Ésta es la historia del mucho menos legendario Robert “Bubbles” Hawkins.
Danger, Will Robinson
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Ésta no es la historia del legendario entrenador Will Robinson.
Ésta es la historia del mucho menos legendario Robert “Bubbles” Hawkins.
Ésta es la historia del mucho menos legendario Robert “Bubbles” Hawkins.
Bob Hawkins nació en Detroit el 30 de junio de 1954, justo a tiempo para formar parte de la edad de oro del baloncesto de formación en Michigan. La competencia era tan alta que el equipo de su instituto, los Doughboys de Pershing High, solo habían conseguido conquistar un único campeonato estatal en 1967 a pesar de contar con uno de los mejores entrenadores del estado como Will Robinson, y con futuras estrellas de la NBA como Ralph Simpson y Spencer Haywood.
Nada hacía pensar que los Doughboys fuesen a repetir campeonato en la temporada 1969-70. El gran favorito era el instituto de Pontiac Central, imbatido toda la temporada de la mano de su gran estrella, “Campy” Russell. Los únicos que podrían plantarles cara serían Floyd Haywood (hermano de Spencer) y Lindsay Hairston (futura estrella del baloncesto francés) en Detroit Kettering, aunque el corresponsal del Detroit Free Press apostaba por el bloque de los Ferndale Eagles. Desde luego no los Pershing High Doughboys, que habían perdido a sus tres seniors en enero cuando se graduaron anticipadamente, en especial a Paul Seal, que había formado parte del equipo campeón de 1967 y era el jugador más destacado de la plantilla aunque su punto fuerte fuese el fútbol (el otro fútbol). No en vano, Seal triunfaría como tight end en la Universidad de Michigan antes de jugar cinco años en la NFL. Con su quinteto titular diezmado, Robinson tuvo que recurrir a los suplentes, entre los que destacaba un chaval de quince años llamado Robert Hawkins. “He WILL be a good ballplayer … but he’s got a long way to go yet and he’s got a lot to learn.” Seguramente tampoco ayudaba saber que Robinson seguía en el instituto porque no le quedaba más remedio, después de que la Universidad de Detroit retirase la oferta que le había hecho como entrenador jefe, según rumores por presiones relacionadas con el hecho de que Robinson era negro por parte de madre. Y de padre. Y de tíos, abuelos, primos y concuñados. En fin, que Pershing High había sumado cuatro derrotas durante la temporada, y nadie contaba con ellos.
Los Doughboys basaban su juego en la tripleta formada por el pase Phil Paige, que probablemente no alcanzara su altura oficial de 1.67, el alero anotador Bob Hawkins, y el pívot de dos metros Carl Harper, y con ese equipo ganaron sus primeros dos partidos del torneo para plantarse en la final regional contra los Ferndale Eagles. Los Eagles habían sufrido más de lo esperado en sus primeras dos rondas, pero abrieron el marcador con un claro 8-0 y parecían ir camino de una victoria cómoda cuando Hawkins tomó el control del partido gracias a sus famosas penetraciones en las que parecía ir flotando hacia la canasta, lo que era el origen de su apodo “burbujas”.
Nada hacía pensar que los Doughboys fuesen a repetir campeonato en la temporada 1969-70. El gran favorito era el instituto de Pontiac Central, imbatido toda la temporada de la mano de su gran estrella, “Campy” Russell. Los únicos que podrían plantarles cara serían Floyd Haywood (hermano de Spencer) y Lindsay Hairston (futura estrella del baloncesto francés) en Detroit Kettering, aunque el corresponsal del Detroit Free Press apostaba por el bloque de los Ferndale Eagles. Desde luego no los Pershing High Doughboys, que habían perdido a sus tres seniors en enero cuando se graduaron anticipadamente, en especial a Paul Seal, que había formado parte del equipo campeón de 1967 y era el jugador más destacado de la plantilla aunque su punto fuerte fuese el fútbol (el otro fútbol). No en vano, Seal triunfaría como tight end en la Universidad de Michigan antes de jugar cinco años en la NFL. Con su quinteto titular diezmado, Robinson tuvo que recurrir a los suplentes, entre los que destacaba un chaval de quince años llamado Robert Hawkins. “He WILL be a good ballplayer … but he’s got a long way to go yet and he’s got a lot to learn.” Seguramente tampoco ayudaba saber que Robinson seguía en el instituto porque no le quedaba más remedio, después de que la Universidad de Detroit retirase la oferta que le había hecho como entrenador jefe, según rumores por presiones relacionadas con el hecho de que Robinson era negro por parte de madre. Y de padre. Y de tíos, abuelos, primos y concuñados. En fin, que Pershing High había sumado cuatro derrotas durante la temporada, y nadie contaba con ellos.
