmente brilla en pantalla. Pero Renoir tampoco logra trascenderlos y a la película le falta un poco más de vida y alma, de arrojo en la puesta en escena y personajes más interesantes.
77. La estrella azul (Javier Macipe, 2023) - 6,5
Biopic poco ortodoxo de Mauricio Aznar, cantante de la banda zaragozana de rock and roll Más birras. Se trata de un personaje en crisis que en el film se mueve en dos ambientes muy diferentes, la Zaragoza noventera, con unas dinámicas personales y artísticas de Mauricio que le resultan frustrantes, cuando no tóxicas, donde la relación con su novia entra en crisis, y por otro lado la Argentina interior de Santiago de Estero y su música tradicional, un encuentro con otro espacio físico, humano y cultural, con otro ritmo y filosofía de vida. Tiene un poco de arcadia arquetípica, pero su luminosidad y calidez, su placidez, tan contrastadas con la España que retrata el film, funcionan muy bien. Además puede interpretarse que hay una parte subjetiva en la impresión de los lugares por los que transita el film, también extensible al protagonista, ya que al actor que encarna a Mauricio entiendo que le faltaría aspereza, vida consumida. Ese marco subjetivo estalla al poco de empezar la película, con la presumible intermediación de las drogas, en una estupenda escena cuando Mauricio en su imaginación se marcha del escenario con una chica. También hay una explicitación del carácter de reconstrucción de la película, que no queda mal aunque no tengo claro que sea necesario, o al menos alargarlo tanto en el epílogo argentino.
78. Decoy (Jack Bernhard, 1946) - 6
Clásico noir con su aire fatalista potenciado por el típico flashback que desgrana la historia y con una arquetípica femme fatale como centro del relato. De hecho, más central y más fatal que nunca, ya que su protagonista es un hermosa mujer que quiere hacerse con el botín de un atraco, cuyo paradero sólo conoce su supuesta pareja, encerrado en la cárcel. Ella va manipulando a todos los hombres a su alrededor para conseguir lo que quiere de ellos, sean delincuentes y honrados, como el idealista doctor al que arrastra hacia el crimen. Buena parte de la gracia de la película reside en esa maldad descontrolada, que alcanza su cénit en la escena del bosque, justo después de disparar al doctor, saliendo entre la bruma nocturna y riendo como un figura demoníaca.
79. Nebe a dudy (Vladimir Slavínsky, 1941) - 5,5
El contenido de esta comedia encaja con los tiempos del Protectorado en que está filmada, pero la verdad es que podría haberse realizado algo similar en muchos otros lugares. Dos son los protagonistas, un humilde trabajador de una cantera que mantiene a duras penas a una hija y a dos sobrinos huérfanos y cuya solicitud de permiso para pescar es denegada por el cascarrabias dueño de la explotación, hombre déspota e hipocondríaco. Un accidente del potentado propicia el encuentro con el trabajador, quien desconoce su identidad, pero que le enseña a disfrutar los placeres de la vida. Estamos así ante otro film que aboga por los empresarios con corazón, por un entendimiento bienintencionado entre clases sociales, mientras la comedia juega un poco al equívoco en un desarrollo bastante previsible. El humor es a menudo demasiado evidente y poco ágil, pero es difícil renegar de un film sobre personajes que se preocupan por sus semejantes y que está realizado con nobleza estética y dramática.
80. The Garden of Desires (Ali Khamraev, 1987) - 7,5
Tres chicas adolescentes pasan el verano en casa de los abuelos. Están en el campo, en pleno despertar amoroso y sexual, todo es descubrimiento, deseo y excitación. Es un paraíso consciente de alguna vaga manera de su finitud, no sólo estacional, sino que los chicos del pueblo están a punto de ser llamados a filas. Estamos en los prolegómenos de la Gran Guerra Patriótica y con el trasfondo del estalinismo, que se irá haciendo más visible según avance el metraje. La poética visual de Khamraev nos ofrece un film misterioso, bucólico e impresionista, un retrato de inocencia en un marco de claroscuros donde el peligro acecha de múltiples maneras. Sus imágenes están llenas de brillos, de penumbras, de dorados, un fulgor de pertinente belleza visual y excelente montaje, un poco más clásico en escenas como la del baile, pero también con alguna audacia como en el acto sexual de una de las chicas, resuelto a base de sobreimpresiones en las que básicamente solo la vemos a ella, reforzando el punto de vista subjetivo y sensorial que toma el film.