Los Doughboys basaban su juego en la tripleta formada por el pase Phil Paige, que probablemente no alcanzara su altura oficial de 1.67, el alero anotador Bob Hawkins, y el pívot de dos metros Carl Harper, y con ese equipo ganaron sus primeros dos partidos del torneo para plantarse en la final regional contra los Ferndale Eagles. Los Eagles habían sufrido más de lo esperado en sus primeras dos rondas, pero abrieron el marcador con un claro 8-0 y parecían ir camino de una victoria cómoda cuando Hawkins tomó el control del partido gracias a sus famosas penetraciones en las que parecía ir flotando hacia la canasta, lo que era el origen de su apodo “burbujas”.
Tight end significa culo prieto.
Hawkins terminó el partido con 39 puntos, bien secundado por Harper con 19 puntos y 17 rebotes, y Pershing High dio la gran sorpresa al eliminar a Ferndale. Como curiosidad, otro de los eliminados en una final regional distinta fue el instituto de George Gervin, entonces apodado “twiggy”. A pesar de ello, no pasaba de anécdota y su cruce de cuartos contra Fordson se consideraba básicamente un partido de “teloneros” antes del plato fuerte que se jugaría a continuación, nada menos que la final anticipada entre Pontiac Central y Kettering. Toda la atención se centró en ese partido, que respondió a las expectativas con una apurada victoria de Pontiac Central por 76-73 a pesar de la lesión de “Campy” Russell, gracias a una canasta accidental desde más de veinte metros en los últimos segundos cuando el base del equipo intentaba un pase largo a Russell. Por su parte, Pershing eliminó a Fordson con Will Robinson disfrazado de Mario Pesquera en su etapa Caja de Ronda, ya que los cinco titulares jugaron los 40 minutos enteros, con 24 puntos de Harper y 15 para Hawkins y Paige.
Eso dejaba a la “final four” como lo que parecía un pasillo triunfal para Pontiac Central, ya que los otros tres contendientes eran tres “cenicientas” que se habían colado en semifinales contra pronóstico. De nuevo, era la semifinal entre Pontiac Central y Garden City West la que se presentaba como otra final anticipada, algo que se vio confirmado cuando Pershing ganó su semifinal sin apenas esfuerzo, con 31 puntos de “Bubbles” Hawkins y 24 puntos y 17 rebotes de Carl Harper. Por si fuera poco, justo antes de la finalísima salió la Universidad de Illinois State, go you Redbirds, anunciando la contratación del entrenador Will Robinson para la temporada siguiente. Justo lo que necesitaba el equipo para concentrarse.
La final comenzó con “Campy” Russell decidido a cumplir los pronósticos, y puso un 10-4 en el marcador que provocó el primer tiempo muerto de Will Robinson. Sin embargo, a partir de ahí el juego al poste de Harper (24 puntos) inició la remontada, a la que se sumó Phil Paige (19 puntos) en el segundo cuarto. En los últimos minutos, dos tiros libres y un palmeo de “Bubbles” Hawkins, que sería el máximo anotador de la final con 28 puntos, dieron una ventaja corta pero suficiente para los Doughboys, que se alzaron con el trofeo con una victoria por 86-81.
Eso dejaba a la “final four” como lo que parecía un pasillo triunfal para Pontiac Central, ya que los otros tres contendientes eran tres “cenicientas” que se habían colado en semifinales contra pronóstico. De nuevo, era la semifinal entre Pontiac Central y Garden City West la que se presentaba como otra final anticipada, algo que se vio confirmado cuando Pershing ganó su semifinal sin apenas esfuerzo, con 31 puntos de “Bubbles” Hawkins y 24 puntos y 17 rebotes de Carl Harper. Por si fuera poco, justo antes de la finalísima salió la Universidad de Illinois State, go you Redbirds, anunciando la contratación del entrenador Will Robinson para la temporada siguiente. Justo lo que necesitaba el equipo para concentrarse.
La final comenzó con “Campy” Russell decidido a cumplir los pronósticos, y puso un 10-4 en el marcador que provocó el primer tiempo muerto de Will Robinson. Sin embargo, a partir de ahí el juego al poste de Harper (24 puntos) inició la remontada, a la que se sumó Phil Paige (19 puntos) en el segundo cuarto. En los últimos minutos, dos tiros libres y un palmeo de “Bubbles” Hawkins, que sería el máximo anotador de la final con 28 puntos, dieron una ventaja corta pero suficiente para los Doughboys, que se alzaron con el trofeo con una victoria por 86-81.
Sin Will Robinson a los mandos, el instituto de Pershing High no volvió a competir por el campeonato estatal. Claro que eso hizo aún más fácil que “Bubbles” Hawkins se centrara en sus estadísticas individuales, algo que ya era de por sí su tendencia natural y que lo llevó a que en 1972 lo eligieran para el primer equipo del Parade All America Boys Basketball Team, que en esta época era prácticamente el único reconocimiento que podían recibir los jugadores de instituto a nivel nacional. [Hay que aclarar, sin embargo, que 1972 fue el año en el Parade amplió los equipos ideales, clasificados de primero a cuarto, pasando de cinco jugadores cada uno a diez.] Por tanto, no es de extrañar que al terminar el curso anunciara su intención de acudir a Illinois State, redbirds are go, para reencontrarse con Will Robinson y con Carl Harper, que había dado el salto un año antes.
Es posible que ya supiera que el campeonato estatal de baloncesto de la MHSAA sería el punto más alto de su carrera.
Es posible que ya supiera que el campeonato estatal de baloncesto de la MHSAA sería el punto más alto de su carrera.
Qué bueno, meej.
Los Redbirds de Illinois State eran un equipo semi-independiente de nivel no más que regulero debido a su dependencia extrema de su estrella Doug Collins. Collins era un escolta anotador considerado de los mejores jugadores universitarios de su promoción, y acababa de regresar de los Juegos Olímpicos de Múnich’72 en los que según él sus dos tiros libres habían certificado la enésima victoria estadounidense, y punto pelota. Poseía el récord de anotación de la universidad con 55 puntos, y en esa misma temporada lo batiría con 57 puntos frente a LSU – New Orleans, aunque en ocasiones no se tiene en cuenta al tratarse de un rival no ranqueado que básicamente jugaba partidos de solteros contra casados. Como era de esperar, “Bubbles” Hawkins se adaptó inmediatamente a su papel de secundario, centrándose en labores de defensa y rebote mientras dejaba la anotación para la estrella del equipo.
Todas las estatuas de baloncesto dan mal rollo.
No te lo habrás creído, ¿verdad? Hawkins debutó con 16 puntos y 6 rebotes, y durante toda la temporada intentó en vano competir con Doug Collins por la anotación (Collins terminó con una media 26 puntos por partido, más del doble que “Bubbles”). En un incidente que se haría famoso, Bob Hawkins le arrebató a Doug Collins el balón en un contraataque en el que iban los dos solos – aunque es justo mencionar que hay una versión menos escandalosa de esta historia en la que simplemente Hawkins llevaba el balón y se negó a pasárselo a Collins, a pesar de que era el partido de despedida de éste último.
Todas las estatuas de baloncesto dan mal rollo.
No te lo habrás creído, ¿verdad? Hawkins debutó con 16 puntos y 6 rebotes, y durante toda la temporada intentó en vano competir con Doug Collins por la anotación (Collins terminó con una media 26 puntos por partido, más del doble que “Bubbles”). En un incidente que se haría famoso, Bob Hawkins le arrebató a Doug Collins el balón en un contraataque en el que iban los dos solos – aunque es justo mencionar que hay una versión menos escandalosa de esta historia en la que simplemente Hawkins llevaba el balón y se negó a pasárselo a Collins, a pesar de que era el partido de despedida de éste último.