81. Frosina (Vojislav Nanovic, 1952) - 6,5
Frosina es una madre macedonia que ha ido perdiendo a su marido e hijos, y su historia pasada ocupa en flashback cerca de la mitad del metraje. Sólo le ha quedado uno de sus hijos, al que se aferra como última fuente de alegría de su vida, pero éste se mezcla en la resistencia partisana durante la Segunda Guerra Mundial, de manera que el film se revela como una obra sobre el compromiso y el sacrificio. Un argumento un tanto convencional pero realizado mucho cuidado estético por Nanovic, con trabajadas composiciones visuales que suponen el mayor aliciente narrativo de la película.
82. Laugh, Clown, Laugh (Herbert Brenon, 1928) - 6
Lon Chaney interpreta en este film a un payaso que junto a su compañero de número acogen a una niña/bebé que ni siquiera parece hablar todavía. El caso es que con el transcurrir de los años, la niña se convierte en Loretta Young, de manera que el payaso acaba enamorado de su propia hija (adoptiva o acogida), circunstancia que alimenta esa vena tragicómica tan típica de estas figuras circenses. Deviene en un payaso que no puede dejar de llorar, al tiempo que aparece un atractivo conde que no puede dejar de reír después de haberse encontrado fortuitamente con la chica, simpático contraste que acaba por conformar el triángulo sentimental que propone la película. El film termina siendo un drama de sentimientos inconfesables, de renuncias y sacrificios, donde la puesta en escena se centra mucho en cómo esas emociones erosionan a los personajes.
83. Only the River Flows (Wei Shujun, 2023) - 6,5
Un policial procedimental que nos sitúa en la China de mediados de los años noventa, donde un inspector investiga una serie de asesinatos bajo la presión de sus superiores. La película es en principio bastante típica dentro del género, con sus lugares aparentemente comunes, pero acaba derivando en una historia un tanto paranoide y alucinada. De hecho lo que menos me gusta es el sueño que tiene el protagonista, que no le queda muy allá a Wei, pero es la bisagra que nos hace pasar a otra fase de percepción del personaje. En todo caso me parece una obra construida con habilidad, con sentido estético y rítmico, un thriller que trata de no descansar sobre el golpe de efecto.
84. Die Todesschleife (Arthur Robison, 1928) - 6
Más payasos tragicómicos silentes que temen declararse a jovencitas, en este caso porque el protagonista está convencido de que ninguna chica le tomará en serio por su profesión, así que cuando conoce a una joven que ha escapado del mujeriego acróbata del circo, oculta su verdadera identidad e inicia una relación con ella. Todo bastante previsible y personajes de muy limitado interés. Lo más jugoso es la puesta en escena, muy cuidada por Robison con la inestimable ayuda del mítico operador de la UFA Carl Hoffmann. Lucen en particular los planos con espejos, tan bien compuestos, tan estéticos.
85. L'agonie de Jérusalem (Julien Duvivier, 1927) - 5
El gusto por la beatería que mostraba Duvivier en su etapa muda, y que profundizaría en la posterior La vie miraculeuse de Thérèse Martin, deparó quizás sus peores obras. El planteamiento de ésta tenía cierto potencial, con un joven a quien su familia cree estudiando en París pero que en realidad dirige un movimiento anarquista y ha pasado por la cárcel. El hecho de que su familia se haya retirado a vivir a Palestina, al Monte de los Olivos nada menos, y que él ordene un atentado terrorista en la región, podría dar cierto juego, pero en el momento de quedarse ciego tras un altercado en París ya nos sugiere el trayecto epifánico que seguirá. A favor de la película, que los exteriores están rodeados en la misma Palestina. Las visiones de pasajes religiosos que acometen al protagonista propician algunos montajes de cierta audacia que han envejecido regulero, y en general el film acaba desprendiendo un acusado tufillo a homilía.