Otro que lo esta siguiendo con mucho interes
Ya esta a la venta "La mujer que visitaba su propia tumba. Una Historia de Manchukuo", una parte desconocida de la historia Segunda Guerra Mundial y Japon
https://dokodemodoorblog.com/2019/10/26 ... pia-tumba/
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Libre ya de la presencia de Collins la temporada siguiente, “Bubbles” Hawkins se fue a unos promedios de 18 puntos, 6 asistencias y 4 rebotes, que culminaron en una explosión anotadora frente a Northern Illinois en la que se fue a los 58 puntos. Sí, exactamente uno más que el récord establecido por Doug Collins un año antes. Casualidad, supongo. En la temporada siguiente, la 1974-75, la llegada del pívot Jeff Wilkins (futuro jugador de los Utah Jazz y del Ten Sur en Primera B) procedente de un community college y en general la mejora del equipo hizo que sus números se resintieran un tanto, para terminar con 14 puntos y 5 rebotes por partido.
Al terminar la temporada, el equipo recibió un duro golpe anímico cuando Will Robinson anunció su retirada de los banquillos para incorporarse como ojeador (podemos llamarlo “ojeador jefe” con toda tranquilidad, ya que en esta época las franquicias de la NBA tenían un único ojeador así que era el jefe y todos los indios) de los Detroit Pistons, donde con el tiempo se convertiría en la mano derecha de Jack McCloskey. Años más tarde Robinson reconoció que el motivo fundamental de su retirada fue su agotamiento mental y anímico de tener que bregar constantemente con el racismo imperante en el baloncesto sureño, donde muchas universidades se negaban a jugar partidos contra un equipo dirigido por un negro, y donde los arbitrajes habrían hecho llorar de alegría a un aficionado griego de los ochenta.
Fuera como fuese, es probable que ese motivo impulsara a “Bubbles” Hawkins a presentarse al draft de la NBA de 1975 a pesar de que aún le quedaba un año de elegibilidad universitaria.
Ojalá el foro no muera nunca, aunque solo sea por hilos como este. Gracias meej, hacía tiempo que no nos deleitabas con ninguno.
Como decía aquel, yo he venido aquí a hablar de mi libro: Matemáticas y deporte.
Qué duras son las esperas.
He leído descripciones de su decisión de presentarse al draft como un error de juicio coronado por un fracaso, pero no estoy del todo de acuerdo. Primero porque creo que su decisión vino provocada por la retirada de Will Robinson y no tanto por su sanísima opinión sobre sus virtudes deportivas, y segundo porque dentro de lo que cabe no le salió tan mal. Cayó hasta la tercera ronda, pero en esta época eso no garantizaba el desastre. Más de la mitad de los jugadores de esa ronda llegaron a debutar en la NBA, y entre ellos estuvo “Bubbles” Hawkins, que aguantó toda la temporada e incluso tuvo una breve aparición en playoffs.
“Bubbles” Hawkins es el nº 12. Se le ve contento.
El problema fue que el equipo que lo eligió fueron los Golden State Warriors, lo que para ser exactos era tres problemas: 1 – se trataba del vigente campeón, 2 – basaba su juego ofensivo en el perímetro, en especial Rick Barry pero también Jamaal Wilkes y Phil Smith, y 3 – los Warriors acababan de elegir a Gus Williams “the Wizard”, otro escolta anotador de nivel muy superior, en segunda ronda. Todo eso significaba que el perímetro del equipo estaba superpoblado de buenos jugadores, y Hawkins se vio enterrado como duodécimo jugador de la plantilla, por detrás del veterano Jeff Mullins y obligado a conformarse con solo 165 minutos en toda la temporada incluidos playoffs. Una cifra que según el propio jugador era incluso engañosa, porque la estadística redondeaba a minutos completos cualquier aparición en cancha, por lo que si jugaba digamos minuto y medio la estadística le sumaba dos. Su tiempo real en juego había sido aún más escaso, aunque increíblemente le bastó para anotar 136 puntos, casi a punto por minuto. Aguantó toda la pretemporada de 1976, batallando por un puesto con Marshall Rogers, el mejor anotador universitario de la temporada (36,8 puntos por partido en Pan American University), al que los Warriors acababan de elegir en segunda ronda. Al final el vencedor fue Rogers y a “Bubbles” lo cortaron el día antes de empezar la temporada, aunque sería engordar para morir: Marshall Rogers ratificó las dudas generalizadas sobre su capacidad de anotar en profesionales, y fue cortado a principios de diciembre.
“Bubbles” Hawkins es el nº 12. Se le ve contento.
El problema fue que el equipo que lo eligió fueron los Golden State Warriors, lo que para ser exactos era tres problemas: 1 – se trataba del vigente campeón, 2 – basaba su juego ofensivo en el perímetro, en especial Rick Barry pero también Jamaal Wilkes y Phil Smith, y 3 – los Warriors acababan de elegir a Gus Williams “the Wizard”, otro escolta anotador de nivel muy superior, en segunda ronda. Todo eso significaba que el perímetro del equipo estaba superpoblado de buenos jugadores, y Hawkins se vio enterrado como duodécimo jugador de la plantilla, por detrás del veterano Jeff Mullins y obligado a conformarse con solo 165 minutos en toda la temporada incluidos playoffs. Una cifra que según el propio jugador era incluso engañosa, porque la estadística redondeaba a minutos completos cualquier aparición en cancha, por lo que si jugaba digamos minuto y medio la estadística le sumaba dos. Su tiempo real en juego había sido aún más escaso, aunque increíblemente le bastó para anotar 136 puntos, casi a punto por minuto. Aguantó toda la pretemporada de 1976, batallando por un puesto con Marshall Rogers, el mejor anotador universitario de la temporada (36,8 puntos por partido en Pan American University), al que los Warriors acababan de elegir en segunda ronda. Al final el vencedor fue Rogers y a “Bubbles” lo cortaron el día antes de empezar la temporada, aunque sería engordar para morir: Marshall Rogers ratificó las dudas generalizadas sobre su capacidad de anotar en profesionales, y fue cortado a principios de diciembre.
Que tremendamente cutres era las fotos oficiales de equipo en los 70. Lo mismo la hicieron con una Polaroid y todo
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Parecen todos actores de blaxploitation.
Por cierto, creo que no da para historia pero es curioso lo de Marshall Rogers, un anotador superlativo en universidad al nivel de un Pete Maravich, al que no respetaba ni blas. Cayó a segunda ronda del draft, jugó aproximadamente lo mismo que Bubbles (el post anterior contiene un error; los Warriors efectivamente lo cortaron en diciembre, pero lo volvieron a contratar en enero y terminó la temporada), no encontró hueco en ningún otro equipo... incluso cuando participó en las pruebas para el equipo olímpico de 1976, Dean Smith lo largó a las primeras de cambio, diciendo que no tenían sitio para gente que solo sabía meter puntos en uno contra cinco.
No es algo a posteriori, en su misma época nadie le tenía el más mínimo respeto a pesar de promediar casi 37 puntos por partido en su año senior. Es posible que le pasara factura la historia de Ricky Mount unos años antes.
No es algo a posteriori, en su misma época nadie le tenía el más mínimo respeto a pesar de promediar casi 37 puntos por partido en su año senior. Es posible que le pasara factura la historia de Ricky Mount unos años antes.
No tuvo hueco en Europa? Cuenta un poco lo de Ricky Mount por favor
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De Rick Mount habla Terry Pluto en su libro sobre la ABA. Típico jugador de Indiana hijo de un entrenador obsesionado que lo ponía a jugar casi desde la cuna, fue creo el máximo anotador del país en instituto y luego uno de los mejores en Purdue. Pero cuando lo fichó la ABA se vio que era lento, no defendía, no sabía botar, y no tiraba bien si le punteaban el tiro. Lo único que sabía hacer era salir del bloqueo y tirar solo, ahí las metía todas. Pasó por varios equipos e incluso fue campeón con los Pacers, pero siempre de suplente. Sus números engañan, lo ves que promediaba 15 puntos y parece que tal, pero luego te fijas y era el sexto o séptimo anotador del equipo porque en la ABA nadie defendía y se metían muchísimos puntos. Encima siempre había sido la estrella, así que se peleaba con los entrenadores y con los compañeros. Acabó volviendo a su pueblo, peleado hasta con Purdue.