86. Das Lehrerzimmer (Ilker Çatak, 2023) - 6
Un thriller escolar sobre una profesora cuyo mundo laboral amenaza con derrumbarse cuando acusa a una de las secretarias del instituto, también madre de uno de sus alumnos, de robarle dinero. La trama avanza muy calculada para conseguir describir los problemas en los que se va enmarañando la protagonista y el correspondiente agobio que lleva aparejada su situación. Entiendo que pretende hablar de la fina línea que deben recorrer los profesores en las interacciones con alumnos, padres y colegas (extensible con muchos matices a cualquier persona en un contexto humano múltiple) para no acabar envueltos en situaciones sin salida. Pero también deja la impresión que se impone un poco ese desarrollo sobre el personaje, sus circunstancias y sus decisiones. El instituto donde transcurre la acción y las clases dejan una sensación un poco de pegote, pero es una obra efectiva en su manera de construir desasosiego. Por momentos me he acordado de Jagten de Thomas Vinterberg, aunque no es tan visceral ni la protagonista llega a tener nunca esa condición de víctima absoluta que alcanzaba el personaje interpretado por Mads Mikkelsen.
87. El puño de hierro (Gabriel García Moreno, 1927) - 5
Film mexicano ambientado en el mundo de la droga, a donde amenaza con caer el marido de una ranchera. Veo influencias de Feuillade, con la presencia de organizaciones delictivas, disfraces para mutar identidades, guaridas y trampillas, o los dos investigadores de corte tan naíf. Además, su puesta en escena dista de lucir particularmente moderna para el momento de su producción. Pero lejos de la agilidad narrativa del francés, a esta obra le cuesta evolucionar, transitar escenas y situaciones con un poco de chispa. Al final, se queda en un curioso cuento admonitorio para alertarnos de los peligros de las sustancias estupefacientes.
88. Le miroir à deux faces (André Cayatte, 1958) - 5,5
Exponente bastante claro del cine académico francés de los años cincuenta, se trata de un drama protagonizado por un mediocre profesor de matemáticas con la sensibilidad de un muro de cemento y por la mujer con la que elige casarse, un patito feo que le da seguridad afectiva. Pero ella sí es sensible, incluso soñadora, y cuando se le presenta la posibilidad de recibir gratis una cirugía estética, la acaba haciendo a espaldas de su marido, quien de resultas acaba dando rienda suelta a toda su inseguridad. El film habla precisamente de inseguridades, de cómo la apariencia puede determinar las relaciones interpersonales, también de la posesividad matrimonial. Los personajes, su evolución y el retrato que hace de ellos Cayatte, me parece que adolece de falta de densidad, especialmente de todos los que no son la protagonista operada. Ella regala algún momento de cierta intensidad dramática que funciona especialmente bien, asociado con la renuncia, donde se puede entrever la posibilidad de esas otras vidas que nunca parecen capaces de materializarse. La puesta en escena cumple sin más para una obra que se deja ver.
89. The Sheriff of Fractured Jaw (Raoul Walsh, 1958) - 5
Comedia western sobre un inglés que llega a un pueblo del Oeste en plena guerra de ganaderos al objeto de venderles armas. El humor se basa en el uso de la casualidad y el equívoco para salir bien parado de multitud de situaciones. Y por otro lado tiene su deriva romántica con la dueña del establecimiento hostelero local que interpreta Jayne Mansfield, bastante apropiada para el tono caricaturesco que toma la película. El humor es un poco básico, ingenuo incluso, explotando los tópicos de un género que ya de por sí suele ser una colección de los mismos.
90. Páter Vojtech (Martin Fric, 1929) - 6,5
Todo un culebrón que nos ofrece por un lado el sacrificio del amor de un joven al deseo de su moribunda madre para que se haga cura, por otro lado la dualidad entre la bondad de este personaje y un hermano todo maldad que cree haber matado a un vecino del pueblo y se las arregla para huir haciendo creer a todos que ha muerto, e incluso el morbo provocado por el posterior casamiento del padre con la que era la enamorada del hijo cura, y que provocará al regreso de este último momentos de tentación pecaminosa. Lejos de la comedia que cultivaría infatigablemente en el sonoro (y que cuando aquí asoma queda un poco chusca), Fric entregaba un intenso drama de renuncia que atesora algunos momentos poderosos, como la ordenación sacerdotal del protagonista, donde la puesta en escena y la imaginería religiosa pesan sobre su figura como una condena, o como la escena durante la tormenta (que es metereológica pero por supuesto también interior a los personajes) en la que la ahora ya madrastra se acerca llena de deseo a su antiguo amor, ahora hijastro cura, con el tratamiento visual casi de película de terror. No todo el film mantiene el nivel y el trazo de algunos personajes, sobre todo el hermano, pecan de cierto grosor, pero el resultado en general es más que estimable. Como curiosidad, sus dos principales protagonistas masculinos fueron notorios directores checos, Kalrel Lamac y Josef Rovensky.
Un saludo.