Ese tipo de jugadores no solían tener hueco en Europa. Billy Ray Bates pasó por Europa antes de irse a las Filipinas, y fue en la potente liga suiza. Le dio tiempo a meterle como 60 puntos al Real Madrid, eso sí.
Ese tipo de jugadores no solían tener hueco en Europa. Billy Ray Bates pasó por Europa antes de irse a las Filipinas, y fue en la potente liga suiza. Le dio tiempo a meterle como 60 puntos al Real Madrid, eso sí.
“Bubbles” Hawkins volvió a la pista del Lasky’s Recreation Center en la Fenelon Street de Detroit, donde entrenaban otros jugadores que como él buscaban equipo. Poco a poco todos fueron encontrado acomodo, y Hawkins se vio solo o, aún peor, acompañado por curiosos que no paraban de preguntarle qué había pasado con su carrera. Hizo llamadas infructuosas a Los Angeles Lakers y a los Denver Nuggets, pero solo los Buffalo Braves mostraron un ligero interés que no llegó a nada. En diciembre decidió tirar la toalla y buscó trabajo en los Juzgados de Detroit, a los que se incorporaría en enero como repartidor, encargado de entregar notificaciones y trasladar documentos.
El 15 de diciembre de 1976 “Bubbles” Hawkins estaba en el apartamento de su amigo Eric Money, el base suplente de unos Pistons que esa noche recibirían a su antiguo equipo, los Warriors, cuando recibió una llamada de su hermano diciéndole que un tal “Melky no sé qué” estaba intentando ponerse en contacto con él. Se trataba de Bill Melchionni, ex-jugador y Assistant General Manager* de los New York Nets, que habían empezado la temporada con solo tres jugadores de perímetro (“Tiny” Archibald, “Super” John Williamson, y Al “copa korac” Skinner) y buscaban un refuerzo barato. “Bubbles” le dijo que salía inmediatamente para Nueva York, a lo que Melchionni le respondió que con que llegara al día siguiente era suficiente.
“Hoy”, contestó Hawkins.
* Assistant “to” the General Manager. Será relevante muy pronto.
El 15 de diciembre de 1976 “Bubbles” Hawkins estaba en el apartamento de su amigo Eric Money, el base suplente de unos Pistons que esa noche recibirían a su antiguo equipo, los Warriors, cuando recibió una llamada de su hermano diciéndole que un tal “Melky no sé qué” estaba intentando ponerse en contacto con él. Se trataba de Bill Melchionni, ex-jugador y Assistant General Manager* de los New York Nets, que habían empezado la temporada con solo tres jugadores de perímetro (“Tiny” Archibald, “Super” John Williamson, y Al “copa korac” Skinner) y buscaban un refuerzo barato. “Bubbles” le dijo que salía inmediatamente para Nueva York, a lo que Melchionni le respondió que con que llegara al día siguiente era suficiente.
“Hoy”, contestó Hawkins.
* Assistant “to” the General Manager. Será relevante muy pronto.
No es nada fácil entender qué demonios estaban haciendo los New York Nets en el verano de 1976. Su situación económica era objetivamente desesperada, teniendo que pagar más de tres millones de dólares como canon para entrar a formar parte de la NBA procedentes de la ABA, y casi cinco millones más a los Knicks ($480.000 al año durante diez años) como compensación por “invadir” su territorio. Los Nets no tenían ocho millones de dólares, y la propuesta de enviar a Julius Erving a los Knicks a cambio de que les perdonaran la deuda fue rechazada de plano. Lo cual por cierto fue otro golpe genial de la siempre genial gerencia de los Knicks: como era de esperar, los Nets incumplieron casi inmediatamente los plazos para pagar esa descomunal deuda, y al final el tema se saldó con la marcha del equipo a New Jersey a cambio de que se la perdonaran, con lo que los Knicks se quedaron sin dinero y sin Julius Erving. Para entender lo que era la NBA en esta época hay que entender que toda esta negociación se realizó directamente entre los Knicks y los Nets, sin la participación del comisionado o de la oficina central de la liga, a pesar de que involucraba el traslado de una franquicia y hasta su posible desaparición por quiebra.
A pesar de su oferta a la desesperada, la verdad es que los Nets preferían una solución que no pasara por vender a Julius Erving, que era con diferencia su activo más valioso pero también el jugador que podía hacerlos competitivos en su nueva etapa NBA. La situación se planteaba como un examen tipo test, en el que las opciones eran:
a) Vender al Dr. J y pagar sus deudas.
b) No vender al Dr. J y ser competitivos.
El objetivo de los Nets era encontrar la respuesta c) a y b son correctas, pero con el tiempo y debido a sus acciones terminarían eligiendo la respuesta d) ninguna de las anteriores.
El movimiento que desató el desastre fue la decisión incomprensible de traer en un traspaso a “Tiny” Archibald de los Kings, un espectacular base que junto al doctor serviría para convertir a los Nets en candidatos a todo. El problema era que se trataba de un jugador con un importante historial de lesiones, y sobre todo que tenía un descomunal contrato garantizado de $450.000 al año. En el traspaso los Nets habían enviado a los Kings dos elecciones de primera ronda más el escolta Brian Taylor, al que acababan de renovar por cuatro años y $750.000 (es decir, unos $187.500 por temporada). Así que los Nets, una franquicia al borde de la bancarrota, acababan de adquirir casi $300.000 más de salarios al año.
Tiny Archibald comiéndose tremendo tapón de Mo Malone.
Aún peor, “Tiny” Archibald cobraba no solo más, sino mucho más que Julius Erving, cuyo salario oficial era de $275.000 por temporada pero que en realidad se acercaba más a los $350.000. El doctor había montado en cólera cuando los Nets se negaron a subirle el sueldo al llegar a la NBA, algo que según él era lo acordado pero que no aparecía en su contrato, y la llegada de un jugador cobrando más parecía rozar el insulto. El Dr. J se declaró en huelga, y los Nets se vieron obligados a traspasarlo, obteniendo mucho menos de su valor por las circunstancias y consiguiendo así quedarse sin su estrella y no recibir a cambio lo suficiente para hacer frente a sus deudas. Como dije, la opción d.
A pesar de su oferta a la desesperada, la verdad es que los Nets preferían una solución que no pasara por vender a Julius Erving, que era con diferencia su activo más valioso pero también el jugador que podía hacerlos competitivos en su nueva etapa NBA. La situación se planteaba como un examen tipo test, en el que las opciones eran:
a) Vender al Dr. J y pagar sus deudas.
b) No vender al Dr. J y ser competitivos.
El objetivo de los Nets era encontrar la respuesta c) a y b son correctas, pero con el tiempo y debido a sus acciones terminarían eligiendo la respuesta d) ninguna de las anteriores.
El movimiento que desató el desastre fue la decisión incomprensible de traer en un traspaso a “Tiny” Archibald de los Kings, un espectacular base que junto al doctor serviría para convertir a los Nets en candidatos a todo. El problema era que se trataba de un jugador con un importante historial de lesiones, y sobre todo que tenía un descomunal contrato garantizado de $450.000 al año. En el traspaso los Nets habían enviado a los Kings dos elecciones de primera ronda más el escolta Brian Taylor, al que acababan de renovar por cuatro años y $750.000 (es decir, unos $187.500 por temporada). Así que los Nets, una franquicia al borde de la bancarrota, acababan de adquirir casi $300.000 más de salarios al año.
Tiny Archibald comiéndose tremendo tapón de Mo Malone.
Aún peor, “Tiny” Archibald cobraba no solo más, sino mucho más que Julius Erving, cuyo salario oficial era de $275.000 por temporada pero que en realidad se acercaba más a los $350.000. El doctor había montado en cólera cuando los Nets se negaron a subirle el sueldo al llegar a la NBA, algo que según él era lo acordado pero que no aparecía en su contrato, y la llegada de un jugador cobrando más parecía rozar el insulto. El Dr. J se declaró en huelga, y los Nets se vieron obligados a traspasarlo, obteniendo mucho menos de su valor por las circunstancias y consiguiendo así quedarse sin su estrella y no recibir a cambio lo suficiente para hacer frente a sus deudas. Como dije, la opción d.
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Fecha actual 27 Abr 2024, 08:04